BAQUIANA – Año XXV / Nº 129 – 130 / Enero – Junio 2024 (Cuento III)

UNA VEZ ABAJO NO SE OLVIDEN DE ENCOMENDARSE A DIOS

 

por

 

Alberto Roblest

 


*a los Chicanos activistas, profesores y artistas, por su legado

Era una escena extraña, especialmente para un día primero de mes y en lunes. El tipo le gritaba a Dios con toda la fuerza de sus pulmones, mirando hacia lo alto de los rascacielos, parecía desesperado.

Levanté la cabeza. Quizá nosotros, para los de arriba, en aquellas ventanas cerca del cielo, no éramos sino dos garabatos insignificantes, manchas moviéndose de un punto a otro. Todo lo insignificante.

Nos encontrábamos en Times Square, el mayor símbolo comercial del mundo, después de Tokio, y sitio obligatorio.

—¿¡Estás ahí!? —gritó nuevamente con voz en cuello. Giraba la cabeza mirando hacia arriba, sin que nadie se asomara por ninguna de aquellas miles y miles de ventanas, o por alguna de las nubes arriba de los rascacielos.

Me detuve, nadie más lo hizo. Lo observé.

—¡Hey, Dios . . . ¿me escuchas?! —lanzó a los cuatro vientos.

No parecía un homeless, tampoco un loco y ni siquiera otro de los miles de desquiciados que habitan esta ciudad, donde casi todo el mundo tiene algún problema de salud mental, al menos. Venía vestido con un traje azul marino, camisa azul clara y corbata a rayas, aunque con pantuflas y sin calcetines. Volvió a gritar con la cara enrojecida por el esfuerzo, ahora implorando.

—Dios, ¡estás ahí! ¡Respóndeme, carajo! —Tenía los ojos abiertísimos.

No sé sí pretendía que sus gritos alcanzaran el cielo, pero la verdad es que no pasaban siquiera al otro lado de la acera. Ya ustedes se imaginarán el escándalo de Nueva York. Autos, camiones, gente hablando en sus teléfonos, ruido de aviones, de máquinas, del todo en movimiento.

El tipo ignorado, para no decir tirado de a loco.

Lo miré detenidamente. Traté de imaginarlo. No se veía sucio. Bien podía ser un científico, un cura o un profesor de historia. ¿Qué le había llevado hasta ese punto? Quizá había perdido la razón de pronto, en camino a sus tareas diarias. Lo cual es completamente posible y a cualquiera puede pasarle. ¿Qué no? Caminé hasta la esquina. Se me hacía tarde.

El hombre cruzó la avenida con un grupo de gente como un peatón normal. Aunque una vez estando del otro lado de la calle, se detuvo, volvió a levantar la cabeza y a gritar a Dios lo más alto que pudo, buscándolo detrás de los rascacielos, como si de veras éste fuera a aparecerse. Lanzó un nuevo alarido consternado, esta vez llamándolo Señor. Se metió las manos en el bolsillo, caminó hasta la esquina. Regresó a la acera de donde había partido no hacía más de diez minutos. Arrastró los pies hacia mí lentamente, se detuvo a medio camino y volvió a lanzar un nuevo aullido al cielo, sin preocuparse de la presencia de nadie, completamente concentrado en su misión de comunicarse con Dios, al que buscaba con los ojos llenos de esperanza.

Busqué en los bolsillos de la chaqueta, encontré un par de billetes de dólar y caminé hacia la entrada del subway. Antes de desaparecer por las escaleras del metro en picada, volteé al cielo con esperanzas también . . . no fuera a ser que Dios lo estuviese escuchando . . . Y si era así, a mí que por lo menos me viera, aunque fuera por un par de minutitos.

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ALBERTO ROBLEST

Nació en la Ciudad de México (1962). Es artista digital, poeta, escritor, dramaturgo, profesor y cofundador de la organización Hola Cultura en Washington DC. Sus videos, instalaciones y arte digital han sido ampliamente exhibidos en festivales, museos, galerías y espacios de cultura. Como artista digital es autor de las compilaciones de video: La muerte de lo Analógico y El Arte de Existir que reúnen algo como 30 videos de arte. Como escritor es autor de los libros de cuentos: “Contra la Muralla”, e “Instantáneas Norteamericanas”. De la novela: “Collar de Orejas”, y de los libros de poesía: De la Ciudad y otras pequeñeces, Chicaneando, Del Silencio en las Ciudades, Ortografía para piromaníacos y De Entre los Signos el Diminutivo. Sus cuentos, reseñas y ensayos han sido publicados en revistas literarias y antologías. Como profesor universitario ha enseñado en las universidades: George Washington University, Catholic University of America; Emerson College, Massachusetts Bay Community College y Fisher Coller, entre otras universidades en los Estados Unidos, así como en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

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