BAQUIANA – Año XX / Nº 109 – 110 / Enero – Junio 2019 (Poesía V)

FOTO SECCIÓN POETICA

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DANIEL MONTOLY

Nació en Montecristi, República Dominicana (1969). Poeta y traductor. Obtuvo el primer premio del concurso de poesía convocado por la revista literaria Niederngasse, el “Editor’s Choice Award – The International Poets Society”. Aparece en las siguientes antologías de poesía: Colección Sensibilidades (España: Alternativa Editorial, 2001); Maestros Desconocidos de la Poesía Contemporánea (USA: Ediciones El Salvaje Refinado, 2004); Colección de Poesía Abrace (Uruguay: Editorial Abrace, 2007); Jóvenes Poetas Cantan a La Paz (Australia: Casa de La Cultura Latinoamericana, 2004); Antología El Verbo Desenrrejado (Santiago de Chile: Apostrophes Ediciones, 2006); Antología Nueva Poesía Hispanoamericana (Perú: Editorial Lord Byron, 2008); y en la Antología norteamericana: A Generation Defining ItselfIn Our Onw Words– (USA: MW, 2009). Ha publicado los libros de poesía: La Ritualidad del Círculo (USA: Obsidiana Press, 2008); Tránsito del Agua (España: Editorial Taller del Poeta, 2008); y Papeles Robados al Más Allá (San Antonio, Texas: Linden Lane Press / Colección de Poesía, 2014). Su poesía aparece traducida al inglés, alemán, portugués, catalán y rumano. Colabora activamente con publicaciones literarias latinoamericanas y europeas, y dirige el blog literario: El Wong Side dedicado a la promoción y difusión de la poesía hispanoamericana. Ha participado en diversos encuentros y festivales internacionales de poesía.

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SINFONÍA PAGANA 

Va cayendo la tarde con triste misterio…                                                              

 Juan Ramón Jiménez

 

El canto subversivo

de las hojas

enmudece

con blancura

 

las pisadas

se prolongan

como excusas

humanas

frente al rigor

indomable

 

y los caprichos

del sol

se celebran

aplaudiendo

con sus

labios rotos.

 

El canto

de las hojas

florece

horizontal

a la ceguera

 

busca

y espera

por un descuido

misceláneo

que dé origen

a una nueva forma

de música

pagana.

 

 

PÁJAROS ROTOS

 

Ya será mañana

aunque no queden ojos

que testimonien

su origen ciego.

 

No sólo a los pájaros rotos

se les caen las alas

cuando la bruma

como una hacha

metafísica las remoja

con lágrimas

con el mismo rocío, que

en lugar de humedecer

las hiere con repiques

de campanas negras

liberadas por el infierno.

 

Aunque los grillos canten

y la mañana disfracen

como verde damiselala

tristeza nos hiere

como daga de sacrificio

que penetra el cuerpo dócil

de las últimas noches.

Ya será mañana nuevamente

aunque no queden ojos

conversando con pájaros rotos

bajo las nubes.

 

 

 

RETRATO DE MUJER ENTRE LAS NUBES

 

Esa joven mujer poeta

camina

por las nubes

con un bolso

de relámpagos

y truenos,

con el pelo

desafiando

a la vejez,

con un paquete

de frescas alas

florecidas

en las manos.

 

Es la joven

mujer de rostro

inseguro,

cuyos ojos

vieron al pasar

tanta belleza

por su vientre

del mar, encinta,

buscando

al padre

de sus

criaturas

en el idioma

de Cervantes.

 

Esa joven

con brazos

y piernas largas

y de estrechas

caderas

llamadas

a ser madre

de lo que siente

y palpita,

habita

el milagro

sobre las aguas

turbias

de la desdicha.

 

Esa mujer

luz de piedra,

color

en la nada,

sin caminar

camina. Esa

mujer joven

Violeta, Julia,

Silvia, Alejandra y Alfonsina.

 

Esa mujer

que no se siente

esa mujer

sin hablar

habla

de lo perenne

del poema,

de lo asexual

de la palabra

niña, mujer

tierra, luz

agua.

 

 

 

EL POETA MALDITO

 

Los otros poetas

eluden pronunciarse

sobre tus desmadres

poéticos, quizá

no quieren

darte duro

por los testículos

hiriendo

la omnipotencia

de tu ego

de poeta maldito,

y vas por ahí

como buque

de guerras próximas.

 

Maldices,

condenas

el estado actual

de la poesía

con ínfulas

de gran crítico,

pero la inocultable

deficiencia

de tu léxico

delata,

en tu pobreza,

a tus lecturas:

Ezra Pound,

Borges, Neruda

o “Las tierras

baldías”

de T. S. Eliot.

 

Fueron sólo la hiedra

en las paredes

que se ramifican

en la mirada

arañosa

de los libreros

de tu cuarto…

y ¿La Dickinson?

¿La virgencita

provinciana

de Nueva

Inglaterra? Ah, pero,

qué carajo

importa, porque

te llevas

mucho mejor

con los pobres

poetas negros

que temían

al diablo

y hablar de árboles

y noches, pero

bailaban blues y jazz

como poseídos

por espíritus

nocturnos. Esos

son los cuervos

que se comen

tu insomnio,

esas son las aves grises

¡de tu especie!

 

 

 

YO, OBRERO DE TU NECESIDAD

 

Yo obrero,

desempleado de tu tiempo,

carnicero

de miradas,

miserable

del por vivir

y respirar,

sin la preocupación

insistente

del bolsillo

aforero

o por las amenazas

de las cuentas

sin pagar

sobre la mesa,

quiero,

pido,

una tregua existencial

que me permita

levantar

los brazos

sin ser golpeado

por las circunstancias

en la nariz,

sin el grito

fulminante

del nudo

en mi esófago

ahogándome

la compasión

de la mañana,

y el sentido mayor

del aliento.

 

Yo, obrero

del manotazo

en la lengua,

no pido mucho,

sólo una palabra

sin dudas,

una sonrisa

que, amiga,

toque a la puerta

de mi mala fortuna

invitándome

a escribir

una historia

a olvidarla.

 

 

SIN RENEGAR A LA NOCHE

 

Tengo hambre de aire improvisado,

de las trompetas,

de los desbordes

contorsionistas

y vísceras

del saxofón.

Reniego a aparecer

devorado

por el infernal ruido

de los árboles

de Maquiavelo:

grises como las médulas

del mercado

y con las orejas tiesas

de satélites rusos.

Espío en ti

lo que me gusta:

tus viejas y recelosas

curvaturas

de hojalatas dulces,

tus jóvenes ojos

de vinillo, cuadrados

por mis notas.

Tengo el hambre sastre

de aquéllos músicos

sentados

en los vagones

del miedo,

rumbo al norte,

escondidos

por el asombro vertical

de la horizontalidad

mecánica

del caos lúcido.

Traigo

la alegría femenina

de las trompetas

y la masculina voz

del trombón

para entretener al racismo

unilateral, abrigado

por el frío.