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CARLOS I. NARANJO PACHECO
Nació en Santiago de Cuba (1975). Poeta, profesor y trabajador social. Estudió en la Escuela de Letras de la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba (Cuba) y en el Instituto a Distancia Enrique Pérez Serantes de la Universidad de Comillas, España. Es Licenciado de Lengua Inglesa y actualmente realiza estudios de postgrado en la Universidad Internacional de la Florida (FIU). Es autor del poemario Irónicamente positivo (2013). Su poesía ha sido incluida en las antologías poéticas: Balseros (2015), Segunda antología poética Eliluc (2015) y Versos Paralelos (2015). Ha publicado sus poemas en el fanzine Liberpopulum y en la revista Conexos. Ganador de los premios del jurado de la Noche de Poesía Erótica (Miami NPE Awards) 2014 y 2015 como mejor poeta del año. Su poesía es de temas variados, los cuales oscilan desde lo filosófico hasta lo erótico, pasando por las inquietudes de la diáspora.
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UNA MUJER HECHA NIEBLA,
rocío salpicando las losas gastadas,
acomoda su cuerpo de arena en el lecho,
hace mucho que observa la luna.
Hoy se ha buscado en el espejo
se ha visto de aserrín,
sin afeites,
violentada su cara por colores diversos,
ninguno pertenece al amor.
Con las manecillas
trepana las promesas rotas
y guarda la nefasta lanza
donde el cíclope no le vea
para la noche de la Venganza.
Corre, corre por pasillos ciegos
lastrada con sus bultos que estruja contra el pecho:
¡qué no los devore Señor!
¡qué les confunda con ovejas mansas!
y se convierte en un grito ronco
en las tardes de whiskey.
Una mujer hecha de polvo
se viste con el traje de su madre,
desenfunda las tijeras
y lo corta a pedazos lentamente.
LA ISLA SE APAGA ANTE MIS OJOS,
una gran mancha roja
le importuna como mosca
y duerme de hambre la sonrisa del anciano
en las cavidades grises del mendrugo.
He perdido el rumbo,
ya no recuerdo cómo pronunciar
el nombre de los hijos de los hijos:
será este café de aguas claras,
el hablar quedo,
y el arrodillarse en silencio ante la verdad
Gotta be political correct!
Pero hay días en que muero en el mar,
diluirme bajo el sol,
opiarme con el olor lejano de una ciudad en ruinas
bajo las ráfagas afiladas de turistas:
The most southern point! Gosh!
Ahora navego entre dos lenguas,
los frutos del patio de casa
no saben igual
y anido en un silencio infranqueable
frente a la orilla opuesta.
Arrecio el luto ante la pérdida,
se ha borrado el camino de regreso.
HAY VECES QUE LA VIDA TE ARRINCONA,
las manos entonces andan quedas,
mirando al techo,
sin reclamos a los dioses salpicados por el cuarto
junto a los ojos de la madre ausente.
Los tirones del alma se dilatan
mientras buscas alguna ventana,
aire que satisfaga alguna vez,
lluvia que entre y limpie las gavetas atestadas,
algún exorcista
que borre las manos corpulentas de tu muslo,
el aliento gélido y el sexo duro
frotando tu pavor de niño.
Hay días en que la vida te devuelve la memoria,
son como bofetadas guardadas en baúles,
entonces,
buscas el vientre del lecho
porque la vergüenza se apila sobre la almohada
(bien pudiera ser la matriz de una madre),
¿ a dónde marcharon todos
cuando la lengua azotaba el cuello?
¡son pesadillas, todo pasa!
ha terminado tu saldo y no quieres marcharte,
¿cómo perdonar lo que no se comprende?
Ahora la vergüenza es doble y hay que apaciguarla
con el rito del sueño y los narcóticos.
No, Teresa,
la paciencia no siempre todo lo alcanza,
ni tampoco pasa esta sensación de andar zurcido,
con las pisadas impúdicas,
y los ojos suplicando que llegue el día,
porque Dios a veces se muda,
cuando la mano acorcha la boca
y el grito joven, demasiado joven
no mancha sus oídos.
ANDO MORDIENDO LOS BORDES DE LA RABIA,
cohabitando con la angustia ronca
del futuro,
enervado por el llanto de la inocencia.
Las noticias se agolpan,
y se me estrujan las manos
al no saber que responder.
El rostro se ausenta,
lejos de los ojos sin vida
que me persiguen
en el informe de las 11.
APUNTES PARA UN HAIKU
Lustro los roces
que tus dientes dragaron
en mis espaldas.
ELIPSIS
(a mi abuela Juana, que tan sola ha quedado)
Me ha despertado la calma,
una pausa en la respiración del mundo
que cierra los párpados del día,
un silencio prendido a mis flancos,
la misma afonía de Munch pero a orillas de este mar.
Todos se han marchado.
RETRATO SIN ROSTRO
Un hombre se irgue ante mi rostro,
busca derramar
el vientre en mi lecho,
me desvisto de la silla
para atrapar
el secreto de su voz.
Le estudio como a bloque de mármol
tentado de cincelar su cintura.
Tiemblo,
si cimenta sus barbas en mi hombro
romperá por siempre mis tardes,
mi paz de bosque.
Hay perfume en su risa
batir de alas en su verbo único.
SE VENDE UNA CASA
un coro de ancianas anuncia el pacto
y se subasta hasta el último cadáver.
Las hojas de los libros juegan con viento
y se tornan verde
mientras los rostros de próceres
se burlan de mi desapego.
Vuelvo a casa,
roca viva sin recuerdos ni retratos.
Los peces miran asustados
las manos tristes que le alimentan.
Ya no he de volver a la casa del Padre.
Visto los espejos de blanco
para espantar los sueños plagados de espectros.
El toque de queda ha sido levantado
para las aves que atisban un cielo ajeno.
La noche arrecia.