BAQUIANA – Año XXI / Nº 115 – 116 / Julio – Diciembre 2020 (Poesía II)

FOTO SECCIÓN POETICA

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SANTIAGO DAYDÍ TOLSON

Nació en Viña del Mar, Chile (1943).  Es poeta, ensayista, novelista y profesor universitario. Tiene una Licenciatura en Filosofía y Educación por la Universidad Católica de Valparaíso y un Doctorado por la Universidad de Kansas. Ha llevado a cabo una larga carrera académica en los Estados Unidos en las universidades de Fordham, Virgina, Wisconsin-Milwaukee y Texas en San Antonio. En la actualidad es Profesor Emérito de la Universidad de Wisconsin en Milwaukee y de la Universidad de Texas en San Antonio, donde todavía enseña. Sus publicaciones académicas incluyen varios libros y numerosos artículos, entre los que cabe citar: The post Civil War Spanish Social Poets (Boston: Twayne Publishers, 1983); Voces y ecos en la poesía de José Ángel Valente (Lincoln, Nebraska: Society of Spanish and Spanish American Studies, 1984); El último viaje de Gabriela Mistral (Santiago de Chile: Editorial Aconcagua, 1989); Vicente Aleixandre: A Critical Appraisal y la traducción y edición de la correspondencia entre Ernesto Cardenal y Thomas Merton (Santiago de Chile: Cuarto Propio, 1998 y Madrid: Trotta, 2004). Ha publicado una novela en inglés titulada Under the Walnut Tree (Media Isla, 2013); dos colecciones de poemas Insectarium (Bilingual Press de Arizona, 2014) y La lira de la ira (Bilingual Press de Arizona, 2015); una colección de prosa breve El cuaderno de don Baruj (ALJA, 2017); y un libro de prosa lírica publicado en México en (Oropel. Amar Café, 2020). Su poesía, artículos y ensayos han aparecido en diversas revistas nacionales e internacionales: Hispanic Review, Revista Chilena de Literatura, Anales de Literatura Chilena, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos e Hispania, para mencionar algunas. Es fundador y editor de Convivium Artium, revista electrónica dedicada al estudio de la representación de la comida en la literatura y las artes, al igual que el blog literario Labrapalabra. Es un asiduo participante de los encuentros Letras de la Frontera entre escritores de México y Estados Unidos por más de una década.

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CARIÁTIDES

(Ocho ejemplares)

 

(Son las cariátides estatuas de mujer

que hacen oficio de columnas

y sostienen ─poderosas─

la mole ingente de un edificio

─por importante─ imponente).

 

 

I

 

GIOCONDA

 

Retrato que en su callar

susurra y llama.

 

La mano sobre la otra mano:

la sostiene

como se sostiene en el rostro

la sonrisa del enigma.

 

Tersa presencia de la mirada

y del rictus del silencio.

 

Detrás y al fondo

la realidad se aleja.

 

 

II

 

LA PIETÁ

 

Bala el cordero camino al matadero

─cruce de senderos─

ropa enjuagada en llanto, madre:

camino de la cruz bala el cordero.

 

Y quién te abraza y te sostiene

lánguido pellón del hijo cercenado,

quién si no

la que te abrazara entonces

antes de la herida

antes del tiempo en que el tiempo

se detuvo

en tu encendido encuentro, madre,

con el ángel-mensajero, arcángel

del arcaico rito

el dios antiguo no encarnado todavía.

 

Madre, bala tu cordero y se retuerce herido:

desde el costado sangra sangre tuya,

túnica teñida tu dolor de parto

de la muerte que tus huesos resucita.

 

Madre adolorida, eternidad del llanto,

manto empapado,

cuerpo del cordero en tu regazo

seno entumido de agonía.

 

 

III

 

FIGLIA DEL TUO FIGLIO

 

No es el teólogo, el poeta

es el que habla

del misterio, Madre,

hija de tu hijo,

madre mandorla

venus anterior a Venus

viva y rediviva: eterna

mente diosa de lo que en el seno

desde el principio

ha palpitado y brota

madre nutricia: única y todas.

 

 

IV

 

MARTA, MARÍA Y MAGDALENA

 

En la presencia del dios,

el encarnado,

no hay nada que ocultar,

ni nada que decir,

sólo ser lo que se es:

mortal en trance sorprendido.

 

No hay nada que decir

sino el arrobo

del encuentro.

El entusiasmo—el dios consigo—

del momento: epifanía.

 

El arte de vivir en plenitud,

el de saberse exactamente viva,

dicta el no hacer o el hacer,

callar o hablar de veras.

 

No hay por qué humillarse

ni bajar la vista al pie

que enjuto anduvo el agua.

No hay más que ser lo que se es

en plenitud:

abrir los brazos en la bienvenida

y alabar, sí, cantar

la plena dicha de la vida entera.

 

 

V

 

TRES MODOS DE LA SERPIENTE

 

1

El calcañar derecho habrá de quebrantar

la vértebra letal del bífido reptil,

dragón del Hades: ángel del esplendor oscuro.

 

Triunfo del pie y la profecía.

 

Entre la hierba del ameno prado,

entre las flores y su aroma

se desliza

–invisible, artero y venenoso–

el condenado al suelo:

reptil que el pie

contra la piedra descalabra.

 

2

Deja en la arena el áspid

huella de una lengua indescifrable,

jeroglíficos que reptan en la duna.

Inscriben el fugaz destino de la sangre,

el arrebato letal de lo vivo que ama.

Susurra su salmodia del deseo el áspid

que en la arena escribe la condena.

Y súbito, como el relámpago del puñal,

asciende al seno palpitante y lo envenena.

 

3

 

Pie redentor, seno suicida.

La serpiente–que es todas las serpientes–

tanto muerde el polvo como fatalmente besa.

 

 

VI

 

SHEREZADA

 

Suave, como el aroma suave

del jazmín que en el balcón

se enreda con el viento

sube la voz desde el jardín:

Cuenta en el canto

las horas de la arena

que la caravana avanza

y el vuelo sin alas

de la alfombra carmesí,

imaginada nave que en el aire

agita el aire del ensueño.

 

Noche a noche y ya en la alcoba

el cuento se desliza lentamente

entre las sábanas de seda y sueño.

Tejido de palabras y susurros,

red de la voz que urde capullos

del deleite y el olvido.

Adormidera del narrar

que nunca acaba: el cuento

que redime y salva: visión de lo invisible

que invisible espera el sésamo,

la voz de la apertura.

 

 

VII

 

PENÉLOPE

 

Teje en la espera y desteje

en la ansiedad: la mano activa.

La voluntad de ser

lo que se quiere ser

contra el embate del desprecio

y las palabras de doble filo.

 

Arte de hilar el hilo que lo ata todo

en la urdimbre de lo sabio.

Teje y desteje, ata y desata.

 

Pasa el tiempo imprescindible,

inolvidable el sentimiento: un muro

de enmarañada enredadera o vid

para el ritual feliz de la alegría.

 

 

VIII

 

TRADUCTORA TRAIDORA

 

Mala mujer, mal dices

este trabalenguas de dos verdades

que se encuentran

y desencuentran en las palabras.

 

Sostienes en tu voz

tanto el cetro como la daga,

y la espada de doble filo

de los dos idiomas,

las dos miradas enemigas.

 

Mal dicen, unos y otros,

tu decir de traductora.