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OLGA RUIZ TRINIDAD
Nació en Madrid, España (1976). Poeta y escritora, a partes iguales con su profesión como Arquitecta técnica e Ingeniera de la edificación. Residente en la actualidad en Toledo. Le interesa todo lo no convencional que respire a libertad. Ama cualquier expresión de arte como la más bella forma de migración de emociones y le encanta el descubrimiento de la poesía de lo cotidiano. Apuesta por la video poesía como la poesía del siglo XXI, recurso donde se fusionan todas las disciplinas. Ha ganado varios premios autonómicos e internacionales: “Comunicado de Prensa” del 1er Certamen Internacional del 2º Certamen InVentia de cuento; “Quiero ser Tu medio Melón “Del 2º Certamen Internacional InVentia de relato corto; Finalista Capítulo XII de la Novela “Voces para un Blues negro” de Roca Editorial. Ha sido seleccionada para una decena de antologías poéticas, tales como: Creatividad Internacional, Ciudad de Úbeda, Ciudad de Cabra, Poetas en Red, Cien poetas en Mayo, Voces del extremo. Además, ha colaborado en los libros solidarios: Proyecto Ilustratura, antologías de cuentos en la Editorial Acén y la Editorial Hipálage sobre la amistad, el amor, así como en el proyecto Aladina para recaudar fondos para niños enfermos de cáncer. Trabaja de forma activa en mesas de debate sobre el papel de la mujer en la cultura actual. Ha publicado los libros: Un desastre delicioso (2019) y Geometrías, poesía en estado sólido (2021).
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PERSPECTIVA
Siempre hay una geometría
compleja
en la nada.
Quizás: paciente espera,
aprendizaje consciente,
instintiva inspiración,
hasta descubrir la idea.
Y, después, esa idea
se define poco a poco en
soporte, línea y forma.
Realidad plástica del pintor.
Convencido, eso sí,
de la utilidad de la
belleza.
Entonces, esa nada primigenia
se viste de poesía.
Y los ojos aplauden.
Y las manos miran el lienzo
de otro modo:
con perspectiva.
HOGAR
He pensado construir un poema
como quien construye una casa.
Desde la necesidad y la utilidad
de sentirse protegido dentro.
El poema tendrá una cimentación adecuada,
una estructura perfecta, bien calculada.
Un tamaño…
ajustado, correcto, concreto.
Alejada de toda humedad.
Con buena acústica,
temperatura,
luz y ventilación.
Y un sótano para guardar secretos.
Y una buhardilla para echarme unos vuelos.
Solo eso.
Tardan mucho los versos releídos
en encontrar la estancia perfecta.
Tardan las pieles en encajarse
a los nuevos lugares.
También las palabras
necesitan el lugar perfecto
para emitirlas
y para recuperar sus resonancias.
Hoy construyo este poema,
como el refugio necesario,
como un paraíso encontrado.
El lugar donde irse y volver cada día
y ser por encima de todo,
el mejor hogar.
CONFIESO
Confieso que he acariciado
con mis vectores
tu piel
en circunferencias perfectas.
Mientras mi corazón estaba en
otro plano
orbitando muy lejos,
pensando huesos ajenos.
Confieso también que todo lo que soñamos
respira ya en un alba distinta
y que cada despertar
a tu lado es penoso y
un insulto a mi vida.
Mi pecado no es mirar para otro lado,
es transitar en lo observado
y no desearlo.
Morirse…
PIELES
En todas las pieles hay:
algo vivo,
algo sano,
algo herido
y algo muerto.
Sentir, ser consciente
de este bagaje de pieles y huesos
para disfrutar consciente de los
términos medios.
Toda piel tiene también líneas de viaje:
Cicatrices, se llaman.
Y suelen ser transparentes.
VACANTE
Tu voz murió en mí
conmovida por la palabra no dicha,
y un retumbar de pasos alejándose.
Me sujeté fuerte la entrepierna,
pero se abortaron de golpe todos nuestros poemas.
Un vacío terrible se anilló en mi útero muerto
y de ahí subió hacia mi norte y lo llenó todo de frío.
Ahora tengo una plaza vacante de amor verdadero.
Hago pruebas durísimas, no te creas.
Porque no quiero dar paso a nadie
que se te parezca lo más mínimo
ni me recuerde a ti.
Unos no comen carne y otros beben libros.
Y yo tengo una plaza vacante de amor verdadero.
LA ESENCIA DEL AGUA
Ningún agua quiere clausura.
Ama nacer fluyendo lenta, sonriente
y libre.
Correr cuenca abajo, gloriosa, alegre
y libre.
Llegar al mar, madura, experimentada
y libre.
Que clara y pura nace y muere.
Y, por elegir, prefiere la algarabía al silencio.
Pero, sobre todo, quiere
ser
libre.