MARINA IZQUIERDO, UNA ESCRITORA NO SILENCIADA
por
María José Luján
Si aceptamos que la literatura es arte, y desde luego lo es, y si el arte se relaciona con la sociedad, entonces la literatura también recibe la influencia de la sociedad desde el momento en que el escritor o la escritora la observan y emplean un lenguaje literario para hacernos partícipes a los lectores de sus puntos de vista y de sus sentimientos. El siguiente trabajo es un análisis de las relaciones entre la literatura y la sociedad bajo la perspectiva de Marina Izquierdo (1966-2018), escritora valenciana de origen y de alma, que reivindica una sociedad igual entre hombres y mujeres. Sus obras son un alegato contra la discriminación a que son sometidas las mujeres en diferentes ámbitos tanto públicos como privados.
Marina Izquierdo fue finalista del XVII Premio Ana María Matute con su relato en primera persona “Té o café” en el año 2005; en 2016 publica el poemario La mitad silenciada, también finalista del III Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador y candidato a los XXXVI Premios de la Crítica Valenciana en la modalidad de poesía. En 2017 obtiene el Premio Internacional de Literatura Infantil-Juvenil con Cuentos en familia. Ese mismo año vuelve a quedar finalista de otros premios literarios y publica una obra de teatro infantil y juvenil Mujeres fuertes, en la que rinde tributo a la poeta Gloria Fuertes y a otras mujeres que son referentes femeninos en el ámbito de la literatura, de la diplomacia, de la ciencia, de la historia, de la filosofía, etc. En 2018 vuelve a la poesía con La vida en los márgenes, finalista del galardón de poesía Gastón Vaquero. Ganadora del XXVII Premio de Voces Nuevas, Izquierdo formaba parte de la Junta Directiva de la Plataforma de Mujeres Escritoras del Mediterráneo, con las que organizó el recital poético “Seda” en el Festival de las Artes auspiciado por la Unesco en 2016.
La mitad silenciada es un poemario compuesto por treinta y siete poesías de verso libre, de las cuales treinta y una están tituladas mientras que las seis restantes son muy breves y carecen de título, poesías estas que la autora va intercalando entre las anteriores, como si quisiera estructurar el poemario en seis piezas. La primera edición de esta obra (2016) está precedida por una cita de la nicaragüense Gioconda Belli y por otra cita de la también valenciana María Teresa Espasa, a manera de introducción del tema que dominará todo el poemario. En la segunda edición, encontramos un prólogo firmado por María Sangüesa que confirma ese mismo tema y que no es otro que dar “voz a las víctimas de la violencia de género en sus más variadas y perversas manifestaciones, alzando su voz en nombre de todas las mujeres con el fin de concienciar sobre la necesidad de escuchar a esa mitad sin la cual no existiría la humanidad.” (Muelas) En una entrevista concedida a Isabel Alamar para la revista virtual LUKE la autora afirma que “La mitad silenciada” “es un poema que da título al poemario y en el que cristaliza en clave poética mi reivindicación como mujer y como persona. La necesidad de luchar para dar voz a ese hondo silencio en la literatura, la pintura, la ciencia, el deporte, las calles, las aulas. La oportunidad de brindar algún día a mis hijas un mundo un poco más justo.” (Alamar) Marina Izquierdo es partidaria del herstory, movimiento que presenta la historia desde una perspectiva feminista o con una atención especial a la experiencia de las mujeres, siempre invisibilizadas por el patriarcado. De hecho, en su Twiter, tiene un hashtag llamado “Referentes femeninos”, referentes que considera necesarios para que los niños de ahora puedan crear una sociedad más igualitaria y justa para evitar, entre otros temas, la violencia de género. A este respecto se están empezando a desarrollar proyectos en las aulas de literatura cuyo objetivo es trabajar problemas sociales concretos usando como herramienta los cuentos de Emilia Pardo Bazán, como el propuesto por Alicia Romero López. Es por ello que la literatura, a través del lenguaje, en este caso poético, tiene el poder de modificar la sociedad en que vivimos en la que hombres y mujeres sean todos imprescindibles. La autora así lo expresa en estos versos que llevan por título “La otra mitad”:
Soy la otra mitad.
La que ama, la que duele,
la que te amamanta,
la que te amortaja.
La que teje alas,
La que pone trampas.
Soy la otra mitad.
La que siempre suena,
La que anhela siempre.
La que vacila, la que se lanza.
Cercenada y plena.
Ambivalente y clara.
Soy la otra mitad.
La que crea, la que destruye.
La que confía, la que sospecha.
La mitad IMprescindible
que grita en un susurro,
su humanidad silenciada. (19)
Ese imprescindible lo acentúa Izquierdo escribiendo en mayúsculas las dos primeras letras IM, separando sensatamente los conceptos prescindible e imprescindible. Ese es el objetivo de su poesía, expresar sin miedo y con mucha valentía, que la sociedad no debe ser vista únicamente con ojos masculinos, que existe otra perspectiva perteneciente a la mujer y que es tan válida como la del hombre, aunque se haya enmudecido a lo largo de los siglos de nuestra historia. Destaquemos las dos últimas palabras del poema “humanidad silenciada.” ¿Acaso no es una forma de violencia, de maltrato, silenciar a un ser humano? La delicadeza de su expresión no impide vislumbrar su propósito: revelar la realidad de miles de mujeres acalladas, amordazadas, reducidas a la nada, deshumanizadas. “A golpe de silencios”, el primer poema de la segunda parte si seguimos esa estructura, vendría a sostener ese silencio obligado y perpetuo:
O ellos o yo, te retaría,
si no supiera que por respuesta agrandarás
las esquinas
a golpe de silencios. (23)
¿Qué hace la escritora para romper esa imposición silenciosa?:
Se me borra tu nombre,
tus señas,
tus tretas.
Se despintan tus años,
tus mañas,
tu silueta.
En el pozo del olvido,
Solo tu mirada tiembla. (24)
Borra su nombre y sus tretas, sus años y su silueta, lo olvida, en un afán de sentirse ella misma como mujer, de reencontrarse con su yo, con su propia identidad, saboteada mil veces y de mil maneras, quiere redescubrirse en su propia soledad:
Deseaba regresarme.
Ser y estar en mí.
Dibujarme sin ti
………………………………..
Acerar la tregua.
Arrastrar el olvido.
Apuntalar un podría ser. (25)
Unos versos sin título introducen lo que sería la tercera parte del poemario, en la que Marina Izquierdo dedica ocho poemas a las madres y a las hijas y anima a estas últimas a vivir su infancia en plenitud, a disfrutar de ella, sin acelerar la etapa siguiente: “Todo antes que el hurto / de esa patria / con bandera de infancia,” (30) alentándolas a ser creadoras y no solamente criadoras, a descubrir la realidad por sí mismas:
No te repitas en mí.
Equivócate.
Aciértate.
………………………………………..
Ríe sin mirar atrás.
………………………………………..
Olvídanos en el bosque
donde talamos las siluetas.
Amanece en ti. (36)
La escritora empuja a las jóvenes a desligarse de esos esquemas patriarcales que aún perduran en la sociedad y que excluyen a la mujer del mundo creativo asignándole un papel pasivo que la invisibiliza. Las exhorta asimismo a liberarse de la presión a la que las somete el canon de la moda, de la música, del cuerpo, a amanecerse en ellas, a enfrentar nuevos retos con valentía y también con madurez, las invita, en fin, a ser diferentes a sus propias madres, a ser parte activa de este mundo y ser entonces visibles ante la sociedad y su devenir.
“Entre el cielo y el infierno / el purgatorio se sirve una copa” (37) son dos versos que nos sumergen en lo más profundo de su intencionada poesía y que abarca los seis poemas más largos de la obra. En estos poemas la autora nos plantea temas desoladores e incómodos como la prostitución en “Siempre hay una esquina”:
Siempre hay una esquina,
no importa el país
ni el hemisferio,
donde la fragilidad de acero se desnuda.
……………………………………………………………..
Siempre hay una esquina
que nos duele, que no vemos
invisibles, tu y yo, él y ella.
Indoloros, él y ella, tu y yo.
Apuntalados todos en el cable de hormigón
sobre alcantarillas de esperanza. (39-40)
El oficio más viejo del mundo expresado con un lirismo pasmoso, en el que reúne términos delicados (fragilidad, sexo, sueños) con otros que evocan las ciudades de asfalto, como aquel Nueva York de García Lorca, ciudades de hormigón sobre alcantarillas, cloacas al fin y al cabo que recogen las miserias de los seres humanos.
“Sirenas y centauros” es un poema que nos descubre el mundo sensorial de la aliteración a través de las eses silbantes: “Sirena, serena, silueta, / sima. / Sirena, seroja, silente / ¿silo?”, (41) y también el juego de Izquierdo: sirenas y centauros, mitad mujeres mitad hombres, en complicidad y armonía mitológicas bajo un juego de placeres complementarios en los que, sin embargo, nos advierte:
Recuerda:
Él es medio animal
Y mitad humano como tú.
Pero es hombre. (41)
La sentencia es definitoria: él “es hombre”; en este juego, alguien ocupa un nivel superior, y a través de esa supremacía en la que él se erige como hombre, la derrotada es la sirena, mitad mujer mitad humana; la falsa complementariedad queda probada.
Otros temas importantes en su obra son la denuncia de la mujer objeto, tal y como se puede apreciar en “No quiero ser Marilyn” que es un canto a la vida, o la imposibilidad de la igualdad actual con el hombre en “Quiero callarme y no puedo”. Cierra esta cuarta parte el poema que da título a la obra “La mitad silenciada”, compuesto por seis estrofas, la mayoría de ocho versos, y una última estrofa que resume la intención de la autora en solo tres. Cada una de las estrofas comienza con la anáfora “Hoy te busqué” que vendría a mantener vivo el deseo de Marina Izquierdo de que el lector/oyente no se pierda, no olvide el sentido de su búsqueda. Como muy bien sabemos, la anáfora es una figura retórica muy poderosa, creadora de ritmos extraordinarios y, en nuestro caso, ayuda a acrecentar la curiosidad. Ese “Hoy te busqué” nos introduce en el mundo de búsqueda de la poeta, que, como dijimos anteriormente, se centra en encontrar los referentes femeninos que han sido cuidadosamente excluidos de la sociedad en que vivimos:
Hoy te busqué entre márgenes y cornisas.
Paspartús y cortapisas.
En sucesos, en contactos.
En anuncios, en revistas.
En las aguas del lavadero.
En las cenizas del medievo.
En el suburbio de los laureles.
En el epicentro del agravio.
En la periferia expatriada.
En la ciudadanía que
fingen plena.
Hoy te busqué en las afueras del mundo,
en la humanidad cercenada.
En esa todavía su mitad silenciada. (47)
Los versos “En la ciudadanía que / fingen plena” y “en la humanidad cercenada” volvemos a encontrar la lucha de la escritora por el merecido reconocimiento del aporte de la mujer en todas las facetas de la vida, esos referentes femeninos a los que hacemos referencia una y otra vez y que existen, pero silenciados.
También son incómodos los temas de la penúltima parte de la obra, tales como la ablación, el proxenetismo o la lapidación. En ellos, el lenguaje literario abarca una serie de términos poco habituales en poesía, como son piedra, ácido o navaja, pero que nos muestran las armas empleadas contra las mujeres en diferentes latitudes geográficas, violencia, además, permitida por cientos de años de tradición:
El filo de la navaja
………………………………………………………….
La vieja que rompe niñas
y fabrica quebrantos de mujer
………………………………………………………….
Mi madre, mi abuela, mi hermana,
también la vieja.
Todas, en mi sueño, cercenadas.
La pesadilla perpetua
que hoy crecerá en el desgarro
de las bodas con verdugo sin príncipe. (51)
Esa “pesadilla perpetua” denota la impotencia a que se enfrenta la poeta al tratar de detener la práctica de la ablación que tantas muertes produce en niñas y no tan niñas a causa de las infecciones. En otro poema, “No mas mártires” recurre nuevamente al tema de la ablación, revelándose como mujer contra dicha práctica:
No quiero mártires
ni desgarros mutilados en tradiciones
que esconden tu poder.
El de cercenar mi placer
hipotecar mi aliento
vender mis sueños.
Matar a la niña que hay en mí. (56)
“Muñecas rotas” plantea el mundo de la prostitución y sobre todo de la prostitución infantil a través de cuatro estrofas de cuatro versos cada una y encabezadas por “mujeres”, “niñas”, “chiquillas”, para acabar repitiendo “mujeres.” Se refiere al hombre como “lobo de la estepa moderna”, es decir, como cazador de mujeres jóvenes no tanto por subsistir como por satisfacer su apetito carnal y su enriquecimiento material. Incluso podemos apreciar una leve pero contundente crítica al turismo sexual en la última estrofa:
Muñecas rotas en el lodazal moral
que enfanga míseros lechos
tras la resaca de un avión
que anestesia conciencias. (53)
Cierran la última parte del poemario seis versos que nos envuelven en la esperanza:
Si tuviera un día más
regresaría a la mina
para arrancar la esmeralda.
La única piedra
que respire
es la esperanza. (57)
La batalla por encontrar esos referentes femeninos acaba de empezar, pero la fe en un mundo más igualitario para las jóvenes del siglo XXI se manifiesta no en ganar la batalla, sino en no dejarse vencer; acabo este trabajo con el poema “Determinación” que muestra la dificultad de la batalla por un lado (muchos tropiezos en el camino “erizos”, “algas”, incluso “estrellas”) pero también la osadía de las “pisadas nuevas” que no permitirá ser nuevamente silenciada:
Hoy me calcé dos versos
para caminar con ruido
Y los erizos se enredaron
para silenciarme.
Los arranqué sin dedos
y las algas me cubrieron
para ahogar mi voz.
Si las arrojo, me enviarán estrellas
para amortiguar mis huellas.
Y yo, yo inventaré pasarelas
con las que romper el agua.
No hay playa que me detenga,
lo sabes,
En el acantilado de mis pisadas nuevas. (63)
Bibliografía
Alamar, Isabel. Entrevista a Marina Izquierdo. LUKE nº 184: mayo-junio 2018. http://www.espacioluke.com/2018/Mayo2018/alamar.php
Izquierdo, Marina. La vida silenciada. Lastursa. Colección Alcalima nº 60. Antequera, Málaga, 2016.
Muelas Bermúdez, Gregorio. La mitad silenciada de Marina Izquierdo. CRÁTERA Revista de crítica y poesía contemporánea nº 3. Valencia, 2018. http://revistacratera.blogspot.com/2018/03/ya-esta-aqui-el-numero-3-de-cratera.html
Romero López, Alicia. “La violencia de género en el aula de literatura. Un proyecto por la sensibilización con la violencia de género en el aula de literatura a través de cuentos de Emilia Pardo Bazán.” Didáctica [Lengua y Literatura], nº 29, 2017, p. 235+.
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MARÍA JOSÉ LUJÁN
Nació en Cuenca, España (1965). Ensayista y profesora. En la actualidad es catedrática de literatura española y latinoamericana, así como directora del Departamento de Español y del Programa de Estudios Latinoamericanos de Manhattanville College en Nueva York. Es Licenciada en Filología Románica y Doctora en Literatura Española por la Universidad de Murcia (1999) con una tesis sobre narrativa erótica en España desde 1940 hasta 1995. Ha publicado artículos sobre literatura erótica y sobre mujeres escritoras contemporáneas. Sus ensayos han sido publicados en diversos medios especializados como Alba de América, Baquiana, Grafemas, Explicación de textos literarios y Revista Cultural Hispanoamericana, entre otros. En 2011 coeditó, con la profesora Alicia de Gregorio, las Actas Seleccionadas del Congreso Intercontinental de la Asociación de Licenciados y Doctores de Español en los EE.UU. (ALDEEU) celebrado en Alcalá de Henares en el año 2009. Su área de interés se centra en la literatura de mujeres escrita en español y en los últimos años se enfoca principalmente en las obras de escritoras en español en Estados Unidos. Entre sus publicaciones de investigación literaria destacan: “Temas diversos, formas variadas y mujer en crisis en el teatro de Maricel Mayor Marsán”; “Paquita Suárez Coalla: escritora de historias increíbles”; y “Nueva York a las puertas del milenio: Caída libre, de Tina Escaja”. En la actualidad es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).
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