________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
JUAN CALDERÓN MATADOR
Nació en Alburquerque, Badajoz, España (1952). Poeta, narrador, cantautor, dramaturgo, actor y director teatral. Reside en Madrid desde 1975, donde es un activo participante en la vida cultural de la ciudad. Ha publicado los libros de poesía: Camino Ancho / Paso Desolado, Ritos de la Memoria, Agonía de las Estaciones, La voz (de Dios) entre el romero, Eco de niño para voz de hombre, Divertimento y Mirar el arte en clave de poesía, entre otros. Ha publicado los libros de narrativa: La noche que murió Paca la tuerta, El señorito Antonio y Veinte historias amables más un garbanzo negro. Ha estrenado cinco obras de teatro de su autoría. Ha compuesto trescientas canciones, algunas han sido editadas en discos. En el año 2010 fue candidato a representar a España en el Festival de Eurovisión con su canción “Tríptico de amor”. Ocasionalmente ha escrito guiones para radio y televisión. Ha intervenido, como actor y presentador, en series y programas televisivos y radiofónicos. En la actualidad es co-director, junto a Javier Bueno, de la Plataforma Cultural Raíces de Papel y de la revista digital Raíces de Papel, y es miembro de varias organizaciones literarias y culturales, tales como: Asociación de Escritores y Artistas Españoles, Asociación de Escritores Extremeños, Asociación Prometeo de Poesía, Asociación Cultural Beturia y Grupo Literario Tintaviva de Cultural Telefónica de Madrid. Un premio literario convocado por Ediciones Cardeñoso en Vigo (Galicia) lleva su nombre.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
LOS VIENTOS Y LA GUERRA
I
Nunca faltó una hogaza
de pan en cada mesa,
ni cántaro en la umbría
que refrescara el agua,
ni cuenco de buen vino,
ni dulces higos secos.
Era muy generosa
la tierra de aquel reino
en espigas y frutas.
No menos dadivoso,
el mar azul turquesa
guardaba entre los mansos
vaivenes de sus olas
bocados exquisitos:
peces de mil colores
que llenaban las redes
de todo el que salía
a faenar sus honduras.
Serena era la luz,
reflejada en los ojos
de aquel pueblo feliz.
II
Los ancianos velaban,
desde sus largos años
y la mucha sapiencia,
para que no enturbiara
el curso de la vida
ningún peligro ajeno,
y hablaban con los astros
en un lengua antigua,
renovando tratados
de paz y de bonanza.
Al más viejo de ellos,
al que llamaban Aire,
por ser sabio y prudente
le pedían consejo,
y sus palabras eran
apacibles y bellas
como campo poblado
de blancas mariposas.
Así fue hasta aquel día
que sus ojos hallaron
las formas más perfectas
y perdió la cordura
ante aquella muchacha.
III
Ella debió nacer
del amor de los dioses,
¿cómo si no explicarse
el poder de sus ojos
tan de color violeta?
Nunca se vio criatura
tan mimada y querida
por la Diosa Belleza.
Las luces de la tarde
quedaron eclipsadas
a su paso, y se hicieron
alfombra para ella.
¡Nunca hubiese llegado
al ágora la joven,
nunca la hubiese hallado
en su camino Aire!
IV
Los dedos del anciano
jugaron con las gasas,
para hacerle volar,
como si fuese un juego,
su túnica-paloma
y aquella carne-niña
permitió el galanteo
con la risa vertida
por toda su estatura.
Para entonces ya era
rendido prisionero
del cuerpo no estrenado.
V
Los muchachos volvían,
después de la olimpiada,
festejando con vítores
al joven vencedor.
Su cabeza de espigas,
ceñida de laurel,
sus músculos perfectos,
que el sol acharolaba
de sudor y victoria,
captaron la atención
de la hermosa doncella.
Él le dio su corona,
ella su amor primero
y un beso que volaba
cual cinta de tisú.
VI
Aire enfermó de celos
Y derribó al invicto.
Cegado de locura,
Hizo estallar su furia,
Huracán que doblaba
Al más recio arbolado,
Y levantó murallas
De agua embravecida,
Que rompieron el mar
Contra los arrecifes.
Con la llaga sangrante
de aquel amor tardío
volvió a por la muchacha.
Poema ganador del XVIII Certamen de Poesía Villa del Escorial “María Fuentetaja” 2009.