BAQUIANA – Año XVI / Nº 95 – 96 / Mayo – Agosto 2015 (Poesía I)

FOTO SECCIÓN POETICA

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RAFAEL DE DIOS GARCÍA

Nació en Riaguas de San Bartolomé, Segovia, España (1957). Poeta y actor. Fue corresponsal y colaborador de “El Adelantado de Segovia”. Ha sido incluido en numerosas obras antológicas, tales como el Diccionario Lírico de Segovia, 50 Poetas Poetas Contemporáneos de Castilla y León. Es miembro de varias asociaciones y grupos culturales y colabora asiduamente en revistas y periódicos. Algunos poemas de su libro Poemas a las cosas aparecen en los libros de lecturas Calidoscopio 4º y Perinola 5º de Primaria de la editorial EDELVIVES y en los libros Idioma y Fantasía 4º y Aplausos 4º, que publica la editorial y distribuidora NORMA en Puerto Rico. Ha sido ganador de varios concursos literarios: Primer  Premio “Villa de Leganés” (Leganés, Madrid, 1981) con ”Nací para ser libre”; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1984) con ”Corazones arrecidos”; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1986) con ”Estación de penuria”; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1992) con ”Hombres de polvo”; Mención Honorífica “Ciudad de Miranda” (Miranda de Ebro, Burgos, 1995) con ”De los sotos al páramo”; Primer Premio “Sindicato Nacional de Escritores Españoles” (1995) con “Poemas a las cosas”; y “Medalla de Oro de San Isidoro de Sevilla” (Sindicato Nacional de Escritores Españoles, 1998). Ha publicado los libros de poesía: Poe (1980), Nací para ser libre (1981), Segovia, mis raíces (1983), La promesa (1987), Hombres de polvo (1992), Si no fuera por ti (1994), Poemas de abatimiento (1995), De los sotos al páramo (1996), Poemas a las cosas (1996), Mar azul, mar negra (1998), Rafa Dedi, poemas (2000), Vivir con vida (2010) y Cuando pongo “Te quiero” (2012).

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LAS MANOS

 

Las manos son las flores; las caricias, los pétalos

que salen de las manos y perfuman los cuerpos.

Las manos son las flores más hermosas que existen

y a veces las cambiamos por flores de floreros.

 

Las manos, nuestras manos, ramos de cinco flores.

Las manos, nuestras manos, sugerentes y únicas,

que pueden hasta el fondo llegar de corazones

si escriben con perfume que se llama ternura.

 

Las manos, que se usan como transporte a veces

porque parece poca cosa entregar las manos

y no hay cosa más grande que nuestras manos puras.

Cuando sabemos darlas, son el mejor regalo.

 

Las manos, esas flores que nunca se marchitan.

A veces arañadas, sudorosas y sucias.

Que son siempre las mismas en los mismos jarrones

y son siempre distintas sobre la carne tuya.

 

 

YA NO PIDO

 

Ya no pido caricias de sus manos,

sólo que puedan estrechar las mías.

Ya no pido los besos de su boca,

sólo escuchar la voz sus palabras.

Ya no pido sus pies en mis zapatos,

sólo que no me borre de sus huellas.

Ya no pido sus flores, sólo pido

un poco de perfume de algún pétalo.

Ya no pido la luz de su mirada

sino salvarme de sus ojos ciegos.

Ya no pido su amor, ya sólo pido

que las migas que sobren en su mesa

las guarde y me las dé cuando le plazca.

Ya no le pido nada, nunca le pediría

nada pues sólo es cierto

lo que se da porque nos sale darlo,

lo que se da sin antes ser pedido.

 

 

SOY UN LÁPIZ DISPUESTO

 

Soy un lápiz dispuesto a querer cada día,

a dejarme la tinta en tu blanca figura,

pues no es nada mi tinta sin echarse en tu hoja

y no es nada tu hoja sin palabras escritas.

 

No me asusta gastarme, mucho menos por fuera,

que soy sólo la carne que busca una caricia

y que cambia de carne si la caricia cambia

y cambia de caricia si la caricia es muda.

 

No me importa gastarme si me gasto contigo

y, al amarte, mis letras más hermosas te entrego.

No me importa gastarme, lo que sí que me duele

es sentirme, con tinta, estéril envoltorio.

 

Eres hoja que entiende las palabras que escribo

y no un cuerpo vacío que las deja poner.

Soy un lápiz dispuesto a querer cada día,

a quitarme la vida para vivir en ti.

 

 

SOY UN LOCO

 

Yo nunca fui de barro, siempre de polvo seco,

que surge del camino y se pone a volar.

A mí no me moldea nada más que el cariño

y prefiero los sueños antes que el bienestar.

 

Adoro la belleza de las cosas sencillas,

ésa que no percibe quien no sabe mirar,

y  al resto de sonidos prefiero el del silencio,

ése que sólo oye quien sabe escuchar.

 

Mis ojos están tristes de mucho haber querido

y mis manos, vacías por dejarla marchar.

Mi corazón, abiertas de par en par las puertas,

aguardando que entres y te quieras quedar.

 

Soy un loco al que guían los ocultos senderos

a la búsqueda incierta de sí mismo y su paz

y que piensa que el cielo no se encuentra en los cielos

sino en alguien cercano que me lo quiera dar.

 

 

HOMBRE RICO

 

Hoy quiero ser el pobre más pobre de la tierra.

Gritar ante la Bolsa: “¡Qué falso es el dinero!,

que llena estanterías con libros de poemas

y nunca se detiene a leer unos versos”.

 

Hoy quiero ser el pobre que, sin nada de nada,

a la puerta de un Banco se ha quedado pidiendo

un crédito a la vida perdida o aplazada

para invertir en algo llamado sentimientos.

 

Hoy quiero ser un hombre vestido de quimeras;

con menos que el poeta de equipaje ligero.

Hoy quiero ser el hombre más pobre de la tierra

para que tú me quieras por otros argumentos.

 

Hoy quiero liberarme de lo sustituible;

de todas las cadenas que puse y me pusieron;

de todo el decorado, que nos hace infelices,

para mirarme a solas y verme pordiosero.

 

Por fin me he dado cuenta de que no es importante

tener lo que nos sobra,  sino lo que valemos,

y que sólo por nada es sincero entregarse

y que sólo por nada somos seres auténticos.

 

Hoy quiero ser el pobre más pobre de la tierra.

Hoy… me quiero.

 

 

FALTA UNA PALABRA

 

Le falta una palabra a mi poema.

Le falta la mirada a nuestro encuentro.

Le falta una palabra muy pequeña,

que todo me lo diga y en silencio.

 

Es esa que te piensas, no lo dudes.

No tienes que inventar ninguna otra.

Mas no puedo escribirla si no sale

del beso de los labios de una boca.

 

No busques un sinónimo difícil,

Es esa que te piensas, la conozco.

Más no puedo escribirla si no existe

grabada en el encanto de unos ojos.

 

Es más que una palabra esa palabra

y, porque no la tengo, me la callo

y espero que algún día me la escriban

las plácidas caricias de unas manos.

 

Me falta una palabra imprescindible

para finalizar este poema,

que dice sin decirlo la palabra

y puede concluir cuando te vea.