CAMINOS INESCRUTABLES Y OTROS MICRORRELATOS
de
Atilano Sevillano
CAMINOS INESCRUTABLES
Su ambición literaria era muy grande. Había escogido el seudónimo de Miguel de Cervantes (cosa que sus amigos le echaban en cara por no estrujarse un poco la sesera), y se seguiría considerando un fracasado si al final de sus días no hubiera conseguido escribir aquel relato, que decía así: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero…”, la verdad es que el comienzo resulta un tanto pretencioso para un microrrelato de sesenta y nueve palabras.
EL INSIGNE HOMBRE
Hete aquí que el más renombrado autor de profecías aventuró que no ha de transcurrir mucho tiempo en que el demonio tendrá su web y los santos se aparecerán en los cajeros automáticos.
ESPANTO
Ojalá tarde mucho en llegar el día en que a Dios le dé por entrar en la Web de la Humanidad y decida “Actualizar”. Inmediatamente decidiría darse de baja en el servidor.
METAMORFOSIS
Cuando Gregorio Samsa despertó de su recurrente sueño aquella mañana, comprobó que, como sus compañeros de oficina desde hace algún tiempo le venían comentando, se había convertido en una de las Webs de National Geographic sobre coleópteros y…
ABISMO GENERACIONAL
Sin duda se amaban y se fundieron en un beso. Te escribiré, le dijo ella. Te esperaré, dijo él. Pero mientras ella utilizaba el correo electrónico, él cada mañana abría el buzón de casa para leer esa carta que nunca llegaba.
COMBATE
Subieron al cuadrilátero un escritor de cuentos y otro de microrrelatos. Se sentaron en sus respectivas esquinas repasando mentalmente sus habilidades narrativas. Sonó la campana, se miraron fijamente y no se demoraron en soltar sus contundentes golpes. Algunos de los miembros del jurado pronto se aventuraron a señalar que el cuento siempre gana por K.O. Nuevamente sonó la campana y se produjo una gran revuelo al saltar un espectador al ring, se trataba del escritor de nanorrelatos que impaciente no podía por más tiempo demorar su turno.
ENTRE PREPOSICIONES
A veces te sientes rara ante todo el mundo. Bajo tu coraza te prohíbes hablar de tu vida y, si cabe aún menos de tus trastornos alimentarios.
Con rabia contenida retomas tu Diario contra el supermercado cuyo logotipo llevas en la cabeza.
De repente a media tarde lees el anuncio donde solicitan aportaciones literarias y, desde ese mismo instante comienza el desfile de voces como un cóctel de palabras robadas a la intimidad.
En ocasiones sin pretenderlo has imitado a tu madre entre brumas, tinieblas, ofuscaciones…
Hacia la mitad de la vida ya eres incapaz de contar algo que no tenga nada que ver con tus propias obsesiones.
Hasta lees con ese temor imperante para no volver a gritar y por eso lo escribes según las pautas de aquel curso de relato breve; sin maquillaje so pena que las palabras te golpeen, te martilleen y te hagan daño.
Sobre tu cabeza bullen letras que de poco te servirán si no consigues moldearlas para vivir, tras este texto que quizá sea un mero pretexto, pero que te resistes a abandonarlo y menos aún a romperlo.
INVENTARIO
Como se encontraba a las puertas del nuevo año se propuso inventariar sus nuevos y sinceros propósitos: No volver a jugar al amor entre las esquinas ni pescar reflejos de luna. Seguir intercambiando cartas y poemas. Devolver la mirada al extraño que le mirara. Recordar que la vida es bella. No olvidar nunca que la palabra es lo más valioso que se tiene. Entregarse al violín y a la música silenciosa. Dejar de huir de sí mismo. No hablar solo por toda la casa y menos por la calle. Conformarse con ser el lector que soñó con ser un gran literato. No trastocar las palabras del diccionario. Dejar de comprar libros de minificciones. Olvidar el efecto del desengaño. Y no hablar nunca más de esa soledad ni de ese abatimiento ilimitado. ¡Mañana será otro día u otro año!
MAGIA
La anciana recobraba la razón cinco minutos al día. Suficiente para darse cuenta de una vida tan desaprovechada, pues, apenas sabía leer y escribir. Pero, al instante se consolaba al pronunciar sus palabras mágicas: “Tú y yo…” y, sus ojos se iluminaban con el reflejo del otro y a continuación los cerraba una vez cogidos de la mano.
LOS OPUESTOS
Él gozaba de poca autoestima, ella era altiva e hiperbólica en ansias. Ella paseaba su tentadora belleza sobre tacones de doce centímetros por encima del suelo y, él apenas se atrevía a alzar su tibia mirada.
Ella nunca abandonaba su carmín galáctico y a él no le gustaba nada que le dejaran marcas. Ella amaba las céntricas calles de los jueves, él las páginas de un libro.
Él tenía los pies en la tierra y ella siempre estaba en las nubes, mas dulcemente cogidos de la mano respiraban al unísono silencios pegados a la boca, garabateos de una aplazada conversación.
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ATILANO SEVILLANO
Nació en Argusino de Sayago, Zamora, España (1954). Poeta y narrador imparte talleres de escritura creativa y cultiva la poesía visual. Creció y realizó estudios en la ciudad del Tormes. Tras década y media en Barcelona, desde 1994 reside en Valladolid. Doctor en Filología Hispánica y Licenciado en Teoría de la literatura y Literatura comparada y ejerce su actividad docente como profesor de Lengua y Literatura en Enseñanza Secundaria. Cofundó y codirigió la revista salmantina “Aljaba. Papeles literarios” (1978), en la que publicó sus primeros poemas y relatos. También ha cofundado la revista barcelonesa “Poiesis. Revista de crítica y creación poética” y ha pertenecido al Consejo de redacción de “Cármenes. Revista de poesía, creación, teoría y crítica”. Es coautor del libro de texto Literatura española y universal (McGraw-Hill/ internacional, Madrid, 1999). Tiene publicados dos poemarios: Presencia indebida (Devenir, Madrid, 1999) que lleva prólogo del poeta Claudio Rodríguez y Hojas volanderas-haikus (Celya, Salamanca, 2008). Con De los derroteros de la palabra (Celya, Salamanca, 2010) el autor se interna en el mundo de la minificción. Su libro más reciente publicado en este género es Lady Ofelia y otros microrrelatos (Amarante, Salamanca, 2015). Sus textos aparecen regularmente en diversas revistas españolas e hispanoamericanas.
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