BAQUIANA – Año XXV / Nº 129 – 130 / Enero – Junio 2024 (Reseña I)

LA POESÍA PUEDE SER UN ARTE DE ENHEBRAR

 por

 

Virgilio López Lemus

 


EL ARTE DE ENHEBRAR de Alexis Soto Ramírez PORTADA - 252X430

 Ediciones La Mirada
Las Cruces, Nuevo México, EE. UU.
ISBN: 978-0-997196-06-1
98 páginas
(2023)

Un dramatismo envuelve los ensueños. Los poemas de El arte de enhebrar parecen versos tejidos (afín con el título del poemario) con un resplandor doloroso en la mirada. Diría un portugués que están hechos con saudades. El cubano Alexis Soto Ramírez (1967) tiene el don poético con cierto grado de temperatura alta, propia de la sensibilidad elegíaca. A veces parece que sus poemas han sido hechos para celebrar el ayer, lo dejado atrás, pero al modo de un ritual que incluye la queja, sutil a veces, estentórea otras. La autenticidad del poeta lo lleva a la sinceridad, no al disimulo. El espacio perdido (¿dónde está, qué se ha hecho?) no tiende a ser recordado con felicidad.

     Publicado por Ediciones La Mirada en 2023 (Las Cruces, Nuevo México, EE.UU.), el poemario El arte de enhebrar vive en la nostalgia como motivo central, pero no con un sentido trágico de la vida, sino que las palabras van cubiertas de una pátina propia del fluir nocturno, de la media luz de lo íntimo, desde un «yo» sujeto lírico que extiende su sensibilidad sobre el espacio, el tiempo, las cosas y otros seres, como en «Perros»:

 

en noches como esta los perros

recuerdan sus agravios

 

de sus pechos brumosos

como navajazos caen

interminables lamentos

 

Esa consonancia entre el animal y el ser humano frente a la nocturnidad, da la idea de que lo buscado no es precisamente la penumbra o las tinieblas, sino la luz. Al atardecer, el cuerpo penetra en la penumbra y exclama en «Luz»: «por fin te deshaces / luz // tu destello no dura / lo que un pensamiento». Pareciera que ese «pensamiento» está en busca de una luminosidad que la caída de la noche va ocultando. Es aproximadamente lo que ve el prologuista Enrique Bernales Albites cuando afirma lo siguiente: «El poeta nos hace entrar en un recinto donde los excesos expresivos y temáticos nos seducen y conmueven: la luz, el agua, la esplendidez de las palmeras, la reveladora oscuridad de las ideas y el arte de ingenio conforman la sólida arquitectura del sentido y del sentir que hallamos en cada texto». Cierto: en cada texto se nos revela una lucubración, un deseo de pensar, una reflexión que invierte el tono emotivo para convertirlo en intelectivo.

Sus breves versos libres desprovistos de toda rima, pero también de signos de puntuación, quieren en conjunto dar un lenguaje moderno a un libro que, sin dudas, pertenece a la tradición de la poesía del nocturno y del tono elegíaco. Ese camino lo podría conducir a la aseveración metafísica, pero Soto Ramírez se detiene en esos márgenes, en esos «ríos que van a dar a la mar» de la queja manriqueña. El autor pone en juego una intimidad aterida, inerme, pero a la vez decidora en su temblor sensible. Lo que capta no es mera nostalgia, sola búsqueda o desasosiego, pues la sensorialidad conduce hacia la belleza, hacia el acto bello que es el propio poema en su juego lexical, en su deseo de hallar o sustituir la belleza del espacio y del tiempo perdidos.

Esto último es una clave del poemario: la belleza, «o la destilación precisa de lo bello». El libro no resulta así un recipiente de lágrimas, sino una muestra del ser para la belleza que se siente nostálgico por un «más allá» tanto de la inmediatez como del espacio perdido. En la poesía cubana el mejor antecedente de este tipo de aprehensión lírica lo fue Julián del Casal, de «alma triste», como él mismo decía, pero en Soto Ramírez no se afianza el sentido un tanto trágico que podemos hallar en Casal, y sí la elección de la hora crepuscular, de la llegada de las sombras —en Casal, preámbulo de la muerte—. Esta última sombra no pasa al menos descarnadamente con su rumor de abismo por El arte de enhebrar.

La fineza con que el poeta ha enhebrado su libro es un regalo de lectura. No hay ni sombra de mal gusto tan frecuente en el día a día. No hay deseo de epatar con frases apocalípticas o con enunciados tenebrosos. En esa sombra que viene con la noche se encuentra una luminosidad del ser transido, pero a la vez fluyente, viviendo su circunstancia. Es bueno agradecerle esa mirada quieta más que inquieta, amable más que ruda, sin la sombra de la violencia. ¿Un poco contemplativa? Quizás. ¿Y por qué no? La mirada que captamos puede, sin embargo, complejizarse si nos tienta a indagar qué ha dejado detrás de sí el poeta, a qué espacio aplica su nostalgia. Muchos autores ven en la infancia una realidad, un paraíso perdido, pero no parece ser ese el sentido del poemario. A aquellas personas que han dejado tras de sí la casa propia para hallar otro bienestar material o incluso espiritual, este libro les hablará quedamente, sin sobresalto, sin grito.

La poesía puede ser un arte de enhebrar, de tejer a lo Penélope en espera de algo, de alguien, del príncipe azul o de hallar a la princesa dormida. La poesía puede develar esos actos de ternura. Ensarta versos, enfila sutiles mensajes, introduce la aguja donde duele, traspasa y va más allá del ritmo alegre de la eterna música danzable, gozosa y despreocupada, porque detrás de esa alegría suele haber un hombre o una mujer que posee el arte de enhebrar la nostalgia.

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VIRGILIO LÓPEZ LEMUS

Nació en Santi Spíritus, Cuba, (1946). Poeta, ensayista, traductor y critico literario. Es autor de libros de poesía, narrativa y ensayo. Es Doctor en Ciencias Filológicas de la Universidad de La Habana. Ha colaborado con diversas revistas de pensamiento crítico en España y Francia: Cul de Sac, Ekintza Zuzena, Raíces, Argelaga, Al margen, L’Inventaire, Ecologie & Politique, Réfractions, Tierra y Libertad. Ha publicado los siguientes libros: El pan de Aser, poesía (1987); La sola edad, poesía (1990); Cadernos de Otredade, poesía (1994); Cuerpo del día, poesía (2000); Un leve golpe de aldaba, poesía (2006); Las ilusiones renovables, ensayo, Muturreko Burutazioak, 2007. (Reeditado por El Salmón, 2022); El salario del gigante, novela (Pepitas de calabaza, 2011); La repoblación, novela (2013); Ensayos sobre la libertad en un planeta frágil (Ediciones El Salmón, 2014); Buenos días, Sísifo, novela (La Vihuela, 2014); Los primeros navegantes, relatos (Ediciones El Salmón, 2018); Primera y última tierra, novela (Ediciones La Vihuela, 2020); Libros en tiempos de miseria. De la lectura como forma de resistencia (Editorial Milvus, 2022), entre muchos otros. Ha traducido, por primera vez al castellano, una selección de textos de André Prudhommeaux, publicado en 2021 por las editoriales Milvus & El Salmón: La tragedia de Espartaco. Hacia una ecología libertaria (1949-1958).

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