BAQUIANA – Año XX / Nº 109 – 110 / Enero – Junio 2019 (Reseña I)

JOSÉ LEZAMA LIMA Y LA TRADICIÓN COSMOGÓNICA DE LA LUZ, DE IVETTE FUENTES DE LA PAZ

 

 por

 

Manuel Gayol Mecías


José Lezama Lima y la tradición cosmogónica de la luz 194 X 300

Alexandria Library Publishing House
Miami, Florida, EE. UU.
2018
ISBN: 978-173-1539-89-2
pp. 188

 


     Al hablar de la luz, en la infinidad de la mente —que es como decir del universo— el ser verdadero que duerme en nosotros despierta. La Imago surge así de nuestra intimidad y de nuevo re-creamos el mundo a imagen y semejanza de la Historia oculta que llevamos dentro, a modo de una remembranza inconsciente de nuestro origen divino.

     Ese origen —indefectiblemente— es la Lux que descubrió Lezama no solo como cuerpo y energía espiritual del mundo, sino además la Lux como triunfo sobre la Nada. Es esta, a mi modo de ver, la religiosidad esencial de su poesía-filosofía. De modo que más allá del Bien y del Mal se encuentra el origen de esa Lux que, aun cuando es divina, se humaniza. Es entonces el sentido profundamente cristiano de este Poeta inmenso que se vierte a todo lo largo y ancho de este libro de Ivette Fuentes de la Paz: José Lezama Lima y la tradición cosmogónica de la luz.

     Ivette Fuentes es una ensayista que se ha caracterizado por redimirse a sí misma (quiero decir: por buscar y encontrar la libertad interior, que es la libertad del alma y del pensamiento) a través de diversos senderos de la poesía y la filosofía. Sus dos doctorados, tanto por la Universidad de La Habana como por la Universidad de Salamanca, la han especializado en las potencialidades y posibilidades de la luz; la han convertido en una profunda creadora poética mediante el ensayo filosófico; es decir, su proyección busca incesantemente la unción de lo poético (Belleza platónica) con el conten de la mística, la mitología y lo intuitivo, en relación directa con el origen divino del ser humano. De aquí su andar imaginario entre los vericuetos laberínticos de los dioses antiguos, sus virtuales intentos de hurgar en lo remoto, a la manera de una reconstructora cultural que parte desde Sumer* y Acadia hasta nuestros días pasando por los primitivos encuentros de los grandes griegos con Mesopotamia, Egipto y el Medio Oriente. Y toda esta sabia plenitud la ha hecho desembocar siempre en José Lezama Lima y su Sistema Poético del Mundo. De una anterior presentación, retomo un párrafo que dije sobre Fuentes de la Paz por su naturaleza creativa:

el ser de esta ensayista y narradora —creadora por encima de todo— es profundamente poético; su naturaleza está signada por esa luz que yace en una vasta intimidad. De hecho, Ivette toca las cosas con su palabra y las humaniza, pero al mismo tiempo les otorga el sentido de lo inefable**.

     Y todo ese sentir inefable de Ivette Fuentes es la misma anímica y espiritual transpiración de su comunión con Lezama Lima. Nunca ha sido nada más el mundo aquello que esta genial investigadora ha moldeado en su pensamiento, sino toda una cosmogonía ideoestética inconmensurable en la que el autor de Muerte de Narciso se constituye en manantial universal de conocimientos.

     En este libro encontramos —además de una insistente relación de la luz con todo lo creado, con la Belleza y con el Bien ontológico del ser humano, adherida en su forma de Lux divina al pensamiento pragmático de Lezama— hallamos, repito, un “fuerte enlace con una tradición teórica de corrientes lumínicas, de sustrato filosófico”, que nos lleva a concluir con la investigadora en que la obra del Poeta es una “cosmología de consonancias filosóficas”.

     Es muy puntual uno de los conceptos que propone Fuentes de la Paz, cuando dice:

Por el mismo camino de la sensorialidad, se ha previsto en la teoría de san Agustín que concede el carácter de continuidad a la iluminación, idea capital para la configuración de una luminosidad gradual en Lezama conformadora de los cuerpos en su proceso de visualización de la imagen poética. Por el mismo nexo de afinidad intelectiva aparece en san Buenaventura la función cognoscitiva de la luz, por la cual se aprehende el mundo, apreciación que se adquiere a partir de una ascensión consciente por los distintos grados de un conocimiento que se hace corresponder con las gradaciones de la luz. En Lezama se traduce tal correspondencia con una función gnoseológica de la luz, consciente y volitiva, que permite visualizar el mundo en la medida en que incide el rayo lumínico, y profundiza en los espacios exteriores e interiores del hombre.

     Tanto en la realidad física como en la realidad imaginaria la luz está caracterizada por ser una dicotomía de lo corpóreo y lo incorpóreo, de lo visible y lo invisible. Así tenemos, por ejemplo, que en la física cuántica la luz es partícula y al mismo tiempo onda, lo que le da un verdadero aspecto transicional; en otras palabras, evolutivo de la materia (partícula) a la energía (onda) hasta poder alcanzar la espiritualidad… De aquí que la ensayista cubana continúe:

Para Roberto Grosseteste (…) esta dicotomía de la luz corpórea e incorpórea, fija con notoriedad esencial lo visible y lo invisible, idea fundamental en la cosmología lezamiana para conformar su paradigma lumínico, como base conceptual para su poética y en particular para su categoría de la imagen, ya que por esa imagen visualizada por la luz surge la poesía y es posible aprehender el mundo.

     En mi criterio personal, tanto de José Lezama Lima como de Ivette Fuentes, saco la posibilidad de redescubrir la Realidad (con mayúscula) como dos dimensiones, opuestas, y al mismo tiempo reconectadas en una conjugación evolutiva de la materia hacia el espíritu. Estas dos dimensiones recomponen dialécticamente la potencialidad esencial de una nueva Realidad (la física: objetiva, visible, racional y lógica, razonadora del mundo circundante. Y otra, la imaginaria, incluso en mi criterio de mayor importancia, por su carácter de causa final y su perennidad: ese hecho de saber que es imaginaria, invisible, abstracta, de significación metafísica, intuitiva y fenomenológica, entre otros aspectos.

     En todos estos presupuestos de la luz en José Lezama Lima que son analizados por nuestra ensayista Ivette Fuentes de la Paz, en este libro, podemos encontrar todo un reservorio de otros autores clásicos que apuntalan su indagación como son san Agustín, san Buenaventura, Roberto de Grosseteste, Pitágoras, Sócrates, Platón, Plotino, Marsilio Ficino, Karl van Eckartshausen, Sor Juana Inés de la Cruz, Vicente Huidobro y Antonio Machado, entre muchos más.

     No solamente es una amplia gama de autores clásicos lo que sustenta la búsqueda teleológica en este libro, sino que además hay una profunda incursión fenomenológica en las distintas obras y categorías de Lezama, en las que salen a relucir —como principios cruciales— las funcionalidades ontológica y gnoseológica que el autor de la novela Paradiso recompone para proyectar su Sistema Poético del Mundo.

     Este es un libro así imprescindible para todo amante de la poética lezamiana, para todo aquel lector especializado, interesado en cómo la luz, de su estado físico, pasa a ser Lux de la Belleza y del Alma; de la poesía propiamente a la filosofía en su metafísica fundamental hacia la espiritualidad; un libro que, al estar en las manos de un lector como ustedes, estimados amigos, solo puede compararse con la grandiosidad unitiva de una metáfora solar.

 

Nota: Presentación en Art Emporium Gallery of Miami el 19 de diciembre de 2018.

* La Historia empieza en Sumer, de Samuel Noah Kramer (39 primeros testimonios de la historia escrita) [Traducción Jaime Elías Cornet, y de la traducción de los capítulos 28 a 39, Apéndice B, Corrigenda y Addenda… y Glosario: Jorge Braga Riera 2010] [Madrid, Alianza Editorial S. A., 2016].

** Manuel Gayol Mecías: “Prólogo” (“Ivette Fuentes de la Paz, de la humanidad a lo inefable de la belleza”) en El buscador de sombras de nubes y otros cuentos, Miami, Alexandria Library, 2014.

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MANUEL GAYOL MECÍAS

Nació en Las Tunas, Cuba (1945). Es poeta, narrador, ensayista y periodista. Ganó el Premio Nacional de Cuento de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en 1992. Fue investigador en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas en Cuba. En el año 2004, con su relato “El otro sueño de Sísifo”, obtuvo el Premio Internacional de Cuento Enrique Labrador Ruiz del Círculo de Cultura Panamericano de Nueva Jersey. Fue miembro del consejo de redacción de la revista Vivarium y miembro del Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana, ambos en Cuba. Trabajó como editor por más de 17 años en el periódico La Opinión, de Los Ángeles, California. Miembro fundador del Club del Pensamiento Crítico de California. Ha publicado, entre otros libros: Retablo de la fábula (poesía, 1989), Valoración Múltiple sobre Andrés Bello (compilación crítica, 1989), Retorno de la duda (poesía), El jaguar es un sueño de ámbar (cuentos), La noche del Gran Godo (cuentos, 2011), Ojos de Godo rojo (novela, 2012), Marja y el ojo del Hacedor (novela, 2013), Viaje inverso hacia el reino de Imago (ensayos, 2014), Coincidencias de un editor (o el exorcismo de Joel Merlín) (novela, 2014), Los artificios del fuego (prosa y relatos, 2014), La penumbra de Dios (ensayos, 2015) y Las vibraciones de la Luz (ensayos de ficción, 2016), Amor de historia antigua o la trémula luz de los espejos (cuentinovela, 2017) y 1959. Cuba, el ser diverso y la Isla imaginada (ensayos, 2018). Dirige la revista digital Palabra Abierta y su editorial homónima.

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