BAQUIANA – Año XVI / Nº 93 – 94 / Enero – Abril 2015 (Poesía I)

FOTO SECCIÓN POETICA

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JIMENA ANTONIELLO

Nació en Montevideo, Uruguay (1978). Es guionista de cine y televisión, narradora y poeta. Se encuentra radicada en Madrid desde el año 2003, pasando algunos meses del año en Los Ángeles. Estudió Letras en la Facultad de Humanidades de Montevideo y en La Universidad Complutense de Madrid, donde posteriormente obtuvo el diploma de Estudios Avanzados en Cristianismo Antiguo (Doctorado); también estudió Periodismo, Comunicación y Marketing, y realizó una especialización (Maestría) para guión en la Escuela de Imagen y Sonido CES de Madrid. Estudió Cinematografía en NYFA (New York Film Academy) en la ciudad de Los Ángeles. Colaboró como redactora para revistas de cine y fotografía y trabajó en el sector privado en el área de Comunicación y Marketing. Actualmente trabaja como Guionista y Productora Asociada de una Web Serie, en Los Ángeles y sigue su trabajo como escritora y redactora. Algunos de sus trabajos: «Entropía del alma», Melón Editora, «Relatos de la Creación en el Cristianismo Antiguo: El Papel Asignado a la Mujer», Colección Avances de Investigación FHCE. «22 mujeres» Irrupciones Grupo Editor. Varios de sus cuentos y poemas fueron publicados en revistas de su país y del extranjero como: Revista Aldaba, Revista Palabras Diversas, Revista Alvaeno, Suplemento cultural El Derecho Digital, Revista Letralia, Revista Verbalina /A Contrapalabra, Revista Digital Miniatura y Revista Otro Cielo. Ha sido galardonada en poesía con el Premio Félix Francisco Casanova (España,) y en narrativa con el IV Certamen de Relatos Hiperbreves de la Editorial Acuman (España).

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CRIMEN PERFECTO

 

Me retiré del mundo

un ratito

para pensarme sin vos

sin tus locuras

sin tus lirios azules.

Me acurruqué en un rincón

con el miedo en el cuerpo

de no saber bien

qué hacer

con tanto recuerdo

precioso

donde existimos juntos.

 

Se me llenaron las manos

de lágrimas

mientras exudaba mi piel

aquellas caricias contigo.

No puedo arrancarte

tan rápido

ni sé

dónde almacenar tus sonrisas.

Fueron mis noches

felices

esperando los susurros graves

de tu convexidad

sobre los rinconcitos de piel

cóncavos que me rozó

el azar.

 

¡A saber! Cuánto más van a

desearte mis huesos

mientas acribillo fantasías

porfiadas y melancólicas

con cada letra del alfabeto.

Queréme un poquito

aunque sea

una última vez

como aquella noche gélida

en que me asesinaste de amor.

 

 

MAGIA

 

La magia se reaviva

en los grafemas  de mi

figura,

cuando evitando

explicar toda intención,

tu cuerpo responde

con perfecta caligrafía

sin dejar

renglón por medio.

 

 

CIUDAD DE DOS

 

Detrás de tus pupilas

el beso de una flor.

Con mi noche

tu sueño.

Con

mi día tu vida y

a volver a empezar.

Te acuesto en el

recuerdo

finito de una voz

profunda, masculina

como la piel gruesa

de tus músculos.

Y la fuerza de una

frase

que besé mil noches;

la última

con los ojos cerrados

de pasión

hambrienta.

Hombre mío,

solo mío

aunque la milla

te esconda.

La ciudad nos pertenece.

Prendedor nostálgico

que adornó

nuestro pecho.

No hay, no habrá.

Olvido.

 

 

LO PROFUNDO

 

Se me escama la piel

por las cosquillas

rotas

de tus recuerdos

ardientes.

 

Me descalzo esperando

que acaricies

mis pies

mientras la hierba

acompaña los pasos

hacia un futuro incierto.

 

Te amé sin sentido

y con cada uno.

Como se adora a un dios

de rodillas,

muda.

 

Renací mil veces

con los besos

suaves

de tu lengua púber.

A esas horas

intempestivas todas.

 

 

PARÁBOLA

 

Mi corazón

enloquece

de alegría inaudita

cuando alguien le dice

que pronto volverá a casa.

Porque diez años

es demasiado tiempo

olvidado entre los estantes

de una biblioteca

en el viejo mundo,

mientras la vida,

el puerto y las cien voces

esperan el momento

exacto

de abrazar con ternura

la vuelta de un hijo

que nunca ha sido

pródigo.

 

 

ANTOJOS

 

De tiempo en tiempo,

cuando la soledad se cuela

en mi mochila

tengo ese antojo

añejo,

repetido,

de verte sorber el café

en una tarde de martes.

¡Doce años es tanto tiempo!

Vos estarás más o menos igual:

con otra arruga al hombro

y una familia que crece. Yo

debo estar más alta,

más madura,

más comprometida,

más previsora. Pero me

acuerdo y tengo ganas

de ese ciclo

que hemos incumplido vos y yo.

Se me antoja repetirte

que te agradezco los años,

la intimidad

y el proyecto de volver

por el último café

a Montevideo.