LA NOVELA HISTÓRICA 1314, LA VENGANZA DEL TEMPLARIO, DE FRANCISCO JAVIER ILLÁN VIVAS
por
Gema Bocardo Clavijo
1314, la venganza del templario, de Francisco Javier Illán Vivas (Molina de Segura, 1958), es una novela que ha sido galardonada con el «Accésit del VI premio Alexandre Dumas de novela histórica», y obtenido el reconocimiento de la Hermandad Soberana de Damas y Caballeros del Temple, del Priorato de España, en su revista, El Grial; La Orden Templaria y Humanitaria del Reino de España en su revista Círculo Templario; y la Canciller y Directora de la Academia de Estudios superiores Templarios, Alicia de Sanctis, que declaró que «representa un antes y un después en la narrativa histórica del Temple», recomendándola como lectura obligada para los alumnos de la Academia a partir del curso 2020-2021.
Francisco Javier Illán Vivas cuenta con una carrera literaria larga y prolífica. Editor y director literario de Diez voces de la poesía actual, Acantilados de papel, Ágora papeles de arte gramático y el «Certamen Ángeles Palazón de Cuentos de Navidad», ha publicado siete poemarios, un libro de relatos y cinco novelas; ha participado en multitud de antologías como Arde en tus manos, República poética, Los martes de luna llena, 2099 Antología de Ciencia Ficción, Los mejores terrores en relatos, Anatomías secretas o Relatos fotoeróticos, así como en revistas literarias de todo el mundo.
A esto se suman decenas de relatos y poemas que han obtenido galardones literarios como «Finalista del X premio internacional Sexto Continente de relato de ciencia ficción y ficción distópica» con El secreto de Zeos o «Finalista del VII premio Wilkie Collins de novela negra» con Versos envenenados.
En la novela 1314. La venganza del templario, Francisco Javier Illán Vivas se sumerge con acierto, gracias a su experiencia como escritor, a sus conocimientos y al rigor de la documentación, en uno de los episodios más intrigantes de la historia: la caída de la Orden del Temple.
Contexto histórico
La novela se desarrolla entre los años 1307 y 1314, periodo en el que se produce la caída del Temple y su disolución por orden del rey Felipe IV, apodado el Hermoso, quien ordenó, el viernes 13 de octubre de 1307, el arresto simultáneo de decenas de templarios franceses bajo la acusación de herejía y otras ofensas sacrílegas en el seno de la Orden, sometiéndolos a interrogatorios en los que no había testigos independientes presentes, utilizando torturas inhumanas, hasta arrancarles una confesión falsa tras la que muchos fueron ejecutados.
En 1308, los cargos iniciales se aumentaron con otros como negar a Cristo, escupir y orinar en la cruz, besos «obscenos» (eufemismo de sodomía) y adorar al diablo y a otros ídolos, incluyendo a Baphomet, bajo los cuales más templarios fueron interrogados mediante tortura hasta obtener numerosas confesiones.
Los historiadores coinciden en que los verdaderos motivos del rey para provocar la disolución del Temple fueron económicos, políticos y religiosos, puesto que todas las acusaciones eran tan falsas como las vertidas años atrás contra el Papa Bonifacio VIII. Los templarios eran muy poderosos a nivel político, económico y religioso: contaban con decenas de miles de hombres en toda Europa, con unas 15.000 «Casas y Encomiendas Templarias» y una nutrida flota de barcos, no pagaban impuestos, poseían innumerables riquezas que les permitieron crear un sistema bancario, realizaban transacciones económicas por toda Europa, tenían un ejército permanente y poderoso que, por decreto papal, podía moverse libremente a través de todas las fronteras europeas y habían manifestado su deseo de formar su propio Estado, similar al que los Caballeros Teutónicos habían fundado en Prusia.
Además, Felipe IV el Hermoso había heredado un reino empobrecido, estaba profundamente endeudado con los templarios y, para más inri, estos se negaron a concederle un préstamo para la dote de su hija Isabel a quien pretendía casar con el heredero del trono de Inglaterra, Eduardo de Plantagenet.
En cuanto a las motivaciones religiosas, algunos estudiosos afirman que Felipe IV de Francia quería establecer una «teocracia real» cuyo primer paso fue la persecución y posterior asesinato del Papa Bonifacio VIII; el segundo, la ordenación de Clemente V como nuevo Papa, títere del rey debido a que era prisionero de este en Aviñón; y el tercero, la disolución del Temple como enemigo de la fe católica, obteniendo el título de «campeón y defensor de la fe» por la Universidad de París, con el fin de quedar por encima del mismo Papa.
Grandes incógnitas
No obstante, ninguno de estos motivos parece explicar por qué el rey mantuvo prisionero en la Torre del Temple, durante siete largos años, a Jacques de Molay, Gran Maestro de los Caballeros Templarios, y a sus dos subordinados inmediatos, entre los que se encontraba Geoffrey de Charney, sometiéndoles a torturas en manos de Guillermo Imbert hasta que, finalmente, tanto Molay como Charney fueron quemados vivos en una hoguera frente a la Catedral de Notre Dame, en la Isla de los Judíos, en 1314.
¿Qué información era la que realmente deseaba obtener Felipe IV, el Hermoso? ¿La ubicación del extenso archivo de los templarios, con registros detallados de todas sus posesiones comerciales y transacciones financieras y que nunca fueron encontrados? ¿O acaso alguno de los objetos sagrados como La Mesa de Salomón, el Arca de la Alianza o el Santo Grial, que se decía que habían encontrado los Templarios en sus viajes a Tierra Santa? ¿Quizá el fruto del Árbol de la vida, mencionado en el Apocalipsis, que concedía la vida eterna?
A estas preguntan se suman otras relacionadas con las muertes en extrañas circunstancias de los asesores del rey francés, Guillermo de Nogaret y Guillermo de Plaisians, implicados directamente en las intrigas para destruir el Temple; así como la del propio rey y el Papa Clemente, ocurridas tal y como profetizó el Gran Maestro Jacques de Molay sobre la hoguera «Dentro de un año, Dios convocará Clemente y Felipe a su juicio por estas acciones». ¿Fueron todas aquellas muertes ocurridas entre finales de 1313 y 1314 una casualidad o la Orden del Temple tuvo protagonismo en ellas?
Personajes
El personaje principal es un templario aragonés, cuyo nombre se oculta, que fue enviado por el último Gran Maestre, Jacobo de Molay, en una misión secreta en busca del fruto de la vida mencionado en el Apocalipsis. A su regreso a Francia, a finales de 1313, el templario descubre que, por orden de Clemente V, el temple ha sido disuelto, así como todas las intrigas y hechos que han ocurrido en esos años de ausencia.
Guillermo de Nogaret, valido de Felipe IV, cuyo talento como advocatus diaboli fue determinante en las intrigas contra el Papa Bonifacio VIII y en los juicios contra la Orden del Temple.
La condesa Mahaut d’Artois, una mujer legendaria que desempeñó un papel determinante en la caída del rey Felipe IV y a quien el cronista Jean Desnouelles atribuye la muerte por envenenamiento de Guillermo de Nogaret. Dado que no hay consenso en cuanto a si su nombre era Margarita o Matilde, el autor se decantó en la novela por el primero: Margarita D’Artois,
François de Beaujeu, sobrino del vigésimo primer gran Maestre del Temple, Guillermo de Beaujeu, muerto en la defensa de Acre, cuyo protagonismo es vital para entender qué ocurrió con los documentos y riquezas no encontrados del Temple.
Otros personajes relevantes son Guillermo Imbert, confesor del Rey y Gran inquisidor; Guillermo de Plaisians, Jurista real; y, claro está, el rey Felipe IV y el Papa Clemente V, cuya inacción en la defensa de la Orden del Temple, sumada a las bulas que emitió contra ellos, legitimó todo el proceso.
Puntos fuertes de 1314, la venganza del templario
Sin duda, una de las características más remarcables de esta novela es su rigor histórico, debido, por una parte, a los estudios de Francisco Javier Illán Vivas sobre la Biblia, el Talmud, el Corán, así como sobre religiones como el Taoísmo y el Budismo; y por otra, a la inestimable colaboración de Antonio Galera Gracia, figura imprescindible en el mundo templario por sus estudios y publicaciones, que le han hecho merecedor del reconocimiento como uno de los máximos conocedores de la Orden del Temple a nivel mundial.
Todo ello se plasma en esta novela que aporta datos históricos y otros que, siendo parte de la leyenda, complementa muchas veces a la propia historia, como suele apuntar el historiador y cronista José Antonio Melgares Guerrero. Es el caso de la figura del personaje principal, cuya primera noticia que se tiene de él data de 1292 cuando, como simple novicio, participó en la reconquista de Tarifa a las órdenes del rey Sancho IV de Castilla, formando parte del contingente terrestre. Tal fue su valor en la lucha que su fama se extendió y el Gran Maestre lo llamó a su presencia. Tras participar en la reconquista de Jerusalén, en 1298, y en la gran victoria sobre el sultán de Egipto, Malej Nacer, en 1299, el Gran Maestre lo llamó a su servicio particular. Tras estos hechos, su huella se borró de la historia.
También es notable la inclusión de la Bula papal Vox in excelso, emitida el 22 de marzo de 1312, en la que se determinaba la disolución formal de la Orden de los Caballeros Templarios, denegándoles el apoyo papal; la Bula Pastoralis praeminentiae, del 22 de noviembre de 1307,en la que se ordena a los monarcas cristianos que arresten a todos los Caballeros Templarios y confisquen sus propiedades en nombre de la Iglesia; y la Carta de Clemente V a Felipe IV, enviada el 11 noviembre 1311, en la que el Papa le advierte de un posible peligro por arrestos de nuevos templarios, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París; que permiten al lector conocer la postura de la Iglesia en la caída del Temple.
A estos textos se suman la oración que aparece entre las páginas 27-28, contrastada por Antonio Galera e incluida en su libro Haereticus. Bulario de la orden del Templo de Salomon; citas perfectamente documentadas de pasajes de la Biblia como el Apocalipsis; o las referencias a la figura de Kwan Yin, deidad china representativa de la misericordia, el amor y la esperanza, que auxiliaba a aquellas personas que necesitaban el perdón en esta vida o salir de aquellos abismos u oscuridad donde se encontraban, que presenta muchas similitudes con la Virgen María en cualquiera de sus advocaciones.
Estilo literario
A pesar de que la novela está muy bien documentada y es fiel a la época y sus costumbres, incluyendo La Regla Templaria redactada por San Bernardo de Claraval, y el lenguaje empleado es acorde al contexto histórico, sin caer en anacronismos, el estilo narrativo es ágil, intenso, con un uso preciso de las descripciones que relatan con crudeza, en algunos momentos, escenas relativas a encuentros sexuales o episodios de tortura y muerte.
«Su boca se movía arriba y abajo, y sus manos le apretaban en la base del miembro, dándole placer, impidiéndole a la vez llegar demasiado pronto al orgasmo. Guillermo de Nogaret, quien había sido el más terrible de los advocatus diaboli de la Cristiandad en su lucha por destruir la Orden del Templo, gozó como sabía que solo se podía hacer en las más horribles profundidades del infierno, pues aquello que ella le estaba haciendo, no podía estar permitido para ningún cristiano».
Además, 1314, la venganza del templario está estructurada en capítulos cortos que muestran la evolución de los hechos históricos y el papel de cada personaje en los mismos, equilibrándolos con otros en los que estos confluyen, dando agilidad a la narración hasta el clímax final.
En resumen, una novela muy bien documentada, interesante tanto para los conocedores del Temple como para los que no lo son, con un lenguaje ágil, preciso e intenso que, a pesar de su rigor histórico no pretende ser un ensayo, como aclaró su autor en una entrevista citando a Adrian Goldsworthy: «Los novelistas tenemos que rellenar los huecos con la mejor suposición posible o inventar algo que resulte plausible»; y cuyo único defecto es dejar, de manera totalmente intencionada, a la imaginación del lector algunas incógnitas para que sea este el que complete los huecos del puzle, ahondando por su cuenta en uno de los enigmas más apasionantes de la historia.
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GEMA BOCARDO CLAVIJO
Nació en Madrid, España. Poeta, narradora, crítica literaria y Licenciada en Derecho. Gusta de la narración oral (cuentacuentos) y participa activamente en recitales poéticos desde 1996. Formó parte de la Red de Arte Joven de la Comunidad Autónoma de Madrid. Es colaboradora de la Revista La Oca Loca. Sus textos aparecen publicados en diversas revistas y blogs literarios como Azahar, Acantilados de Papel, GayArt, Groenlandia, El arcón de las fábulas, Realidades y ficciones, Guatini, El Arte eres Tú; y en antologías como Banco de Maridos Defectuosos, Versos en el aire, Viejos Amigos, Ecos del Grito, Diez Voces de la Poesía Actual, Palabra Viva y Punto G. Muchos de sus poemas han sido traducidos al italiano, macedonio y albanés. Ha recibido varios premios y reconocimientos literarios: Primer Premio de Poesía del IX Certamen Literario del Excmo Ayuntamiento de Loeches; Primer Premio de Poesía Santa Catalina de Sena; Finalista del Certamen Picapedreros 2012; Finalista del Certamen de Relato Ars Creatio 2012; Finalista del Concurso de Relato breve El Dinosaurio 2013; Finalista del Certamen de Poesía Aseapo 2013; Finalista del Concurso Marzorelatos 2013; Primer Premio del Certamen de Relato Aste Nagusia 2014; Finalista del I Certamen Literario Tamariu de Poesía; Finalista Concurso de Microrrelatos Biblioteca de Godella 2015; Finalista del I Certamen de Microrrelatos Aldaia Cuenta 2015. Ha publicado el poemario Tragicomedia de una máscara. En la actualidad organiza ErotiZarte.
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