BAQUIANA – Año XVIII / Nº 103 – 104 / Julio – Diciembre 2017 (Poesía VI)

FOTO SECCIÓN POETICA

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SERGIO A. ORTIZ

Nació en San Juan, Puerto Rico (1951).  Poeta, narrador, fotógrafo y educador. Vivió parte de su niñez en Chicago, desde 1955 hasta 1960. Escribe tanto en inglés como en español. Ha publicado en inglés los poemarios: At The Tail End of Dusk (2009), Topography of a desire (2010) y Wet Stones And Bedbugs In My Mattress (2011). Ha publicado el poemario bilingüe: Elephant Graveyard, Cementerio de Elefantes (2017). Ha sido nominado al premio Pushcart en dos ocasiones, al Best of the Web en cuatro ocasiones, y al Best of the Net en 2016. Fue ganador del 2do lugar en el Premio Ramón Ataz de Poesía (2016). Sus poemas han sido publicados en diversas revistas literarias, impresas y digitales, tales como: Letralia, Chachala Review, The Accentos Review, Resonancias, Jornal de Poesía y Adobo Criollo, por mencionar algunas. En la actualidad es editor del blog Undertow Tanka Review.

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NOSOTROS LOS CHICOS INVISIBLES

 

hemos estado gestando

en este arenal durante meses.

Buscando fuerzas-pilares,

manteniendo habilidades-felinas.

 

Vagamos lentamente hacia amistades

y amantes; silenciosos,

atados, zurcidos y esperando.

 

En esta ciudad, este Neverland,

solo nos tenemos un al otro.

Y todos fuimos traídos a esta playa

por un flautista de Hamelin distinto.

 

Nos hicimos muchachos

calmando infancias mortinatas.

Flexionando músculos y observando

nuestros cuerpos comprimirse

en formas que abiertamente deseábamos,

pero que secretamente objetábamos.

 

 

CARMELA

 

               Cáncer de mama, licencia indefinida.

 

Las meseras recolectaron dinero

que no estaban gastando en cerveza.

Se maquillaron, después de una noche lenta

en el trabajo, y aparecieron en el apartamento

con flores que olían a grasa de cocina

y cigarrillos sin filtro; labios manchados

con brillo de fresa. Ella, feliz de verlas,

lamentaba no tener sofá: Sólo tengo un sillón

reclinable, y una lámpara sin cubierta.

 

Las flores se marchitaban en el florero

que estaba entre la televisión y el sillón.

Ahí la quimio hacía su trabajo.

 

Así que le conté todo lo que pude

del establo de mis padres, como montaba

caballos de paso fino a galope sostenido.

 

Ahora estoy despierta

tratando de consolar a otra amiga

que está recién soltera y casi borracha,

enviando mensajes de texto

sobre lo mucho que duele esta vida.

 

 

MUCHACHO ISLEÑO 

 

Tenía 17.

Piel cobre intenso

al frente del espejo

de mi abuela:

muchacho isleño de pelo negro.

Ventana abierta,

quise aspirar el aroma a sofrito.

 

Se me cayó la toalla.

Clavé las yemas de los dedos en el espejo.

Para aquel entonces

susurraba que no quería ser hombre.

Incluso sentí que estos incipientes pechos

crecían muy pesados.

 

Pues doblaban mi espalda

con todas sus demandas.

 

 

XILOGRAFÍA

 

Soy

ese Hombre

convertido

en esa Mujer

cuya madre

se convirtió la sombra del padre que yo soñaba, pero que jamás conocí.

 

Me rompo        y me

 

reconstruyo

  sin sentir nada.

 

Verán,

yo y la libertad eventualmente nos vamos a encontrar, aunque eso signifique estar libre de la X. De la X de la Y, porque volar sin alas no es tarea fácil. Mi primera confesión: soy guerrero que carga el mensaje sin importar lo pesado que es el bulto. Inhalo dolor y exhalo amor.

 

 

PARA TODOS NOSOTROS

 

Para nosotros los bloqueados

de comunidades que se quejan de la

intolerancia de los de “afuera,”

pero adoptan la misma

intolerancia desde “adentro.”

Esa hipócrita postura de “solo nosotros”

olvidando que todos estamos atados a mentiras

que invalidan nuestra humanidad,

que separan nuestro cuerpo de su ser,

que les asignan roles a las almas.

 

Para los que nos atragantan el sueño

de “happily ever after”

pero que nunca sanan lo escabroso

que es la homofobia internalizada:

‹‹ nada de gordos, nada de afeminados,

nada de maricas ››

descartados por hombres

que arruinan sexualidades,

que reducen a enigmas

vergas carentes

de dulzura.

 

Para los homies brutalizados

por la esclavitud pasada

y presente: “Joe Crow Mass Incarcerations”

cuyos corazones laten en los pechos sordos

atrincherados detrás de los muros del silencio

que nunca van a proteger

esos increíbles coros Gospel.

¡Te amo MLK Jr.!

 

Para mis hermanos bronceados,

de intercesiones resonantes

en Hispanoamérica:

Nosotros lo tenemos todo.

Y estamos aquí

con cuantía incalculable,

mereciendo ser amados.