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JIMENA ANTONIELLO
Nació en Montevideo, Uruguay (1978). Es guionista de cine y televisión, narradora y poeta. Se encuentra radicada en Madrid desde el año 2003, pasando algunos meses del año en Los Ángeles. Estudió Letras en la Facultad de Humanidades de Montevideo y en La Universidad Complutense de Madrid, donde posteriormente obtuvo el diploma de Estudios Avanzados en Cristianismo Antiguo (Doctorado); también estudió Periodismo, Comunicación y Marketing, y realizó una especialización (Maestría) para guión en la Escuela de Imagen y Sonido CES de Madrid. Estudió Cinematografía en NYFA (New York Film Academy) en la ciudad de Los Ángeles. Colaboró como redactora para revistas de cine y fotografía y trabajó en el sector privado en el área de Comunicación y Marketing. Actualmente trabaja como Guionista y Productora Asociada de una Web Serie, en Los Ángeles y sigue su trabajo como escritora y redactora. Algunos de sus trabajos: «Entropía del alma», Melón Editora, «Relatos de la Creación en el Cristianismo Antiguo: El Papel Asignado a la Mujer», Colección Avances de Investigación FHCE. «22 mujeres» Irrupciones Grupo Editor. Varios de sus cuentos y poemas fueron publicados en revistas de su país y del extranjero como: Revista Aldaba, Revista Palabras Diversas, Revista Alvaeno, Suplemento cultural El Derecho Digital, Revista Letralia, Revista Verbalina /A Contrapalabra, Revista Digital Miniatura y Revista Otro Cielo. Ha sido galardonada en poesía con el Premio Félix Francisco Casanova (España,) y en narrativa con el IV Certamen de Relatos Hiperbreves de la Editorial Acuman (España).
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CRIMEN PERFECTO
Me retiré del mundo
un ratito
para pensarme sin vos
sin tus locuras
sin tus lirios azules.
Me acurruqué en un rincón
con el miedo en el cuerpo
de no saber bien
qué hacer
con tanto recuerdo
precioso
donde existimos juntos.
Se me llenaron las manos
de lágrimas
mientras exudaba mi piel
aquellas caricias contigo.
No puedo arrancarte
tan rápido
ni sé
dónde almacenar tus sonrisas.
Fueron mis noches
felices
esperando los susurros graves
de tu convexidad
sobre los rinconcitos de piel
cóncavos que me rozó
el azar.
¡A saber! Cuánto más van a
desearte mis huesos
mientas acribillo fantasías
porfiadas y melancólicas
con cada letra del alfabeto.
Queréme un poquito
aunque sea
una última vez
como aquella noche gélida
en que me asesinaste de amor.
MAGIA
La magia se reaviva
en los grafemas de mi
figura,
cuando evitando
explicar toda intención,
tu cuerpo responde
con perfecta caligrafía
sin dejar
renglón por medio.
CIUDAD DE DOS
Detrás de tus pupilas
el beso de una flor.
Con mi noche
tu sueño.
Con
mi día tu vida y
a volver a empezar.
Te acuesto en el
recuerdo
finito de una voz
profunda, masculina
como la piel gruesa
de tus músculos.
Y la fuerza de una
frase
que besé mil noches;
la última
con los ojos cerrados
de pasión
hambrienta.
Hombre mío,
solo mío
aunque la milla
te esconda.
La ciudad nos pertenece.
Prendedor nostálgico
que adornó
nuestro pecho.
No hay, no habrá.
Olvido.
LO PROFUNDO
Se me escama la piel
por las cosquillas
rotas
de tus recuerdos
ardientes.
Me descalzo esperando
que acaricies
mis pies
mientras la hierba
acompaña los pasos
hacia un futuro incierto.
Te amé sin sentido
y con cada uno.
Como se adora a un dios
de rodillas,
muda.
Renací mil veces
con los besos
suaves
de tu lengua púber.
A esas horas
intempestivas todas.
PARÁBOLA
Mi corazón
enloquece
de alegría inaudita
cuando alguien le dice
que pronto volverá a casa.
Porque diez años
es demasiado tiempo
olvidado entre los estantes
de una biblioteca
en el viejo mundo,
mientras la vida,
el puerto y las cien voces
esperan el momento
exacto
de abrazar con ternura
la vuelta de un hijo
que nunca ha sido
pródigo.
ANTOJOS
De tiempo en tiempo,
cuando la soledad se cuela
en mi mochila
tengo ese antojo
añejo,
repetido,
de verte sorber el café
en una tarde de martes.
¡Doce años es tanto tiempo!
Vos estarás más o menos igual:
con otra arruga al hombro
y una familia que crece. Yo
debo estar más alta,
más madura,
más comprometida,
más previsora. Pero me
acuerdo y tengo ganas
de ese ciclo
que hemos incumplido vos y yo.
Se me antoja repetirte
que te agradezco los años,
la intimidad
y el proyecto de volver
por el último café
a Montevideo.