BAQUIANA – Año XX / Nº 111 – 112 / Julio – Diciembre 2019 (Poesía V)

FOTO SECCIÓN POETICA

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JOSÉ OROMÍ RODRÍGUEZ

Nació en Trinidad, Provincia de Sancti Spíritus, Cuba (1991). Poeta y narrador. Autor del poemario Emanaciones del viento, (Editorial Luminaria, Cuba, 2009). Desde el año 2006 es miembro del Taller Literario José Martí de la ciudad de Trinidad, Cuba.  En la actualidad reside en West Palm Beach, Florida.

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1…

Esta vez te falta el gesto,
lo humano, la noción de estar viva
para no creer en el recuerdo donde te has quedado,
más allá del polvo que tocaron tus manos
ausentes de silencio.

Cuando menciono su nombre,
un hechizo es lo que añoro,
y Madre es primavera,
humedad de mis ojos
desbordada desde que la vida me mostró
sin querer
sus inocencias.

Todo lo sacro se revuelve
y no ha encontrado en mi rostro su luz.
Por más que te olvido
al fin te encuentro:
ansiedad inconclusa
que confunde tus labios con la lluvia,
el doler en vida…

Palabra tibia, palabra mundo.

Nuevamente añoro,
es un sueño lo que añoro
cuando menciono tu nombre sin respuesta.

Acaso me responde la lluvia
cuando creo que fueron algo más tus ojos.

Ni sueño ni hechizo.
Madre, Solo…

 

2…

Cuando despierto no logro recordar
el último beso después del reclutamiento,
ni la salud pública, ni la carga pública
de los oncológicos.

Hoy no es un buen día
si lo que quieres es saltar
de cierta altura con tus rodillas de barro.

No me malinterprete, esto no es un suicidio;
el día no es bueno para morir:
es apenas una duda que mata.

 

3…

Mi voz se hace cenizas
para olvidarnos.

Tu rostro aun duele en la tarde
con un olor a almendro y a riachuelo,
Los chismes nos hablan de la lluvia,
de quienes se han ido.
Mi dedo apenas logra escribir en el polvo
todas tus cruces como cicatriz
que ha dejado el invierno.

Refúgiate en mis brazos,
ahora son otras las crisis migratorias.

Últimamente los viajeros siempre olvidan
dónde han quedado las luces,
ahora suele venir tu sombra a envejecerme.

Pregunto tantas veces.
Que últimamente ni sueño…

¿Recuerdas?

Pregunto tantas veces,
que he perdido mis propias luces
y no sé dónde ha quedado tu serenidad
de árbol marchito.
Sólo sé que recuerdas.

 

4…

No quiero tan real la despedida,
tus labios no se borran para siempre.

Te fuiste y no hay catedrales
ni contrafuertes con gorriones muertos.
Solo un misterio y una esperanza
quedan en mi bolsillo.

He quedado atrás,
también las páginas amarillentas de un libro,
sus palabras resecas,
sus girasoles-marcadores tristes.

La profecía era cierta,
mi rostro será sepultado y ya florecen
en otra estación los naranjos.

Ahora solo nos quedan los otros,
los esquizofrénicos, los chamanes,
los olvidos improbables
y de consuelo esta suerte de despedida.

 

5…

Envidio el pasado que no llega,
sin censuras se me va el tiempo
y sin palabras.

Me queda una tierra infértil,
un camino en usufructo que se agota,
una inseguridad polvorienta,
papeles viejos, nostalgias otoñales.

He seguido
el sentido ondulante del camino,
su monotonía me hace recordar otros lugares.

Ahora tengo esa ilusión
o realmente llueve más despacio.

El fango te envolvía  los pies
hasta el desquicie.

Quiero correr. Tú quieres correr.

Como en un sueño
me dejan saber que nada es cierto,
hasta en el suicidio se me escapa la libertad.

Donde no sé, allí está Dios.
Sé que no importa, no importas.

Esto solo es un sueño,
eres demasiado fugaz para ser libre.

Despierto, pero tú aun no despiertas.

Te has quedado en este sueño
y Dios ha sido demasiado fugaz.

 

6…

El invierno guarda su predilección
por la noche,
un secreto con olor a salvia,
a canturrear de tarde en fuga.

Jugamos el misterio sin temerle
al sueño de las viudas
que saciaron su hambre
con los peces castrados del parque.

Un día vi su sombra en aquella casa
era más bien un reflejo de la sombra mía.
La niebla nos cruzaba los brazos,
mientras la veíamos cruzar la calle.

Ahora la muerte se nos hace lenta
y temprana.
Las señoritas aun guardan sus temores lascivos
en las raíces pedófilas de la tarde.

Escarbar, encontrar tu nombre.
Abajo aguardan las raíces
y la lluvia ahoga las palabras.