BAQUIANA – Año XVI / Nº 93 – 94 / Enero – Abril 2015 (Reseña I)

ENSAYOS LITERARIOS, DE YARA GONZÁLEZ MONTES 

 

 por

 

Jesús J. Barquet


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Plaza Editorial – Ensayos Vol · I  Charleston, South Carolina, EE. UU.
2014
ISBN: 978-1500-88953-1
pp. 404

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Plaza Editorial – Ensayos Vol · II  Charleston, South Carolina, EE. UU.
2014
ISBN: 978-1502-76380-8
pp. 250


     Dentro de la crítica literaria cubana producida y publicada fuera de la Isla a partir de 1959, Yara González Montes constituye una voz fundamental desde los años 70. Sus importantes estudios dedicados a la literatura cubana del exilio y a la literatura española e hispanoamericana —estudios que antes había que localizar en diferentes revistas y monografías de carácter académico o que se habían difundido sólo oralmente en congresos y presentaciones de libro— aparecen ahora reunidos por primera vez en dos volúmenes ya imprescindibles en su área: “Tomo I: Letras Cubanas” (402 pp.), y “Tomo II: Letras españolas e hispanoamericanas” (250 pp.).

     Además de contar con artículos sobre Plácido, la poesía cubana de la República, el barroco americano de José Lezama Lima y el epistolario de José Chacón y Calvo, el primer tomo resulta clave por el carácter lúcidamente pionero que, junto a otros críticos, tuvo la autora en el estudio académico de la producción literaria del exilio cubano posrevolucionario, en los géneros de la narrativa, el teatro y, fundamentalmente, la poesía. Y particularmente dentro de esta, la poesía escrita por mujeres. Toda investigación actual sobre la poesía del exilio deriva, en algún sentido, de las pautas trazadas por González Montes en extensos artículos señeros como “Bosquejo de la poesía cubana en el exterior” (1990) y “Algunas voces representativas de la lírica femenina de la diáspora cubana en las dos primeras décadas del exilio (1959-1979)” (2009). Entre otros, poetas como Orlando Rossardi, Jorge Valls, José Corrales, Jesús J. Barquet y el Heberto Padilla de El hombre junto al mar, y poetisas como Ana Rosa Núñez, Rita Geada y Magali Alabau ganan aquí, además, un estudio específico de sus respectivas obras.

     A diferencia de otros críticos, no hay generalización teórica en sus artículos que no esté suficientemente apoyada en el análisis concreto de obras específicas cuya significación ella certeramente sabe revelar dentro del contexto literario ampliamente inclusivo que ella tan bien conoce. De ahí que resulten pertinentes al estudio de la poesía cubana posrevolucionaria no sólo su clasificación de las “diferentes oleadas migratorias” hasta 1990, sino también las cuatro categorías temáticas que, con acertadas adaptaciones, ella extrae de Paul Ilie: “Desarraigo y alienación”, “Principio de fijación e irreversibilidad”, “Dislocación de la identidad cultural y asimilación”, y “Dimensiones arquetípicas y míticas” (pp. 17-18).

     Si bien más de la mitad del primer tomo se dedica a la poesía, no faltan en él valiosos aportaciones al estudio del teatro y la narrativa cubanas del exilio. En teatro, junto a Pedro Monge Rafuls y Matías Montes Huidobro, cobran especial atención los dramaturgos Raúl de Cárdenas (con tres artículos) y Manuel Martín Jr. (con dos artículos). En narrativa, predomina Zoe Valdés (con dos artículos), pero sobresale la llamada de atención que, con razón, hace González Montes sobre la relativa desatención actual hacia novelas tempranas del exilio cubano tales como El sitio de nadie (1972), de Hilda Perera, y Desterrados al fuego (1975), de Montes Huidobro.

     Aunque el artículo sobre Perera se dedica en especial a su novela Felices Pascuas (1977) —una de las primeras, si no la primera, en presentar a la familia cubana en su cotidianidad miamense—, incluye un merecido homenaje a El sitio de nadie. González Montes ratifica así el lugar primordial que, dentro de la narrativa cubana femenina del exilio, tiene la obra de Perera, a la vez que advierte el hecho injusto de que, en 2013, su obra, “especialmente importante durante las dos primeras décadas del exilio”, se haya ido “esfumando dentro del marco de la diáspora y, todavía más, en el ámbito general de las letras cubanas”, especialmente por desconocimiento (pp. 280-282).

     Parecido justo reclamo le hace a lo acontecido con la magistral novela Desterrados al fuego, “una de las mejores producciones literarias del exilio cubano y también un documento sicológico y social de las dificultades que sufren los seres humanos sometidos a este tipo de experiencia” (p. 273). Pero su estudio sobre esta novela trasciende lo académico para abarcar lo testimonial, ya que González Montes es “uno de los principales personajes” {Amanda} de dicha novela (p. 265). Su análisis incursiona así, de primera mano, en las intersecciones entre (auto)biografía, historia y ficcionalización, como indica ya, en cierta forma, el título del artículo: “Autobiografía, historiografía y mitografía en Desterrados al fuego, de Matías Montes Huidobro”.

     De no menor interés es el segundo tomo, el cual corrobora su larga carrera como profesora universitaria de las cátedras de Literatura del Siglo de Oro y Poesía Española Contemporánea en la Universidad de Hawai desde 1965 hasta 1997. Junto a cinco estudios sobre autores de diferentes países hispanoamericanos (Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Guillermo Schmidhuber y Enrique Jaramillo Levi [con dos artículos]), ocupan gran parte del volumen los trabajos dedicados a la literatura española del Siglo de Oro (Santa Teresa de Jesús y Juan Ruiz de Alarcón) y a autores del siglo XX tales como Federico García Lorca, Miguel Hernández y Rafael Alberti (con dos artículos).

     Destacan en este tomo, sin embargo, los tres ensayos dedicados a la poetisa gallega Rosalía de Castro, totalmente desatendida por críticos de la talla de Juan Valera y Marcelino Menéndez Pelayo en la primera década del siglo XX, pero justamente reivindicada después. Los trabajos de González Montes se insertan, pues, en ese movimiento reivindicador: no sólo analizan los aspectos temáticos y formales de la poesía de Rosalía de Castro que influirán en la lírica española posterior (p. 38), sino que también revisan algunas de “las múltiples perspectivas interpretativas” que la bibliografía crítica del siglo XX ha mostrado al tener que interactuar con las diversas facetas (lo femenino, la feministofobia, lo gallego, etc.) de la persona y la obra de Rosalía de Castro: “Esa interacción, afirma González Montes, produce fenómenos de atracción y rechazo, olvido y revalorización. Es un proceso fluctuante del cual va a surgir, en último término, la plena comprensión del escritor” (p. 64).

     Igualmente destaca en este tomo el artículo “La sorprendente actualidad de Maremágnum, de Jorge Guillén”, publicado en 1971. Desde su posición de profesora exiliada, González Montes analiza —y se identifica con— esta poesía del también exiliado profesor Guillén, la cual está “extremadamente comprometida {…} con los problemas políticos y sociales de su tiempo y de su España”, y “se dirige con extraordinaria violencia hacia las fuerzas dictatoriales y totalitarias” (p. 102). A la cubana no le resulta difícil, entonces, detectar cinco elementos clave (Verdugos, Dogmas, Agentes de destrucción, Víctimas, Soluciones imposibles) en Maremágnum, y concluye su artículo haciendo confluir análisis literario, autobiografía, historia y denuncia cuando afirma que Guillén formó parte, en su momento, “de una pléyade de intelectuales y escritores exiliados que van a encontrar santuario en el siglo XX en las universidades norteamericanas a consecuencia de los gobiernos totalitarios enemigos de la libertad de expresión, como ocurrirá después con el exilio cubano” (p. 122).

     Toda una vida ejemplar dedicada a la investigación literaria ha sido compilada por Yara González Montes en estos dos tomos de Ensayos literarios con el fin de ayudarnos en la tarea de continuar su importante y orientadora labor crítica e imitar su ejemplo.

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JESÚS J. BARQUET

Nació en La Habana, Cuba (1953). Poeta, ensayista, crítico literario, editor, traductor y profesor. Es licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de La Habana y tiene una maestría y un doctorado en Español por la Universidad de Tulane en Nueva Orleáns. Desde 1991 es profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Estatal de Nuevo México en Las Cruces. Ha publicado los libros: Sin decir el mar (1981), Sagradas, herejías (1985), El libro del desterrado (1994), Un no rompido sueño (1994; 2do premio de “Poesía Chicano-Latina” 1993), El libro del desterrado (1994), Naufragios (1998) y Cuerpos del delirio (2010), así como las plaquettes Ícaro (1985), El libro de los héroes (1994) y Jardín Imprevisible (1997), entre otros. Como ensayista ganó el premio “Letras de Oro” por Consagración de la Habana (EE.UU., 1992) y el premio “Lourdes Casal de Crítica Literaria 1998” por Escrituras poéticas de una nación (Cuba, 1999). En 1998, su libro Naufragios obtuvo Mención de Honor en los concursos internacionales de poesía “Gastón Baquero” en Madrid, España y “Frontera Ford Pellicer-Frost” en Ciudad Juárez, México. Ha sido ganador de la Beca Cintas de Creación Literaria (1991), seleccionado como Escritor-en-Residencia del Programa de Altos de Chavón en la República Dominicana (1994) y ganador de la Beca Fulbright, Universidad de los Andes y Casa de Poesía Silva, Bogotá, Colombia (1997). Reside en Las Cruces, Nuevo México.

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