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ROSALINA GARCÍA
Nació en Humocaro alto, Lara, Venezuela (1946). Poeta, ensayista, profesora, investigadora, crítica literaria y antóloga. Graduada en Letras de la Universidad Central de Venezuela y de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar en Caracas. Ha sido profesora universitaria con rango de Titular Académico en diferentes instituciones de su país. Es miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua y de la Academia de la Historia del Estado Miranda por el Distrito Guaicaipuro. Ha publicado los libros: De íntima brasa (1987), De costado a sol y otras vigilias (1992), Poesía (1998) y Memoria Sangre y ficción en Arturo Uslar Pietro (2005). Ha realizado las siguientes antologías: Antología de poesía infantil. Ediciones del Colegio Universitario de Los Teques Cecilio Acosta (Los Teques, 1985) y Cecilio Acosta. Selección antológica. Primera Edición. Ediciones de Extensión Universitaria Cultca (1985). Su obra poética está incluida en las siguientes antologías: Mares, el mar como tema en la literatura y la plástica venezolana (Ediciones del Grupo Unión y del Ateneo de Caracas. Caracas, 1990); Poetas en Los Teques (Colección Ateneo de Los Teques, 1991); Diez autores venezolanos (Ediciones Matanzas. Matanzas. Cuba, 1994}; Paseo por el bosque de la palabra encarnada (Fundación Casa de las letras “Mariano Picón Salas”. Universidad de Los Andes, Mérida. 1997); Antología de Poetas tocuyanos (Ediciones Gayón. Barquisimeto, 2000); Nueva Antología de poetas venezolanos (Ediciones Solar. Mérida, 2001); Diccionario de Escritores Venezolanos (CONAC. Caracas, 2004); Viajes por la poesía venezolana y el orbitar universal (CONAC. Valera, 2004); y Tejedores de palabras (Asociación Prometeo de Poesía. Madrid, 2005). Ha sido ganadora de diversas menciones y distinciones por su trabajo literario y cultural en España y en Venezuela.
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ÍNTIMA SAL
El límite del siglo
no es un día;
es un algo salado
—mar muerto o sal interior, la primigenia—,
que se elige al caminar un día,
aterrado de tristeza.
Al tomarla,
sabrás de la elección
buscada por mil años,
asumida en la hora
en que acaba la centuria.
Si la sal escogida es la primera,
la vida se fue en una mirada;
la otra se inscribe en la eternidad del mundo.
PAN DE VIDA
Las manos
derivan del sueño su eficacia
y de la mirada en claro
emergen
los pasos sigilosos
que anuncian
tu rescate.
Al final,
con tal sabiduría,
no te sorprenderá
saber
que la riqueza
obtenida en el descanso
te faculta
para tan exigente travesía.
DE AMIGOS
Itinerantes amigos
he tenido;
como los pájaros
cantan: unos, en silencio;
otros, en voz ardida.
Los mantengo
tras la celosía
o los guardo
en sus reales aposentos,
de viajeros entretenidos
con las canciones
de sus compañeros
en vigilia.
Por las tardes
mi soledad socorren;
yo los escucho
con fingida atención
que es sólo amor.
Lo que más cuenta
son los ecos lejanos de sus voces;
lo eterno.
Recoge entretenida
tu cuaderno de hojas
amarillas de la infancia.
Míralo como si fuera un cuento
leído por un niño
a la luz de una estrella.
No tendrás prisa
al deshojarlo y ponerlo
en tu pecho
como un gran girasol
que inclina su cabeza
ante los caminos del día.
CANTO AUGURAL
Un cinturón sin medida
conocida
ciñe el fulgor
de tu cadera;
Un manto
construido
por los soles
protege tu estatura;
y una sandalia
vencedora del agua,
te eleva
sobre el polvo
con el exacto cálculo
del tiempo
que te lleva
a la esencia, y levanta
tu cuerpo
sobre el mundo.
Ahí te esperan.
PENELOPE
Sobre las aguas oscuras del olvido
con hilo antiguo tejo una red de oro,
trama engañosa que desafió la espera
con la continua urdimbre de la tela.
Al fin del ejercicio
sólo queda
la sangre empapando las guedejas, sedienta lana
que bebe mi existencia,
pendiente de la punta de una aguja.
VISIÓN
Magnífico,
verdinegro, dibujando con agua
sobre la piedra del sendero,
en el atardecer,
se nos mostró aquel rostro.
Pasamos sobre él,
y se inscribió para siempre
en el deleite de la memoria.