BAQUIANA – Año XVI / Nº 93 – 94 / Enero – Abril 2015 (Poesía VI)

FOTO SECCIÓN POETICA

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JAVIER ÚBEDA IBÁÑEZ

Nació en Jatiel, Teruel, España (1952). Escritor, crítico literario y miembro del proyecto REMES (Red Mundial de Escritores en Español). Es autor del libro de relatos breves y poemas Senderos de palabras (2011) y de los cuentos Daniel no quiere hacerse mayor (2011) y La Elegida (2012). Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como en prensa escrita. Además, es autor de numerosas reseñas literarias, relatos cortos y poemas, que han sido publicadas en diversas revistas de España como Almiar, Ariadna-RC, Culturamas, Entropía, Fábula (de la Universidad de La Rioja), Horizonte de Letras, La Sombra (de lo que fuimos), LetrasTRL, Literaturas.com, Luke, Magazine Siglo XXI, Narrador, Narrativas, Otro Lunes, Palabras Diversas o Pluma y Tintero… y también en revistas del extranjero como Gaceta Virtual, Letras en el andén, Liter-aria, Literarte, Poeta (todas ellas de Argentina) o Cinosargo (Chile), Cronopio (Colombia), Herederos del kaos (EE.UU.), La ira de Morfeo (Chile, Argentina y Brasil), Letralia (Venezuela), Ombligo (México), Resonancias.org (Francia), Letras Uruguay o Palabras (Uruguay), entre otras muchas.

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SOLO

 

Solo, navego en silencio

por las agitadas aguas

de mis pensamientos.

 

Me sumerjo en las profundidades

de mi memoria acuática,

de mis mareas más oscuras:

Mi fondo es negro azabache

y está rebosante de piedras y conchas

sumergidas en la arena.

 

Pero, como ola encrespada, me agito,

y voy desenterrando lo enterrado,

voy removiendo el limo

buscando llegar hasta la playa en medio

de rocas, salitre y espuma.

 

Y, al final, lo consigo,

emerjo pletórico y renovado

en un mar de olas radiantes

que me llevan hasta las costas,

donde me deshago en salobres estelas,

que se pierden en un mar de brillos.

 

 

LUZ

 

Eres como una candela en la oscuridad,
una fuente en medio del desierto.
La luciérnaga de mis sentidos y
el aliento que germina en mis entrañas.

 

Tú, amigo mío, me eres tan necesario
como las sales al mar.

 

Incansable,
tendiéndome un camino,
una salida, una puerta, un bastón,
un sofá, un millón de promesas,
un silencio acogedor y un abrazo
que me resguarda del ruido
de la soledad y del vacío.

 

Tus palabras son caricias transitivas,
consejos de viento; amistad marinera,
que vuela y vuela, pegadita a mi vera.

 

 

EN PRESENCIA DEL AIRE

 

Rodeo el sonido del aire
para darte un beso de jazmines y rocío.

Tú, ebria de olores y noches,
me recoges en tus labios y
me pides silenciosa
que beba de ti
pasiones y pétalos.

Quiero quedarme a vivir en tu boca,
aterciopelada y desnuda.

—Sí, quédate —me susurras.

Y mi alma voladora,
aleja sus furias
y se entrega a ti,
en presencia del aire.

 

 

LA TREGUA

 

Con la calma de las montañas
cargada en mis espaldas,
y el aroma de un amanecer
prendido en mi piel,
un buen día
salí a buscar la razón de las cosas.

En mi camino
hallé:
lloros y risas,
caminos soleados,
lluvia,
tristezas y alegrías,
solidaridad,
guerras,
paz,
riquezas y pobrezas,
amor,
prisas y pausas,
desencuentros,
compromisos y traiciones,
altibajos y tormentas,
manos llenas y manos vacías,
alboradas agitadas
y frescas rosas en invierno.

Pero nadie,
nadie,
me supo explicar las razones de las cosas.

Yo alcé mi voz
para pedirle al mundo,
a los hombres,
una tregua;
y la tierra me mostró,
de par en par,
sus entrañas
y sus musgos.

Pero no me quiso dar

ninguna explicación de porqué son

como son las cosas.

 

 

PAN DE FUTURO

 

Del campo a la ciudad

con una mochila de ilusiones a cuestas,

atrás quedan los paisajes de la infancia

con sus claros y oscuros;

por delante, ¡tantas ilusiones

encendidas al rojo!

 

Nostalgias de los ríos

con sus aguas claras y frías;

de los montes con sus escarpadas cimas;

de los caminos repletos de polvo y piedras.

 

Y ahora van todos los sueños al unísono,

haciéndome cosquillas en el corazón.

Y no sé ya, en realidad, si estoy triste o contento

con tanta ansia como me anega el alma

y me sale desde dentro a chorro.

 

Hay tanto cielo por descubrir,

¡tantos azules y verdes inexplorados!,

que estoy impaciente y me siento

como trigo bailando al sol

en espera de ese fruto ansiado, llamado pan,

de ese futuro que comienza hoy mismo.

 

 

AGUA

 

Cerca del mar

sosegadamente murmura la tierra

mientras la madrugada melancólica

humedece y da vida a mis recuerdos.

 

El silencio me embarga

y respiro ansioso este vívido momento

entre haces de luz.

 

Una serie continua y arrulladora

de olas baña mis pies y enciende

mi mirada hasta terminar por rodear a

mi alma con una espléndida aurora boreal.

 

El cielo, enigmático y mudo,

guía mis pasos hacia mis encendidas aguas.

 

Y yo suspiro y vuelvo a suspirar de nuevo

divisando estrellas que se alejan

entre las olas de mis recuerdos.