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EDUARDO ESCALANTE GÓMEZ
Nació en Antofagasta, Chile (1942). Poeta, profesor, investigador científico y ensayista. Es Licenciado en Lingüística y Literatura por la Universidad de Chile y Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad de Gales, Gran Bretaña. En la actualidad es investigador de la Universidad Juan Agustín Maza (Mendoza, Argentina) y Director del Instituto de Investigaciones de la Felicidad Organizacional, Fundación Universitas (Mendoza, Argentina). Ha publicado diversos artículos científicos en revistas especializadas en Argentina, Chile, Colombia, España, México, Nicaragua, Perú, así como varios libros sobre investigación y estadística en Argentina y Chile. Su poesía aparece en los portales digitales: Arte Poética, Proyecto Patrimonio Cultural, Escritores y Poetas en Español, El Poder de la Palabra y Letras de Chile. Ha publicado sus poemas en revistas de Argentina, España y Estados Unidos. Su poemario Caminando la existencia con la voz fue publicado vía Kindle Edition/Amazon.
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UN NOMBRE
Me han dado un nombre, mi nombre. Nombre
(a veces envuelto en eclipses de aire y agua)
lo pronuncias.
Es un nombre
eso es claro, y no hay duda (es mi nombre)
llego a casa, me espera mi nombre
vivo en mi nombre
no sé si hay algo más que exista
me han dado un nombre, mi nombre,
mi nombre, todo no me sirve
ese eso que me das es un espacio vacío,
no me sé
nada me dice de mi existir.
Mi nombre va pasos delante de mí
lo persigo rápido, va tan rápido, no me ves
al fin del viaje, no sé si tengo cuerpo, alma
sólo sé que vivo en la pobreza de mi nombre.
Más bien, agonizo de a poco en el nombre de mi nombre.
Si me aplico llegará el momento del zarpazo,
podré frotar mis manos. Seré un relato
acompañando de un nombre que sólo es un invitado:
orillas húmedas, en algún paralelo existente,
agua que corre, es pobre pero no ciega
levanta un pie después de caerse y sigue.
Pincel derrama pintura,
nada definitivo, aunque punto final:
(eso no: sólo un nombre).
Serán o luz o calor, ya sea por santos o bandidos.
LA CALIDAD NO HA IMPORTADO
Sentir el ancho.
Ser testigo de detalles. De
su juicio, su inclinación. Oír viendo.
Tocar. Gustar. Traducir.
Fijar lo que haya que fijar:
Paisaje, rostros, moléculas
que se desplazan, piedras
que escarban.
También, lo corto, delgado, puntiagudo,
independiente si ha sido revelación.
Pensamiento inquieto, no estar
en lo definitivo, la luna llena, la memoria.
Prepárese para la ruta.
Tanto para los nuevos,
también el viejo.
Cada uno reclama sus puertas y ventanas.
Miran cuán lejos han llegado,
puede que alguno requiera un mapa.
Austero no ha sido.
Otro aún necesita anteojos.
Ambos de coartadas saben.
De una cama bien hecha,
de un buen peinado, y como usar
la mano menos hábil. Saben.
Sátiros de la servidumbre son,
han mostrado los trajes alquitranados
Cuando han visto simétrico han quedado
despistados, instrumentos para rescatar
cabo suelto se ha requerido.
Allí, incluso, en la arena, entre las rocas,
se ha puesto el oído, puede haber remanente
de una tormenta
En virtud de tal iluminación, oscuridad
se convierte en agujero de luz. Abajo de
esta alta pared, suelo oscuro no habita.
AYER
En algún punto se empieza,
intentar versos que evocan
quizás desatinos.
Puede ser la trampa de la nostalgia
—Lo confieso, confieso. Es mi impulso
Siempre libre
(y siempre atado. decisión propia)
Nunca príncipe de causa alguna
más bien admirador de pastor de crecido rebaño.
Mi infancia no vio mis pantalones alargarse.
Quizás van Gogh la pintó
y pueda recordarla.
(un techo con estrellas, una silla con cojera,
una cocina con olor a carne y camote,
luz de una vela en orfandad).
El tiempo me permitió acarrear sacos de preguntas,
apilarlos en un rincón, no había espacio para más.
Fui encaramándome sobre voces que navegaban,
intentando trepar misterios de esa edad.
Lucidez no siempre acompañaba.
(Me asustó lo de siempre: la cama sin ternura)
En ese otro día, bajé ruta de plano plegado,
subí líneas en busca de una torcedura
todo con compás no hallado
y mapa de emociones confundidas
Sin importan lo que hubiere a la vuelta de la esquina.
Con la gracia entre todos repartida
muchas veces acerqué mi oído sobre el viento
para escuchar las aves que se habían ido.
(A veces truenos oscuros no me dejaban oír,
no pude aplicarme y saber si había algo solemne.
Trazos quedaron amurallados. Sólo puedo mito.
En junio me despierta)
Caminaba con perro colgado de mi brazo.
Agua, luz, cielo andaban presurosos
con sus cantos acompañaban mi alargado corazón.
Vi perder la gracia de quienes uno no esperaba
como rebaños se alejaban hacia rumbo sin fin.
Al otro día las campanas anunciaban
que agua dulce se podría beber
con saciada sed uno podía descansar.
Subí otra vez las escaleras de todos,
a veces lento, otras, acompañado,
dejando que el tiempo no desgastara mis miradas,
bajando con sueño ayer realizado
para despertar en la plaza sin cadenas.
INQUIETUD
Ese pájaro matinal. Lo llaman pájaro de buen agüero,
Así como la gente dice que en la mesa debe haber un florero,
Y tal vez, de una cara decir que la persona es enojona.
Allí está, siempre allí.
Giro, giro, parece que me mira, no,
parece está dormido en su sueño circular.
Las nubes pasan dejan cielo colmado de grises.
supongamos que el pájaro puso al descubierto todas las caras juntas
que iban a unirse para un matrimonio.
Lo preciso, se mueve, eso que mueve no lo veo.
Rastrojeo palabra en mi memoria
para asegurarme de lo que él detalla.
digo que estoy un poco bloqueado,
no sé qué nombre pongo cuando sus alas se enredan,
se tuerce su cabeza, una pata dibuja el laurel de la novia.
Confieso mi torpeza, digo y creo lo que digo,
pero el mundo se mueve y me desmiente.
No todo tiene un nombre asignado.
El ojo de túnel no sirve.
Y así, todo sobre el universo, una verdad con
rodillas frágiles, luego una mentira que toca la espalda de una novedad.
Pero vanidad resiste, como no ser dioses.
En ese claustro hemos estado por siglos, cuesta pellizcarnos para despertar.
Nuestra astucia alcanza hasta la fotografía vieja
y las obras maestras no enseñan bien como cocinar
los errores, retocar las estrellas, y no caer
una vez más en ostras negras.
UNA HISTORIA
Cuerpo que como un barco navega desde el día en que se nace.
Nunca ha ralentizado su velocidad, sin embargo,
los pies saben de mareas vivas y muertas.
Muchas escenas de primer plano se fueron
poniendo en marcha, jornadas especiales se capturaron cuando
el verde está floreciendo y la línea del tiempo cobra
especial importancia en el estado de ánimo.
Lluvia fría, turbulencias, despeñaderos no han sido ajenos,
pero no han capturado la vida ni traído de vuelta
nostalgias. Se ve a través de un lente que tiene ojo limpio,
cataratas no se han tejido, ni reales ni imaginarias.
El hueco de la escalera en esa tarde,
cuando llegaba el sol a través de las persianas,
está escrito como también la ida al circo y los dulces.
Se vuelve al límite como a lo ilimitado.
Cuando me siento en el tercer escalón, recuerdo
no acostarme con zapatos, comer con los codos bien puestos.
Cada uno tiene más luz de la que cuenta o recuerda,
Pero a veces algunos se hunden en miel de abejas agria.
Se vuelve siempre para escuchar la piedra tallada,
ver los tambores con sus anuncios de cambio de calendario,
un mar de un millón de velas todavía alumbra el raspar de los pasos.
UN VACÍO COTIDIANO
Cuántas veces cansado he vuelto a casa
aquejado de espalda y manos
cómo pesa la ropa que llevo a cuesta
y para que decir los zapatos.
Con la pera en el suelo
Ojos extraviados en las cosas que no son
Embargado de saturación
Siento que camino sin dirección.
Eso soy y nada más.
El tiempo de mi reloj consume mi tiempo originario.
Parece que esta forma de estar en el mundo
Nunca se irá.
Las calles no son calles, sino pantanos de desolación
Los rostros inocentes parecen fugados
Las campanas de la iglesia apenas se escuchan
El viento parece mudo.
Parece que uno cayera en picada libre.
Un impulso ciego me detiene un instante,
Un fragmento de segundo se clava en mi frente.
Partículas de aire, luz, viento se acercan a hurtadillas
Rompiendo su mutismo.
Siento la cabeza apoyada en cojín
tan invisible como lirio
Extraviado en la alta hierba.
Desabrocho los botones de mi camisa,
Suelto los cordones de mis zapatos
Mis pies descansan a la sombra de una palmera
disfruto mi imagen en el reflejo de un vidrio.
Avanzo, línea a línea con tranco lento.
Ya no es necesario llegar a todo.
Un puñado de luz, un misterio que se escapa
de madrugada.
Ese destello me asoma
debajo del deterioro.
Lo que queda de la fatiga
Se hace mudo. El espacio se llena de aire
Las cosas incompletas son un detalle.
ACONTECER
De pie junto a una orilla diferente desde la
que se despojó de todo atuendo, eso que perdió el nombre.
Eso pasa cuando se priva por completo de un piano a una fantasía,
se la hace añicos, su ojo penetrante queda en manos
de la locura del viento, ya no es necesario
afilar un cuchillo, ya no vierte semillas en mal estado,
es una ventana para siempre cerrada
La Chaman de la tribu que intenta unir a los de aquí y los de allá,
que lee el más allá y el más allá, me mostró símbolos,
que no eran de un tarot, pero era como un juego d
e cartas de vidas mejores y peores.
Sí, esa vida, no me han dejado elegir
y esa otra está pegada a mis huesos.
Era difícil no distraerse del anuncio que realizaba,
sus manos me acariciaban el cerebro. Me dejé.
Fui su lienzo desnudo, no fue Pollock,
pero sus palabras dispararon de igual modo sobre la tela.
Quedé teñido de verde, amarillo, azul y todas sus mezclas.
Eran cientos de dedos haciendo su trabajo,
poro a poro, pliegue a pliegue, costura a costura,
fisura a fisura, con mucho arte. Quedé convertido
en un tatuaje que se puede contemplar en su totalidad
o en sus miles de fragmentos. Este eres tú, me dijo.
Hoy aquí estoy frente al espejo conociéndome,
tanto detalle incrustado sin yo saberlo. Todo fue un ritual sin duda.
Aunque no sé para qué si quienes me miran no saben
(o no quiero que se enteren)
de ese tatuaje.
TYCHÉ
Así, cada día,
soberana contingencia,
quiere retrato hablado
de lo que ha sido nuestro encuentro
teñido de infinitud.
Quiere su punctum,
no es simple habitante de un vecindario.
Tú y yo los sabemos.
Nuestro amor:
real expresión de lo infatigable.