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JUAN CARLOS GARZÓN
Nació en la Ciudad de México, DF, (1986). Poeta y guionista de televisión. Es licenciado en Filosofía por la UNAM, donde actualmente estudia la maestría. Trabaja como guionista de televisión y como traductor de teatro; publica poesía periódicamente en Revista Síncope, en Dixo, en Letras Explícitas y en su blog personal Ahilesvaunsoneto.com. Ha publicado también en las revistas: Etcétera, Punto de Partida, Círculo de poesía, Letralia, Mil Mesetas, Radiador, Garuyo, Y los rinocerontes bostezan y Replicante.
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VIRAL
Yo también quiero volverme viral
todavía le cabe otra infección a la cultura y yo
también tengo en mi cápside una cepa de sapiencia y se impacienta
buscándole un porito plasmodésmico al tejido de lo dicho
por donde pueda entrar y emponzoñarlo con mi docta enzima
trastornar el curso metabólico del huésped con mi código insidioso
y mi maledicencia helicoidal
pero ya en serio
yo también me quiero hacer viral
quisiera que esta tinta protobionte se filtrara
del papel a la mesa y de la mesa al piso
del piso a las tuberías y después a los mantos freáticos
de los que occidente abreva y que en breve
echara a andar mi pandemia pedagógica y publicitaria
y se enfermara de mí el mundo entero
pero no se puede así
la palabra no es bacteriana sino parasitaria
hace falta hospedarse en algún organismo
y se entiende que hospedarse tiene aquí bastante de eufemismo
pero es que no se puede sobrevivir a la intemperie
hace falta meterse en algún lado, en alguien
adherírsele a la espalda a alguien
y ser adsorbido con d de disimulando
y abrir metafóricamente mi troyano
instalar el principio de mi sépsis en almas ajenas
que me estén citando cuando crean que hablan por ellas
y sigan dispersando mis nucleótidos ulteriormente
y acabe por estar invisible en todas partes
yo
reproductor de aminoácidos
que absorbí de quién sabe dónde y de quién sabe quién.
LA BUENA CAUSA
En total
son ciento ochenta y seis cincuenta y el Señor
no querrá donar sus centavitos
hay fuerzas bienhechoras y las máquinas registradoras
formulan esta clase de preguntas, divina
formulan esta clase de preguntas.exe
y extienden con tintín de níqueles su hocico
como un delfín que supo hacer su truco y quiere
ciento ochenta y siete pesos netos
antes de volver a perderse en las profundidades
bóvedas de canto grave y son negros del todo los lugares
en que los titanes se menean amodorrados y en total
es con la gracia de un dios que trazo un arco con la mano
y tiro cincuenta centavos en el cauce de las causas
(es por una buena causa) y causan gentilmente
onditas concéntricas en el hiato de las mareas
y la suma total de las fuerzas se tabula y las tareas
que restan por hacer son infinitas
y en total
es por una buena causa y el meñique de un coloso
deposita buena parte de sus fichas en el rojo
y deja que las fuerzas se pongan de acuerdo ellas solas
(él no sabe)
deja que las causas se equilibren, den sus tumbos
y arreglen sus diferencias a la mala
es decir, vamos con todo pero quién sabe hacia dónde
[Cfr. con Newton pero no con Aristóteles]
y al final tiene que dar con un total bastante simple
la Gran Causa
la causa de todas las causas
la que es la verdadera buena causa
pues no hay causa que cause mejor mente
no hay causa alguna que sea tan eficiente
que la que hambrea a millones y causa
la buena causa de alimentarlos, divina
y enferma a millones y causa
la buena causa de medicarlos, divina
y masacra a millones y causa
la buena causa de justificarlos, divina
y esclaviza a millones y causa
el coltán para likearlos con smartphones
e invierte billones y causa
una contraoferta de centavos
y en total
tiro mis centavos en la fuente y el pozo y el río
tiro mis centavos y formulo mi deseo
alzo los brazos en plegaria y los dioses silvestres
verán que estas austeras migajitas de materia
recorran las corrientes pertinentes, divina
y vayan a parar hasta su sitio natural
el que les fue destinado el primer día
todo sea por una buena causa y esto me pone en el pecho
algo que es tibio y que es trivial y fácil y que sí
sí quiero donar mis centavitos
qué más da.
LOS INÚTILES
Somos la rebaba cultivada de las universidades
dan arcadas espasmódicas las aulas y nos regurgitan
claro que con palmaditas y nos ponen de patitas en la calle
presumiblemente porque estamos listos
listos a granel como ganado procesado en tandas semestrales
tibios, enlamados, pálidos y licenciados y entonces
nos dan las diez y andamos con las manos en las bolsas
y unas ojeras extracurriculares y tenemos tantos planes
que no sabemos por dónde empezar y no empezamos
y qué suerte, de veras, qué sacro santísima suerte
que el mundo ya esté echado a andar y que los diques
ya tengan domados a los ríos y los lobos se espanten
con el ruido de las licuadoras y ya no haya viruela ni escorbuto
que ya haya tuberías y fuerza aérea y la industria pesquera
y que ya estén puestos los puentes y todo eso
y que ya haya fuego desde luego porque se me ocurre
que no duraríamos ni veinte minutos a la intemperie
no sabemos hacer nada
¿no se le ofrece que le filosofe?
a veinte el argumento y treinta si es trascendental
¿no ocupa?
¿gusta que le ubique las sinécdoques?
¿le digo si es o no es endecasílabo?
¿no ocupa?
¿le hago un plano americano de su patio?
¿le guiono su agenda o no ocupa?
no, no le puedo arreglar la cisterna
pero puedo escribirle unas quince cuartillas de sonora y clara prosa
acerca del arrebol de quimeras socioculturales
que causaron, coexistieron o fueron consecuencias
del entubamiento del lago de Texcoco
y le agrego de pilón una interpretación
freudiana de todo el asunto
¿no ocupa?
por supuesto que no ocupa, nadie ocupa
somos como huevos fabergé, trabajadísimos y vacuos
servimos como sirve un espléndido arreglo floral
que le costó al erario público un dineral
y estorba a la mitad de un pasillo
no sabemos hacer nada
más que multiplicar con nuestra cepa febrilmente las imágenes
y a fin de cuentas hablar de que aquí estaos
con la soberbia grotesca
del que cree que está salvando al mundo
por suerte el poder del autoengaño es infinito
y morirse de hambre no es tan fácil como se cree
por suerte hay maneras, sí, siempre hay maneras
y hay narcóticas resacas que con gracia de amante nos arrastran
hasta un semisueño frágil
donde todo es noble y útil
y escribir comerciales es parte del oficio literario
y seguro hasta Man Ray llegó a fotografiar bodas
y cómo no va a estar siendo uno útil si tiene una beca
si puede llenar una cátedra en la cual pasar la antorcha
como una semilla de la que germina
un árbol de semillas ad infinitum
o si las condiciones son propicias
si hay pluma y cuaderno y unas horas libres
escribir unos versitos inocuos
y luego recostarse satisfecho
con ojos ahumados y casi del todo inocente.
LA MÁQUINA
Aquí está la máquina
yo sé muy pocas cosas pero sé por cierto
que es hermosa y que es perfecta, mira
nada más cómo iridescen sus aristas
como un mosaico de espejos en desfase
y cómo tiene válvulas y tubos
y cómo no le falta nada
ya tiene muchos años que apretamos sus últimos pernos
y no pasa ni un día sin que alguien venga
para atenderla a cuerpo de reina y limpiar sus junturas
y ver con deleite lo que pasa si se activa una palanca
o sólo a mirarla y a mirarla y a rozar
con los dedos su acerina piel de pez y a murmurarle
eres hermosa
y muchos se quedan por ratos muy largos
viendo sus reflejos en los muslos bruñidos de la máquina
quisiera ser capaz de decir más bellamente
que estos focos blancos son sus ojos
y creo que sabe bien que estoy aquí y está encendida
desde que recuerdo y jamás me atrevería
a apagarla pues me asombra y paraliza
el miedo de las cosas que podrían pasar
y también podría pasar que no pasara nada y eso
sería mucho peor
mejor que se quede encendida
quizá no le haga daño a nadie
y así estaba cuando yo llegué
porque ahora que lo pienso ya era vieja
ya era muy vieja la primera vez que la vi
no se siguió un plano al construirla
y nadie ha escrito nunca su instructivo así que
no sabemos cómo se usa
nadie sabe y nunca lo ha sabido nadie
muchos han querido utilizarla
han metido mano impía en sus recovecos
han tecleado comandos sin saber su idioma
y claro que han pasado cosas
algunos incluso se han muerto
pero nunca hemos sabido a ciencia cierta
si estas cosas fueron obra de la máquina
que se queda augusta y quieta
como un animal dormido
que en silencio ronronea
o como un dios que nos observa refulgente.
LO QUE VIENE
Lo que viene no vendrá como un gorrión
que se deje ver venir a la distancia
puntual en el centro del aire y haciendo un escándalo
no se parece a un barco
con sus bultos patentes sobre el lomo
rectilíneo cuando embona en una rada
lo que viene no es una palabra
que está callada y callada y callada y se dice de pronto
no es un signo que desciende como un copo
desde un almacén celeste
para tatuarse en la piel de los objetos
y cambiarlos por otros con una alquimia súbita
tampoco es una fina membranita
como la lluvia mustia y sus vapores
que se atraviesa con los hombros tensos
y que divide el aún no del ya por fin
no es un vaso que se derrama
por la gota que derrama el vaso
ni es la gota
tampoco es un punto crucial de ebullición
que está pendiente de un grado que no llega
pato pato pato pato oca
no es leche a la espera del descuido
para hacer en la estufa un cochinero
lo que viene no es el casco de una sílaba
no empieza con la letra f
que delimita las hectáreas del presente
lo que viene
esa vejez implausible
esa guerra civil que está tardándose
ese cáncer de pulmón con sus postales
el final de ese amor de cuatro letras
el derrumbe de los usos y las modas
el revés de las cosas de este mundo
lo que viene
lo que viene ya empezó
es justo esto que está pasando ahorita.
LA GRAN COSA
La llave persuade al picaporte
con el giro argumental de siempre
como quien dice hacen clic pero a la mala
la puerta es una pusilánime y si nadie le hace segundas
se echa para atrás chillando
pero la pone en paz la pared paternalmente
y otros ruidos ya están por venir, inevitables
como las rimas de un soneto
el primero es el de una pulserita que se desgrana en risitas
como el agua cuando sabe algo que ignoras
y eriza el epitelio del tapiz con el roce de su delgadez
y el interruptor vuelve el rostro y tal vez es
porque ya no hay moral
cuatro focos señalan con los dedos
ahí están ahí están ahí están no se escondan
¿ya vieron lo que están haciendo?
y aquí está todo
y no es la gran cosa
dos zapatos lustrosos y tontos
peinados para lados contrarios
se echan carreritas risueños y medio con odio
turnándose la delantera y taconeando con tanta tirria
que la alfombra, matrona de terso vello cano
les pide que se callen, acostada
una silla bosteza y toma asiento
augusta frente al escritorio
los dos se consideran recíprocamente
hay trabajo por hacer y lo saben y adoptan
ese airecito de rectitud y suficiencia
del que se sabe que ha causado tragedias
y al tiempo que el reloj se impacienta
un librucho divaga taciturno
absorto en el rumor de sus páginas pasando
es un inventario parcial de las cosas que hay
y no se incluye a sí mismo que también es cosa
qué costa tan elocuente la que habla de cosas ausentes
que también están aquí de alguna forma
materias sordas y mudas hicieron largos recorridos
para estar en este ecosistema y hacer estas cosas
hicieron falta barcos e hicieron falta aviones
hicieron falta tuerquecitas y galones y galones de petróleo
hicieron falta papeles y plumas para firmarlos
hicieron falta portafolios y balas y misiles para firmarlos
hicieron falta uniformes y trajes y corbatas para firmarlos
y para eso hicieron falta hilos y fábricas textiles
y para eso hicieron falta cables y varillas y tabiques
y para eso hicieron falta, pero ya se entiende
más papeles, más petróleo, más barcos y aviones
y balas y misiles y féretros y fosas y oficinas
lo que hizo falta es infinito
lo que hace falta es infinito
hacen falta cosas para que haya cosas
las cosas producen faltas
las faltas producen cosas
las cosas producen cosas
las cosas producen faltas ad infinitum
y nada de esto ha sido la gran cosa
siempre falta la gran cosa
la gran cosa es la gran falta
el nudo de esta red de faltas
el para final y el primer por
pero esto es demasiado para un día
y al iPad le hace falta batería
la cartera se acuesta en un mueble
pensando en su lista de invitados
las monedas tintinan contentas
y miran al techo con ojillos planos
las cortinas auto indulgentes disimulan
un mundo operado por las cosas.