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MARIANA BERNÁRDEZ
Nació en Ciudad México, México (1964). Poeta, ensayista y profesora universitaria. Estudió una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad Anáhuac (México), una Maestría y un Doctorado en Letras Modernas, así como estudios de postgrado en Filosofía, en la Universidad Iberoamericana (México). Ha publicado su poesía y sus ensayos en diversos suplementos y revistas literarias, tales como: El Semanario de Novedades, Macrópolis, Siempre, Blanco Móvil, Literal, Hojas de sal, La Jornada Semanal, Periódico de Poesía, Pasto Verde, Casa del Tiempo, entre otros. Ha publicado los libros de poesía: Tiempo detenido (1987); Desvelos quiméricos, incluido en el libro colectivo Labrar en la tinta de Latina Imprenta Editorial, UAM y UNAM (1988); Rictus, Colección Cuadernos del Nigromante del CNCA-INBA, UAM y Juan Pablos Editor (1990); Nostalgia de vuelo, en la Colección Correo Menor de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa (1991); Luz derramada, La Máquina Eléctrica Editorial (1993); Réquiem de una noche (plaqueta) Colección La Hoja Murmurante, Editorial La Tinta de Alcatraz (1993); El agua del exilio, Colección El Ala del Tigre, UNAM (1994); Incunable, Colección Molinos de Viento, Dirección de Difusión Cultural de la UAM (1996); Liturgia de águilas, Colección José Yurrieta Valdés, Universidad Autónoma del Estado de México y Editorial La Tinta del Alcatraz (2000); Sombras del fuego, Colección Punto Fino, coedición del IPN, Fundación Alejo Peralta y SEESIME (2000); Alba de danza, Colección La Otra Orilla, coedición de Enkidu Editores y Ediciones del lirio (2000); Simetría del silencio, México: Coedición Fundación René Avilés Fabila e Instituto Politécnico Nacional. Colección Poliedro de El Búho (2009); Alguna vez el ciervo, México: Editorial Praxis (2010); Trazos de esgrima, México: Ediciones Sin Nombre y Dirección de Publicaciones de la UAM (2011); Don del recuento, plaquette. México: Parentalia. Colección Fervores (2012); Escríbeme en los ojos, México: Ediciones del Lirio (2013); y Nervadura del relámpago, publicado por el Fondo Editorial del Estado de México en su colección de Letras, Serie poesía (2013). Ha publicado los libros de ensayo: María Zambrano: acercamiento a una poética de la aurora. México: Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana, Colección Alter Texto: Teoría y Crítica (2004); La espesura del silencio, ganador de la convocatoria abierta en género de ensayo del Instituto Mexiquense de Cultura 2004. Estado de México: Instituto Mexiquense de Cultura, Colección Cruce de Milenios, crónica de nuestros días (2005); Bailando en el pretil. México: Universidad Iberoamericana (2007); Todo está en la línea: conversaciones con Raúl Renán y 15 poemas inéditos. México: Universidad Autónoma del Estado de México (2008); Ramón Xirau: Hacia el sentido de la presencia. México: Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Colección El Centauro (2010); Sendas del olivo. México: Editorial Coyoacán, Colección Filosofía y Cultura Contemporánea (2011); y Después de los mares, ganador de la convocatoria abierta en género de ensayo del Instituto Mexiquense de Cultura 2012. Estado de México: Instituto Mexiquense de Cultura, Colección Raíz del hombre (2012).
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DEL CUERPO
Un cuerpo sólo es cuerpo
en el límite de la vida
cuando la sangre golpea
el pulso de las manos
y la tierra brota
Un cuerpo reboza
ante el sol blanco
y después danza
en la estela de la oscuridad
invocando un horizonte
para no desbordarse
Un cuerpo se consume
al beberse de un golpe
la marea del humo
y luego calla
atragantado por el llanto.
Cuando el cuerpo se llena de rabia
tarda poco en astillarse
es todo ponzoña
y se seca
Un cuerpo se disloca
cuando herido por otro
no puede contener la muerte
y el desamor
es la raíz de su origen
Un cuerpo ceniza
no es nada
ni siquiera llanto
para quien lo asesina.
Se me cae tu cuerpo
al recogerse el olivo
en la tierra
y el el campo se apresta
a recibir el primer fuego
Se enredan tus manos
en el blanco de una nube
y el aire enmudece ramaje
Se desnudan los ojos
de tanto mirarte
y el ángulo de tu sonrisa
me abisma
al encuentro enraizado
Tu cuerpo y el mío se pierden
como los días de la semana
de un junio
entre calles de jacaranda
¿Quién la carne
quién el cuerpo?
Llueve.
MIRADA DE CUERPO
Te veo
eso es todo
o todo se resume a ello:
una imagen en mis manos.
Quité los cuadros
lavé las piedras
abrí las ventanas:
el vacío caía
por las paredes.
Si me amaras
Pero la vida es otra
Los inviernos
son rituales
que se olvidan
Y a veces el tiempo
ni siquiera es molino de agua
sino espiral donde me escribo.
Un pájaro en llamas
grita desde la tierra
acto donde la rama
es rueda del oleaje.
Si el fuego fuese pájaro
ninguna palabra
se le escaparía.
Luego sé que el fuego es azul
como una noche de piedra
o de estrellas rojas
azul con el que se tiñe la lana
de la lluvia que cae
dejando ése olor del alba:
cuerpo en mirada.
A veces las calles
con las jacarandas
me recuerdan
la impronta de la visión:
puerta al origen.
AGUA TURBIA
Este cielo nunca amanece
y la noche es roja
desde tu piel escarcha.
Tu aliento envuelve la luz
cascada
donde la palabra
se desgaja
porque tus manos nada saben.
Correrás por el aire
tratando de perder
mi rostro en el fondo
de alguna mesa.
Y yo
querré arrancar de cuajo
los hijos sin carne
calmar esa rabia
por una ausencia rota
querré pisar el tiempo
para escapar del miedo
que te ata el vientre.
Escuchar, entonces, sola
la respiración
agolpándose contra las piedras
reverdeciendo en la marea
al acuchillar el agua
Y correr, correr como tú
porque la noche está alta
y mi pecho es nube
porque los dedos se cantan
y tú no escuchas
el bramido de la sangre.
DE NÚMEROS
Cuando la noche huele
y el cansancio derrumba mis ojos
parece que logro adivinar
el fluir de tus manos.
Lo sutil del relámpago
trasluce un instante azul
y las matemáticas del verso
fallan en el azar de los dedos
Todo se aquieta ante tu nombre.
La inmovilidad
irrumpe en danza
de espejo.
FORMAS DESHILADAS
Pensar la noche huye
espiral hacia los montes
impavidez de nube
cuyos ojos contienen
ya no mar
sólo luz.
Huye la noche
–caballo de fuego–
y se asombran las siluetas
ante sus formas deshiladas
señales que el alma no lee:
Serán otras las noches
y otros los cuerpos
que el humo borre
con la grava del tiempo.
EN INVIERNO
En la transparencia de la sangre
el trazo se diluye en palabra.
Madre fui a la guerra
no llevé arma alguna
ni escudo ni lanza
Las sandalias se deshilvanaron
de andar entre los muertos
La sed fue quemando mi aliento
Los dioses huían de sí
al roer las entrañas
de la aridez
Quizá tus hijos sepan
de otros días
los míos al tocar el halo
luz de invierno
brotaron espiga.
Cuando la lumbre se filtre
por las hojas de la higuera
la voz
olvidará el invierno.
APUNTES PARA UN CUADRO DE DANZA
Llévame a lomo de sol
a hundirme en las aguas
a respirar follaje y luna
que quiero morir en las arenas
y mis pies ya no bailan.
El chillido/relámpago
suspenso del cuerpo
forma un círculo
abrazando nubes
El pico se enfila hacia el mar
El aliento es soplo
que baila hasta extenuar su piel
Los pies
alas
que se acunan
en playa borrada.
Tirada en el aire
probaba la fuerza
de su imagen
un brazo cargado
en jacarandas
el otro
apuntando hacia el monte.
El movimiento de la danza
la pausa del cuerpo:
hondo/nada.
Mis ojos y los suyos
penumbra:
vientre del fuego.
El cuerpo en lumbre
asciende
La silueta fija
El aire arremolina
la sombra del vuelo.