LAZOS DE HUMO, DE ERNESTO RODRÍGUEZ ABAD
por
Myra M. Medina
Fue en la Feria del Libro de Miami del año 2019 en la que tuve el placer de conocer al escritor español Ernesto Rodríguez Abad cuando ambos coincidimos en presentar nuestras respectivas novelas. Lazos de humo es una novela que mayormente se sitúa en Santa Cruz de La Palma, Canarias, y sus personajes principales son Ismael, Lea, Álvaro y Celia. Entre éstos, forman dos triángulos amorosos, uno con tendencias místicas por lo menos en dos de los involucrados y el otro férreo que, por ende, empuja, hala y forja los acontecimientos de su entorno hasta que Lea y Celia concretizan su objetivo.
La trama de la novela es muy convencional hasta que se llega al final. El lector debe leer con cuidado o hasta releer el último capítulo para intuir qué es lo que acaba de suceder. Rodríguez Abad utiliza una técnica narrativa muy interesante, ya que el narrador utiliza a un autor implícito. En la obra, llegamos a un punto en la que el autor implícito es quien concibe la historia y el narrador el que articula las palabras asignadas por el autor implícito (Chatham, 84).
La historia en principio tiene como trasfondo el pueblo Manos de Oro que es descrito por el autor de la siguiente manera, “Visto desde lo alto parecía que caía hacia los acantilados. Surgía entre el mar y el cielo como si desafiara las leyes de la gravedad” (17). Manos de Oro es un lugar mítico, fantástico, carente de historia sobre su fundación. Es un lugar donde las mujeres vivían una vida de encierro. Subyugadas al no poder ser libres, no poder hablar en voz alta, su ocupación principal era “bordar, rezar, hechizar y cuchichear”. Así, las mujeres de este caserío habían encontrado una forma de sobrevivir. Lea, una joven muchacha de apenas 17 años, no se adaptaba a esta forma de vida regida por las normas impuestas por una sociedad patriarcal.
Por lo tanto, Lea decide dejar atrás esa vida de constante aislamiento que coartaba su libertad, y se marcha a Santa Cruz de La Palma a trabajar en una fábrica de tabaco. Allí conoce Lea a los demás personajes que componen el resto de la obra. Ismael es con quien primero se encuentra y quien también trabaja en la fábrica de tabaco. Lea, eventualmente, entabla una relación amorosa con Álvaro, el esposo de Celia y copropietario de la fábrica junto a su mujer. Lea con su personalidad no convencional, juventud y belleza evocaba diferentes sentimientos en los que la veían pasar. Al paso de los años, Lea se siente engañada por las promesas incumplidas de Álvaro y regresa a su pueblo, Manos de Oro, donde junto a una de las viejas del pueblo da inicio a un hechizo. Allí, bordando y rezando en silencio, Lea dice, “Si no es para mí sola, quiero que muera sin sufrimientos” (16).
Ismael es un joven cuyo interés estaba en la literatura. Su vida parecía abstraída en la fantasía de lo que leía. Ese mundo lo envolvía tanto hasta llegar, a veces, a pensar que algunos de los personajes literarios lo acompañaban, relatando sus aventuras. Como tenía buena voz y leía bien, consiguió trabajo como lector en la fábrica de tabaco. Una de las historias que leyó a los trabajadores tenía que ver con un pirata a quien le faltaba una mano, impidiéndole darles caricias a todas las mujeres de ese pueblo donde él era el único hombre. Al regresar de uno de sus viajes aventureros, el pirata llegó con una mano de oro, devolviéndole la vida a este pueblo con el nacimiento de niños como se puede apreciar en las siguientes líneas, “Nacieron niños y niñas que llenaron de risas al pueblo. Y algunos nacieron con manos de oro. Son los que crean y hacen florecer la vida allí donde llegan” (39).
Ismael tiene el poder de crear vidas paralelas y tener varias ocupaciones a la misma vez. Lea, cuyo nombre puede ser el imperativo formal del verbo “leer”, es la creación de Ismael y de quien él se enamora. Así como Pigmalión se enamora de la estatua que él había creado, Ismael se enamora de Lea. En este amor platónico, quizás, en su subconsciente sabía que no la podía tener, pero en su imaginación, ella llenaba ese espacio contemplativo. Lea, a su vez, también sentía una atracción particular hacia Ismael. Tal vez era una afinidad que se transportaba a través de las historias leídas por Ismael y cuyos temas él sabía le acariciaban el corazón a Lea.
Álvaro es un oportunista y manipulador que llegó a casarse con Celia, la hija del dueño original de la fábrica. Las infidelidades de Álvaro eran notorias y, para Celia, su vida matrimonial se tornaba silenciosa y distante. No obstante, la relación entre Lea y Álvaro se hacía más candente, aunque tenían personalidades muy diferentes. Él era una persona práctica y ella intrépida. Lea era una joven mujer con decisión y libertad, algo que no se ajustaba a las normas locales establecidas por los hombres. Ella misma le dice a Álvaro, “Los hombres necesitan tenerlo todo controlado. Tienes un pensamiento demasiado lógico. Yo quiero volar…” (73). Sin embargo, aún con estos pleitos, en asuntos carnales era como si Lea ejerciera un hechizo sobre Álvaro.
El tema de la libertad es explorado por Rodríguez Abad no solo con los personajes de Lea y Celia sino también con las historias del pirata de la mano de oro. En la literatura, los piratas han puesto en práctica su libre albedrío sin ataduras, buscando aventuras y riquezas. En las lecturas de Ismael sobre el pirata de la mano de oro, en un momento que el pirata comienza a sentir su libertad coartada, dice, “El pirata lloró solo apoyado de una roca negra. Necesitaba el mar y el viento…Un pirata sin libertad no existe” (132).
Rodríguez Abad utiliza un lenguaje rico y descriptivo, valiéndose de elementos literarios como el antropomorfismo o la personificación evidenciado en este ejemplo, “Algunas de sus palabras las arrastraba la brisa hasta el patio” (21). También en este otro caso relacionado con el engaño del moho azul y la carta que Celia lleva consigo, escribe, “Solo el papel que palpitaba en su bolso atrapaba su atención” (126). El día que Álvaro va a anunciar el cierre de la fábrica, ambas mujeres le entregan algo significativo. Lea le regala a Álvaro el pañuelo que le había bordado en Manos de Oro junto a la vieja y Celia procede a ofrecerle un puro como de costumbre; ambas concesiones tendrán un papel importante en el desenlace de esta historia.
La frase Manos de Oro ya sea en mayúscula por referirse a un nombre propio o en minúscula al referirse a un nombre común, se repite a través de la obra. El oro siempre se ha utilizado para simbolizar riquezas, poder. Dentro de las tradiciones culturales de algunas islas caribeñas, el oro era de primer interés para los piratas por su valor. Sin embargo, en la obra, el uso de la palabra “oro” otorga un poder que va más allá del poder terrenal porque simboliza tener la posibilidad de dar vida no solamente a través de la fecundación sino también a conceptos que han sido creados por la imaginación.
Lazos de humo, como su título lo expresa, bordea varios relatos en orden cronológico, siendo los de mayor relevancia aquéllos que conforman los dos triángulos amorosos. En éstos, el humo comienza como algo que une, acorrala o envuelve y luego se desvanece en el aire. El humo, en este caso, puede connotar una etapa transitoria o una relación poco estable debido a su condición de imperceptibilidad. No obstante, el lazo de humo que circunda al lector con esta historia permanece constante en la memoria.
“Si tú no me amas, yo te amo; y si yo te amo, ¡cuídate de mí!” (143).
Obras Citadas:
Chatham, Seymour. Coming to Terms: The Rhetoric of Narrative in Fiction and Film. Ithaca and London: Cornell University Press, 1990. Impreso
Rodríguez Abad, Ernesto. Lazos de humo. Santa Cruz de Tenerife: Diego Pun Ediciones, 2018. Impreso
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MYRA M. MEDINA
Nació en Santo Domingo, República Dominicana (1955). Es conferencista, ensayista, crítica literaria, traductora y profesora del Departamento de Inglés como Segundo Idioma y Lenguas Extranjeras del Miami Dade College, Recinto Norte. Su trayectoria profesional docente se ha desarrollado en inglés y español; es co-autora de textos para la enseñanza del inglés como segundo idioma y ha publicado material didáctico en inglés y en español. En sus funciones administrativas, ha sido directora del Departamento de Idiomas del Recinto Medical Campus y vice-decana de asuntos académicos del Recinto Kendall, Miami Dade College. Fue miembro del jurado de los prestigiosos premios Silver Knight Awards otorgados por The Miami Herald en la categoría de Lenguas Extranjeras. Ha sido destacada en las revistas Hispanic y Hispanic Outlook in Higher Education. Recibió los siguientes reconocimientos: American Express Endowed Teaching Chair, otorgado por el Miami Dade College; premio del National Institute for Staff and Organizational Development (NISOD) de la Universidad de Texas en Austin por su excelencia académica; fue incluida en el Modern Languages Alumni Honor Roll de Rhode Island College; se le concedió la promoción de Distinguished Professor en el Miami Dade College por su labor y trayectoria como catedrática en ese centro universitario; en el 2011 la asignación en el Fulbright Specialists Program en el área de Lingüística/TEFL; y en el 2013, el premio Outstanding Educator del Sunshine State TESOL. En el 2013, fue seleccionada como evaluadora de solicitantes del Fulbright en el área de Lingüística/TEFL. Es miembro del Consejo de Redacción de la Revista Literaria Baquiana y miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Sus artículos de crítica literaria, ensayos y narraciones han aparecido en diversos medios especializados en Estados Unidos y en el extranjero. Su novela El cambio de las estaciones (2018) ha sido presentada en varios foros locales, nacionales e internacionales como la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en México (CDMX) y la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo en República Dominicana.
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