BAQUIANA – Año XXIII / Nº 123 – 124 / Julio – Diciembre 2022 (Reseña I)

LA ESPADA MACEDONIA, DE ANDRÉS HERNÁNDEZ ALENDE

 

 por

 

Jorge Dávila Miguel

 


(RESEÑA) (1) LA ESPADA MACEDONIA por Jorge Dávila Miguel - 252 X 430

MUNDIEDICONES
Miami, Florida, EE.UU.
ISBN: 979-84-904-5076-4
161 páginas
(2021)

     La anécdota más famosa de Alejandro Magno, por lo simple y profunda al mismo tiempo, es la del Nudo Gordiano. Se dice que el joven conquistador, que en apenas 13 años creó un imperio desde Grecia hasta la India, se encontró en su paso, al invadir Frigia, con un enigma en el templo de Zeus. El rey Gordias había dejado allí un nudo complicadísimo, que como oráculo señalaría, como merecedor de conquistar el Oriente, a aquel que lo desatara. Alejandro conocía la historia y se acercó al templo, donde ya habían llegado antes muchísimos con la ilusión de desatarlo y marchado con la vergüenza de no haberlo conseguido.

     El joven Alejandro, en aquel momento de 22 años y al mando de las feroces tropas macedonias, dedicó unos momentos a mirar el nudo, hizo un par de intentos con sus manos, y se detuvo meditabundo. De pronto su mano derecha empuñó su corta espada —una kopis con cabeza de felino en su empuñadura curva— y con el balance apropiado de su brazo izquierdo, asestó tal golpe al nudo que, al hendirlo, aquella maraña inexpugnable saltó, cortada en dos para después quedar regada, indefensa, por el suelo del templo. “Cortarlo es lo mismo que desatarlo”, gritó Alejandro satisfecho, según el historiador Curcio Rufo, en aquel momento de genio.

     Andrés Hernández Alende reúne en su novela La Espada Macedonia dos épocas separadas por 2,300 años. Ambas unidas por la guerra, aunque también separadas por las intenciones y el genio conquistador. Una, la del Magno, nos recuerda las luces del imperio alejandrino, que impulsó por todo el Oriente los principios de la democracia griega, y la otra, motivada por cálculos económicos, alianzas políticas y una gran mentira, que arrasó con un dictador —quien antes había servido a la potencia que lo ejecutó— pero que sobre todo dejó cientos de miles de víctimas civiles. En Irak.

     La gran experiencia de Hernández Alende como periodista, editorialista de una parte, y su gran capacidad de narrador de ficción por la otra, le permiten aventurarse en un séptimo género narrativo, tal vez el más difícil de ellos, la mezcla de lo histórico, la ficción y la leyenda. En la lectura de La Espada Macedonia disfruté de encontrarme con esas tres fuentes. Porque a las tres el autor dotó con su talento narrativo, haciéndolas verosímiles en todo instante.

     Apolo Morgan y Matt Brenner (Paul Bremer, Enviado Presidencial de G.W. Bush a Irak) encarnan dos polos de la novela. Y entre la habilidad personal y mundana de Apolo, su toque refinado y justiciero, y el poder total militar y económico del gobernador Brenner, se desarrolla la apasionante trama de La Espada Macedonia, la firme e implacable espada kopis que el Magno empuñó en toda su conquista, desde Pella hasta Babilonia y con la que resolvió de un tajo implacable el gran imposible del Nudo Gordiano.

     Así, y con la importante existencia de tres apasionantes mujeres en la trama, la millonaria Margaret, la periodista Cristina y la hermosa Bahira, aparecen varios personajes, uno de ellos extremadamente misterioso: el Viejo, y todos apoyan a Apolo Morgan en su misión de intentar rescatar el kopis de Alejandro Magno de las manos del gobernador Brenner.

     Obviamente no voy a estropearles la lectura, impidiéndoles el placer de llegar a través de las peripecias de Apolo Morgan, al final de la novela, a la conclusión de lo que pasó y donde se encuentra La Espada Macedonia. Vale la pena leerla, para conocer el mágico y a la vez simple estilo del autor. Para entrever que los dramas, las tragedias, la belleza y la verdad, se pueden hilvanar en un texto que a la vez que nos interesa, puede cultivarnos. No teman, no es demasiada la historia, ni culturosas las referencias, ni es aburrido el presente ni excesiva la ficción en esta novela que el autor nos ha preparado. Solo les recomiendo que escojan un buen lugar de lectura, y que calmados abran la primera página, donde se encuentra un pensamiento de Aristóteles, quien fue el maestro de Alejandro. Y sigan hasta la primera página… “Decepcionado por las intrigas y las injusticias del mundo, Apolo Morgan, dueño de una incontable fortuna y residente en Nueva York, decidió retirarse…” Ya no podrán detenerse…

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JORGE DÁVILA MIGUEL

Nació en Santiago de Cuba (1949). Periodista. Es Licenciado en Periodismo desde 1973 y ha mantenido una carrera continuada en su profesión hasta la fecha. Ostenta posgrados en Ciencias de la Información Social y Medios de Comunicación Sociales. Es de nacionalidad cubana y ha recorrido casi todos los niveles y labores de su profesión, desde reportero hasta corresponsal extranjero en prensa plana y radial, así como productor ejecutivo en medios televisivos. Como columnista, Dávila Miguel ha sido premiado por la Asociación de Periodistas Hispanoamericanos y la Sociedad Interamericana de Prensa. Actualmente Dávila Miguel es columnista del Nuevo Herald, en la cadena McClatchy, en On Cuba News, así como analista político y columnista en CNN en Español.

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