BAQUIANA – Año XXIII / Nº 121 – 122 / Enero – Junio 2022 (Poesía IV)

FOTO SECCIÓN POETICA

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XIMENA GÓMEZ BECQUET

Nació en Bogotá, Colombia. Poeta, traductora y psicóloga. Su poesía se ha publicado en español en las revistas: Álastor, Círculo de Poesía, El Golem, Espacio Poético 4, Nagari, La raíz invertida y Realidades y ficciones, entre otras; traducida al inglés, su poesía se ha publicado en: Cagibi, Cigar City Journal, Gulf Stream, Nashville Review, Sheila-Na-Gig, The Laurel Review y The Wild Word. Es autora del poemario: Habitación con moscas (Madrid: Ediciones Torremozas, 2016), del poemario bilingüe Último día / Last Day (Weston: Katakana Editores, 2019) y “Cuando llegue la sequía” (Madrid: Ediciones Torremozas, 2021). Fue finalista para el premio The Best of the Net en el 2018 y obtuvo el segundo lugar en el Concurso Anual de Poesía de Gulf Stream. Es la traductora del poemario bilingüe Among the Ruins / Entre las ruinas, de George Franklin (Weston: Katakana Editores, 2018). Tradujo al español Brown Girl Dreaming (Miami: Penguin Random House Group – Vintage Español, 2020) de Jacqueline Woodson, ganadora del National Book Award. Fue una de las traductoras al español del poemario bilingüe 32 Poems/32 Poemas, del escritor estadounidense Hyam Plutzik (Miami: Suburbano Ediciones, 2021). Reside en la actualidad en Miami, Estados Unidos.

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MELATONINA

 

Por debajo de la puerta del cuarto

la luz de una lámpara sin apagar.

Te has dormido y respiras inmóvil.

El resorte de la silla del comedor chirría,

como si alguien se acomodara en ella.

no se puede culpar al perro,

que hace tintinear el collar en su vasija

mientras come a deshoras su pitanza

con las sobras del pollo y el arroz.

Oigo el zumbido de aire que da vueltas

tamborileo de botones, cremalleras,

y el roce de las telas contra el vientre

metálico y caliente de la secadora.

Afuera un grillo tal vez ya se ha cansado

de seducir en vano a una hembra

y dormita entre el pasto con llovizna.

Voy hasta la cocina y me convenzo:

¡Pero, si nadie ha encendido la máquina!

En la cama de vuelta, ya no oigo botones,

ni cierres de bluyines,

ni el ris-ras de las telas…

Me he quedado a solas, sin el sueño.

Todo me da la espalda, incluso

la blancura de tu espalda, pero

en la mesita, junto al vaso con agua

hay un frasquito con melatonina.

No estoy sola.

 

 

SUEÑO ANIMAL

 

Me parece que el perro espera algo,

echado junto a la ventana,

con el hocico pegado al suelo,

como si algo oliera

a través del vidrio;

tal vez acecha las lagartijas,

tal vez las ratas…

que a veces llegan

a buscar bichos

cerca al árbol.

 

Por momentos,

cuando no pasa nada

se queda inmóvil,

mirando con flojera

hacia la calle.

 

A veces se recuesta

de lado y duerme;

sueña y gruñe dormido,

mueve las patas

como si corriera,

a veces se sacude…

 

Quizás alucina algo

que se mueve afuera,

algo hirsuto

que brinca entre matojos;

quizás oye un alarido animal,

siente cerca el hedor

de una piel

y en sueños corre, acosa,

desgarra y come de la presa

como un carnicero, igual

que sus antepasados

los coyotes.

 

 

CUACHARACA

 

Es de noche,

llegan vientos de un huracán de África

 

y traen ecos de pájaros extraños en un jardín.

Era el jardín de la casa de Adriana, era diciembre.

 

Amanecía, aún estaba oscuro

y el griterío de una guacharaca me despertaba.

 

Parecía una pelea, o un reclamo a gritos,

pero era el comienzo de una charla entre pájaros

 

pues de un árbol vecino respondía otra guacharaca.

Debajo de una colcha de lana yo tenía calor.

 

Trataba de dormirme y en sueños las veía venir,

entre las hojas secas y mangos caídos de los árboles,

 

hacia la entrada del cuarto donde yo dormía.

De lejos unos perros respondían a los pájaros

 

y yo oía aullidos de lobos en el bosque.

De día por la carretera iba a ver a mi madre

 

y al alba las aves volvían a avisarme

a gritos algo que yo no entendía.

 

Yo prefería el graznido de los cuervos,

su plumaje negro y su sobrevolar,

 

porque ese grito de las guacharacas

era un augurio triste.

 

Un día no volví al jardín de Adriana,

ni a visitar a mi madre, que después murió

 

ni volví a oír la bulla de las guacharacas,

ni el aullido de perros en el vecindario.

 

Pero un pájaro raro ahora silba,

Cerca de tu ventana.

 

 

EN CUALQUIER CALLE

 

Esa tarde caminamos hasta una esquina

para ver unos cuerpos oscuros que de lejos

saltaban de un lado al otro de la carretera.

 

Era la hora en que el verde es aún verde

y en la distancia, a la luz de la tarde,

las siluetas parecían ratas enormes,

 

o ardillas negras, pero eran gallinazos

que volaron hasta una mortecina,

con el hocico y rabo de una zarigüeya.

 

Un gallinazo brincó sobre él,

los otros observaban,

reacios a caer sobre la presa.

 

El pájaro le picoteó el ano, las tripas,

jaló de una como de un simple hollejo,

le mordió el cogote, el buche, el tragadero…

 

Lo miramos picar de cada cosa.

Cuántas veces habremos encontrado

a ese ángel carroñero en una esquina,

 

que baja y come del animal caído,

recoge del camino la carne que se pudre.

Se traga las bacterias, higieniza la calle,

 

pero eso al carroñero lo tiene sin cuidado.

 

 

RANA DE ÁRBOL

 

En diciembre,

Cuando iba a visitarla

En aquella casa color de

Terracota y ocre junto al río,

Oía el grito de la rana de árbol

Como el de un pájaro agorero.

¿Dónde canta ese pájaro?

¿Cómo se llama? Preguntaba yo.

El canto de la rana presagiaba algo,

Se oía desde las cercas de la casa

Entre las flores del jardín,

O la hierba tostada del verano,

En el aire con olor a sequía,

Desde el pavimento negro

Del camino de entrada,

Que humeaba por el calor.

Al tiempo ella murió.

 

 

METEORITO

 

A oscuras, andamos por el parque,

vemos un aerolito hundirse detrás de una montaña.

la niebla nos cae encima, la atravesamos casi a ciegas,

pero cerca de nuestros pies se alcanza a ver un cuervo,

casi esqueleto, el envoltorio arrugado de un dulce,

una botella plástica oculta entre moho y barro.

Un día nos apagaremos como el meteorito

y será el fin de las montañas, los cuervos,

las basuras y la niebla.