BAQUIANA – Año XXI / Nº 115 – 116 / Julio – Diciembre 2020 (TEATRO)

MAMÁ ESTÁ EN PROBLEMAS 

 

por

 

Grethel Delgado Álvarez

 


 

                

Personajes:

TIM

PENY

 

Una casa con dos plantas. En la planta baja está la sala y la cocina. En la planta superior está el dormitorio de los gemelos Tim y Peny, el de sus padres, y un baño. Las estructuras están divididas por vigas, y en algunos casos una tela fina o plástico traslúcido, por lo cual da la impresión de ser una casa de cristal.

TIM. Oye, Peny, tienes que ver esto.

PENY. ¿Qué es?

TIM. Tienes que verlo.

PENY. Está bien, ahora subo. (Frente al televisor. A la pantalla.) ¿En serio? No me trago esa mentira.

TIM. ¡Peny!

PENY. Ya subo.

TIM. Ahora.

PENY. (Subiendo.) Qué pesado. ¿No podías esperar? (Tim le muestra un cajón.) ¿Qué mierda es eso?

TIM. Tiene problemas.

PENY. ¿Es de ella?

TIM. Peny, estamos en su cuarto, este es su armario, y le falta el cajón que tengo en las manos. ¿Entiendes ahora?

PENY. No.

TIM. ¿Eres tonto?

PENY. Sí, entiendo que es de mamá. Pero… Me cuesta pensar que ella… ¿Por qué revisas sus cosas?

TIM. Seguridad.

PENY. ¿Qué seguridad, Tim?

TIM. Bueno, he encontrado esto. Tenemos que saber quiénes son nuestros padres.

PENY. Sabemos quiénes son.

TIM. Eres tonto. No te lo mando a decir con nadie.

PENY. No, me lo puedes decir personalmente.

TIM. Peny, tenemos qué saber quiénes son nuestros padres, sus secretos, lo que no nos dicen.

PENY. ¿Por qué?

TIM. ¿No tienes curiosidad?

PENY. Hay alguien abajo.

TIM. Dejaste la puerta abierta otra vez. Peny, eres un inútil.

PENY. No soy inútil, a veces ordeno mi habitación.

TIM. Espera. Escuché algo.

Se acerca a la escalera. Regresa. Se para frente a Peny, en silencio, y lo abofetea.

PENY. ¿Por qué?

TIM. No tienes solución. Eres tonto. La próxima vez apaga el televisor.

PENY. Ah. ¿Era eso?

TIM. No, unos hombres que vinieron a robar. No bajes ahora, que los molestas.

PENY. ¿Qué se llevan?

TIM. ¿Serás tonto? ¿Para qué lo pregunto? Claro que era la televisión.

PENY. Ah.

TIM. Mamá tiene graves problemas.

PENY. ¿Está enferma?

TIM. (Señalando al cajón.) Graves problemas.

PENY. ¿Por qué repites todo?

TIM. Porque eres subnormal y no te enteras de nada.

PENY. Sí me entero, Tim. No me ofendas más.

TIM. ¿O qué?

PENY. O se lo cuento a nuestros padres.

TIM. ¿Para arruinarles sus vacaciones?

PENY. Déjame en paz.

TIM. Hay que llevarla con un psiquiatra. ¿Sabes lo que significa?

PENY. Sí, no soy tan tonto, es un tipo que escucha tus problemas y te ayuda.

TIM. Me refiero a si sabes lo que significa que mamá comience a ver a un psiquiatra.

PENY. Mamá no vería al psiquiatra; el psiquiatra vería a mamá.

TIM. Da igual. Ella lo vería y él la vería. Se ven. ¿Entiendes? Mutuamente.

PENY. ¿Qué hay con eso?

TIM. Es bochornoso.

PENY. ¿Qué se vean?

TIM. ¡Pues claro!

PENY. Te preocupa que mamá se vea con el psiquiatra. (Sonríe con maldad.) Que se vean… sabes.

TIM. No, regaderita mía, no es eso.

PENY. Ah, a veces eres ininteligible.

TIM. (Sacudiendo la cabeza.) ¿Qué?

PENY. Que no eres fácil de teligir.

TIM. Ay, ¿por qué no me mata un rayo y acaba con esta… con esta… (Mira el cajón.) Esta aberración.

PENY. ¿Qué tiene de malo que vea a un psiquiatra?

TIM. Todos se van a enterar.

PENY. No tienen por qué enterarse.

TIM. ¿Crees que eso es como en la iglesia, eh, tonto, que confiesas y te vas y el cura se queda con tus secretos bien guardados?

PENY. Lo sabe Dios.

TIM. Dios no se lo dice a nadie. No es un cotilla.

PENY. Si Dios sabe todos sabemos.

TIM. ¿Crees en Dios?

PENY. Eh… Bueno, mamá me dice que cuando me pregunten en la iglesia diga que sí. Nos dan comida. Y cuadernos, a veces.

TIM. ¿Crees en Dios?

PENY. No.

TIM. Entonces no lo menciones.

PENY. Ok.

TIM. No, ok no. Todos se van a enterar. Y además del bochorno, tendremos que pagar un chorro de dinero por cada consulta. Hay que llamar a los médicos esos que vienen en un van y se llevan a la gente amarrada. Sabes que mamá no soporta que la obliguen, y no accederá al tratamiento. ¿Sabes cuántos juegos podríamos comprar con el pago de esas consultas? El hijo del psiquiatra se comprará todos los juegos que quiera. Eso duele.

PENY. Basta. Quizá mamá no tiene problemas.

Tim levanta el cajón lleno de bastoncillos de algodón y se lo acerca a la cara.

TIM. Huele a pecado.

PENY. ¿Crees en Dios?

TIM. ¿Yo?

PENY. ¿Por qué hablas de pecado?

TIM. Calla, imbécil. Dime si esto es normal. ¡Dime!

PENY. Es raro.

TIM. ¡Eso! Muy raro. Más que raro, es un problema.

PENY. Yo no lo veo así.

TIM. Tú no ves, hijo, ni te enteras de nada. Cállate y escucha.

PENY. Quizá le guste tener sus reservas de bastoncillos.

TIM. Peny…

PENY. No le gustará ir a la tienda por bastoncillos cada semana.

TIM. Peny…

PENY. ¿Qué?

TIM. ¿Qué parte de cállate y escucha no entendiste?

PENY. ¿Qué?

TIM. Por lo visto ninguna. A ver, quédate tranquilo, eh, que calladito estás más mono. (Levanta el cajón, repleto de bastoncillos.) ¿Qué tipo de persona necesita un cajón lleno de bastoncillos? Aquí debe haber al menos cincuenta. Si cada caja tiene doscientos bastoncillos…

PENY. Me recuerdas a mi profe de Matemáticas.

TIM. ¡Cállate, tonto!

PENY. No me grites.

TIM. ¡¿Que no te grite, eh, que no te grite?! (Pone el cajón sobre la cama y va a la pared más cercana. Le da golpes a la pared.) Que no grite, me dice… Que no grite.

PENY. Te haces daño. Tim, ¿estás bien?

TIM. No, no estoy bien. ¿Acaso no se nota? Estoy golpeando la pared para no golpear otra cosa. (Para sí.) Qué desastre. Maldita cigüeña. Tonto que soy, me esfuerzo y le explico las cosas una y otra vez…

PENY. ¿Estás hablando solo?

TIM. No, con un amigo que tengo aquí en la mano.

PENY. Ah, menos mal. ¿Mencionaste a una cigüeña?

TIM. (Con una risa forzada.) Sí, hablaba con una cigüeña.

PENY. Entonces, además del amigo en tu mano, había una cigüeña.

TIM. (Cierra los puños y se dirige a la pared. Va a golpearla, pero se detiene.) Hablaba con el mundo, Peny, con el mundo.

PENY. ¿Con el periódico El Mundo?

TIM. Sí, con ese también. (Suspira. Va a la cama y levanta el cajón.) Bien…

PENY. Ahora está bien.

TIM. No, no está nada bien. Silencio. Bien, como iba diciendo, si tenemos… alrededor de… Digamos que hay cincuenta cajas de bastoncillos. (Peny suelta una risita.) Cada una tiene doscientos bastoncillos. (Otra risita de Peny.) Esta cifra sí es exacta. ¿De qué te ríes?

PENY. Lo siento, pero te pareces mucho a mi profe.

TIM. Escucha bien: no soy un profe de Matemáticas. Odio las Matemáticas. Las Matemáticas me odian. No me llevo bien con los cálculos, pero cualquier tonto, en un caso como este, debe hacer sus cuentas, ¿entiendes?

PENY. (Rompe a llorar.) Pobre mamá. ¿Para qué tendría diez mil bastoncillos?

TIM. Está en problemas. Ah, nunca me había sentido tan mal. Qué pena por mamá. Peny, ven aquí, hermano, dame un abrazo. Eso, quédate aquí. Tengo ganas de llorar pero no me sale. También me apetece beber una coca cola. Ay, no sé qué vamos a hacer sin nuestra madre.

PENY. Malditos loqueros.

TIM. Sí, malditos. Son impredecibles, ¿sabes? A veces vienen por una persona, y si ven que alguien tiene los ojitos rojos, o la mirada perdida, digamos, juguetona, también cargan con esa persona. Son peores que los de la perrera. Te meten en una camioneta con jaula sin decir palabra.

PENY. ¿No te permiten hablar?

TIM. No, imbécil, ellos son los que no hablan. Tú puedes gritar lo que quieras, romperte las cuerdas vocales y estirarlas en todas direcciones como si desmembraras una guitarra. Ellos no hablan. Una vez que estás en el carro jaula, si no estabas loco, te conviertes en uno, y a partir de ese momento la vida se derrumba y dejas de entender las cosas. Ah, mundo cruel, cruel mundo.

PENY. (Suelta una risita.) Tim…

TIM. ¿De qué te ríes ahora?

PENY. Repites todo.

TIM. (Se aparta de Peny.) ¿Repito todo?

PENY. (Otra risita.) Lo acabas de hacer. Y lo hiciste antes, cuando dijiste mundo cruel, cruel mundo.

TIM. Peny, no todo es matemático. No es lo mismo mundo cruel que cruel mundo. El orden de los factores, en las palabras sí altera el producto. Mundo cruel es el mundo, este mundo, y todos sabemos que es cruel. Pero cruel mundo es otra cosa, es más serio, Peny. Cuando dices cruel primero, todo es cruel, no hay salida, y encima todo es cruel del tamaño del mundo. ¿Lo ves? Cruel, cruel, cruel mundo. El mundo de la crueldad. (Se lleva las manos a la cabeza.) Crueldad en todas partes. ¿Qué será de nosotros? (Le agarra las manos.) Peny, ¿queda coca cola en la nevera? Deja, deja, no respondas. Iré a ver. O no… ¡Ah, qué desgracia! Pobre mamá. Diez mil bastoncillos… Mi cabeza va a explotar. Debo controlarme, debo relajarme. Necesito liberar mis demonios.

PENY. Ok. ¿Te llamo a un exorcista? (Pausa. Tim le suelta las manos y regresa a la pared.) No te hagas daño. Otra vez no.

TIM. (De espaldas a Peny.) Hermanito, ¿me traes una coca cola?

PENY. (Hace un saludo militar.) Sí, señor. Ahora se la traigo.

TIM. ¿Eres militar?

PENY. No.

TIM. ¿Papá es militar?

PENY. No.

TIM. Entonces no saludes de esa manera. Te ves ridículo.

PENY. Mi avatar de True War lo hace.

TIM. Sí, ya, ese es tu avatar y todo lo que quieras, pero tú no eres militar.

PENY. Ok.

TIM. No soporto cuando dices ok para callarme. Me interrumpes con tus ok en discusiones serias.

PENY. Ok… Lo siento, está bien, sigue.

TIM. ¿No se te olvida nada?

PENY. ¿A mí? Siempre se me olvidan las cosas. Soy disperso. Mamá dice que tengo ADD.

TIM. Pues sí. Aunque no debemos prestarle mucha atención a lo que dice mamá. Ya sabes, tiene graves problemas. ¿Qué es ADD?

PENY. Algo del desorden de atención. En inglés.

TIM. ¿Sabes inglés?

PENY. Sí. Bueno, no, ya sabes, yes, hello, thank you very much, ok...

TIM. Sí, el maldito ok.

PENY. Bueno, ADD es algo como Atención dispersa y demorada.

TIM. (Para sí.) No, tonto, ADD es Anormal Discapacitado Demente. Tu ADD se ha puesto en medio de mis necesidades básicas, fisiológicas y hasta intelectuales. De modo que me está causando una grave, aguda, dolorosa desesperación.

PENY. ¿Qué?

TIM. ¡Tráeme mi coca cola! (Peny va a salir.) Oye, Peny, una cosa.

PENY. ¿Sí?

TIM. Una última cosa. Si por casualidad te quedas empanado frente a la nevera, sin saber qué hacer, o peor, sin saber quién eres, me pegas un grito para recordarte la coca cola.

PENY. Gracias. (Sale.)

TIM. Y encima me da las gracias. (Va hacia el cajón, abre una caja y saca un bastoncillo.) Mamá… (Se limpia los oídos, y entrecierra los ojos de gusto.) Y pensar que bebí toda la leche que salió de tu teta izquierda. ¿Era la izquierda? (Grita a Peny por la escalera.) Eh, Peny, ¿cuál era la tuya, la derecha o la izquierda?

PENY. (Desde la cocina.) Ok, la izquierda.

TIM. La muy desquiciada me dio a beber de su teta derecha, la teta más descorazonada. Qué horror. Toda esa información de locura puede estar en mi sangre, en mi historia genética, en mi bomba de tiempo. No puedo más… (Tira el bastoncillo en la basura.) ¿Qué es esto? ¡Peny! Ven inmediatamente.

PENY. (Entra con una cerveza.) Aquí tienes.

TIM. (Se deja caer en la cama.) ¡Ah! Estoy aturdido.

PENY. (Le extiende la cerveza.) Está bien fría. (Tim observa la botella.) Es la que te gusta. ¿No?

Pausa. Tim suspira frente a la botella. Peny lo mira fijamente.

TIM. (Le arrebata la botella y la abre.) Bueno, de todas formas no habrá mucha diferencia entre una coca cola y una cerveza. (Bebe.) Sí que está fría.

PENY. Solo espero que no tengas una recaída.

TIM. En todo caso, tú eres culpable de ponérmela en la cara.

PENY. No te obligué. ¿Te puse un cuchillo en el cuello, eh, te amenacé?

TIM. Tienes razón. Solo… solo te pido que la próxima vez no me traigas cerveza cuando te pida una coca cola.

PENY. Pero… No me hagas sentir culpable. No tienes derecho. Me dijiste que a la izquierda. Sabes que la nevera está organizada así: a la izquierda todo lo que cree adicción y tenga alcohol, y a la derecha… bueno, las coca colas también están a la izquierda. Pero eso es la izquierda no tan izquierda.

TIM. Responde algo, tonto. ¿Qué problema tienes con el centro? Las coca colas están en el centro, no a la izquierda menos izquierda. ¿Qué tontería es esa?

PENY. Bueno, pero debes admitir que toda izquierda tiene su parte derecha. (Levanta su mano izquierda.) ¿Ves?, está la derecha de mi mano, y la izquierda.

TIM. Con razón tú estabas más oprimido en el vientre de mamá.

PENY. Sí, me tenías acorralado, no dejabas sitio para mí. Te estirabas y me dabas patadas. ¿Por qué me llamaste?

TIM. ¿Te llamé?

PENY. Cuando estaba en la cocina.

TIM. Ah. (Va al cesto de la basura.) Esto.

PENY. (Se acerca.) ¿Qué asco? Muy raro.

TIM. Ay, no me digas que no sabes lo que es.

PENY. No soy tonto. Estamos invadiendo el espacio de nuestros padres.

TIM. Estamos investigando los oscuros secretos que esconden. Tienen sexo con preservativo. ¿Entiendes?

PENY. Vamos, no soy tonto cien por ciento. Sé lo que es un preservativo… usado.

TIM. Hasta ahí vas bien, pero no sabes ver más allá. ¿Por qué tendrían que usar preservativos, si llevan… ¿Cuántos años llevan casados?

PENY. Un año antes de que naciéramos.

TIM. Tú no naciste. A ti te abortó mamá, y por desgracia saliste vivo.

Peny se abalanza sobre Tim y lo abofetea. Tim lo aparta y Peny se queda dando golpes en el aire.

PENY. Al menos no heredé el síndrome de papá.

TIM. ¿De qué hablas?

PENY. Dices que mamá está en problemas, ¿no?

TIM. Lo digo y es cierto.

PENY. Nuestro padre no se queda atrás. Y en eso te pareces a él.

TIM. Habla de una vez, tonto. ¿En qué me parezco a mi padre? (Peny sale.) Oye, se supone que estamos hablando. Generalmente uno se queda frente al otro respondiendo a las preguntas.

PENY. (Desde su habitación.) Un segundo, ya voy.

TIM. Lo que me faltaba. ¿Qué, no puedes aguantarte, es hora de cascar el juguetito?

Peny entra vestido de mujer. Lleva unos zapatos de tacón dorados. Tim lo observa durante unos segundos.

TIM. No.

PENY. Síp.

TIM. No.

PENY. Sí, Tim, acéptalo, papá es gay.

TIM. Qué horror. Espera, ¿estás queriendo decir que yo soy gay?

PENY. No.

TIM. Hace un momento dijiste que me parezco a él en… este problema.

PENY. Sí… Bueno, solo un poco.

TIM. Ya, asumes que me gusta vestirme de mujer.

PENY. Claro.

TIM. ¿Me lo dices con total seguridad? ¿El que va vestido de mujer me dice que soy gay?

PENY. Gay no. Que te gusta vestirte…

TIM. Hay que tener la cara muy dura para no ver que imitas a papá. (Se acerca a Peny y se aparta con rapidez.) ¿Cómo sabes que papá…?

PENY. Lo escucho, lo hace al mediodía. Y algunas veces lo he visto.

TIM. ¿Al mediodía? Estás en la escuela, tonto.

PENY. Eso creen todos. No me gusta comer en la escuela. Tomo la bici y en quince minutos estoy en casa. Entro por la puerta del patio sin hacer ruido y voy a la cocina a prepararme un sándwich. Escucho a papá taconeando de un lado a otro, bailando, o modelando. Una vez me asomé a la puerta y estaba… justo donde estás tú (Tim se cambia de sitio.) imitando a Madonna frente al espejo. Se tocaba las tetillas así, y hacía una cosa rara con las caderas…

TIM. Suficiente.

PENY. No usa la ropa de mamá. Se ha comprado la suya, y parece una stripper. Bueno, un travesti.

TIM. ¿Cómo sabes eso de stripper y travesti y…?

PENY. Hay algo que se llama YouTube.

TIM. Qué asco. A mí una stripper no me deja de parecer un trozo de ternera que da vueltas en un kiosco de kebab.

PENY. Te gusta el kebab.

TIM. Ahora que te has puesto ese vestido ajustado te ves más gordo.

PENY. No es cierto. Tú estás delgado.

TIM. ¿Haces…? No puedo concentrarme viéndote así. La dieta que te mandé, ¿la haces?

PENY. Eso es una tortura.

TIM. Ah, una dieta es una aberración, pero vestirse de mujer es de lo más normalito que hay, ¿no?

PENY. Depende de cómo se mire.

TIM. ¿De cómo se mire? Pues como único entendería tu problema es mirándolo con el ojo del culo.

PENY. No digas vulgaridades.

TIM. Encima eres conservador. Si no te esfuerzas no vas a lograr nada.

PENY. No me gusta vomitar después de las comidas.

TIM. Solo un poco.

PENY. Desgasta los dientes.

TIM. Ahora te preocupas por tus dientes. El que tiene la mesilla de noche llena de chucherías.

PENY. Son para la ansiedad.

TIM. Vomitar es agradable. Sientes cómo sale la comida a gran velocidad, acariciando tu boca. Vuelves a probar el sabor de lo que has comido, ahora con un tono más ácido. ¿Te das cuenta de que el estómago es como un gran microondas? Sí, recalientas la comida y sale recién hecha. Mmm, delicioso, creo que voy a vomitar. (Amaga con salir. Peny lo mira serio.) ¿Me acompañas?

PENY. No, ve tú.

TIM. En pareja es más emocionante, podemos hacer una competencia para ver quién vomita más.

PENY. No, gracias, pero ve tú. Tienes deseos. Ve.

TIM. Ya no, le quitas la ilusión a cualquiera. Eres muy apático. ¿No te lo han dicho antes?

PENY. Sí, tú. Pero eso no cuenta.

TIM. Ah, ¿no cuenta la opinión de tu hermano mayor?

PENY. Eh… no.

TIM. Tonto. Debemos saber la razón por la cual nuestra madre acumula obsesivamente bastoncillos.

PENY. Quizá dijeron en las noticias que no se van a producir más bastoncillos. “Cierra la industria de bastoncillos”. ¿Te imaginas? La catástrofe mundial. El reino del cerumen. El cerumen contraataca. Slimcotton versus Cerumstorm. La era de los oídos sellados. ¡Oh, no!

TIM. Voy a tener que prohibirte los videojuegos. ¿No has pensado que tal vez mamá los colecciona porque la marca se parece a su nombre?

PENY. No creo. Quizás piensa abrir un negocio de venta de bastoncillos viejos.

TIM. ¿Y si los bastoncillos son de papá? Es un cajón de mamá, pero quién lo asegura, cuando en el cuarto de un matrimonio todo se mezcla, nada es realmente tuyo, completamente tuyo. Te conviertes en una mierda que comparte todo y al final no tienes nada. Bueno, solo la ropa interior y algunas cosas. Ni siquiera la ropa interior. He visto a mamá con calzoncillos de papá. Dice que son más cómodos.

PENY. Son más cómodos. ¿Te imaginas llevar esas cositas metidas en el culo? Hilos dentales. Bah, una basura. Por eso las mujeres siempre van con cara de amargura. No se puede pensar bien con algo metido en el culo todo el día. Además, ¿vas a tomar en serio lo que te diga una tía que debajo de su ropita de ejecutiva lleva un hilo en medio del culo? Pues no.

TIM. Pero los bastoncillos no se comparten. Papá tiene los suyos, mira en su cajón. Por cierto, son de otra marca, y solo tiene una caja, no como mamá, con sus diez mil o más bastoncillos. Está desquiciada.

PENY. Ha perdido el quicio. Y todo. Lo ha perdido todo.

TIM. Papá lo sabe, Peny. Seguramente la llevó de compras engañada, y en cuanto tenga la oportunidad va a desmayarla con éter y entregarla a las autoridades psiquiátricas.

Los padres regresan de compras. Ellos tienen una barricada hecha, según sus videojuegos.

TIM. ¿Qué es ese olor?

PENY. Ah, nada, el gas que se debe haber quedado abierto.

LA MADRE. Cariño, voy a encender alguna luz.

TIM. Tenía que ser ella.

Apagón.

 

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GRETHEL DELGADO ÁLVAREZ

Nació en La Habana, Cuba (1987). Escritora, actriz, dramaturga, fotógrafa y periodista. Reside en Miami y trabaja como periodista para el Diario Las Américas. Es egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en La Habana, Cuba (2008); Licenciada en Dramaturgia por el Instituto Superior de Arte de Cuba (2010); y Master en Periodismo por Florida International University (2019). Ha publicado el plaquette de poesía Necesidad de los cultos, por Simancas Ediciones, Madrid, España (2009); los textos teatrales Mi familia ideal, Ediciones Unión, La Habana, Cuba (2010); y Mariposas, Editorial Pinos Nuevos, La Habana, Cuba (2011). Sus artículos han sido publicados en diversas revistas y boletines como Palabra Nueva (Arquidiócesis de La Habana), La porte des poetes (París) y Entretelones (La Habana). Algunas de sus fotos se han exhibido en exposiciones colectivas en La Habana, Cuba y en California, EE.UU. Ha recibido los premios: David (Cuba, 2009); Pinos Nuevos (Cuba, 2011); Calendario (Cuba, 2012); y la beca de creación Dador en teatro (Cuba, 2012). A nivel internacional obtuvo el tercer premio del Concurso Internacional Casa de Teatro, 2009 (República Dominicana); fue finalista en teatro del Premio Fray Luis de León, 2010 (España); fue seleccionada como becaria de la Fundación Antonio Gala, 2012-2013 (Córdoba, España); y ganó el XVII Premio Internacional de Teatro Domingo Pérez Minik de la Universidad de La Laguna, 2014 (Islas Canarias, España).

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