BAQUIANA – Año XVI / Nº 91 – 92 / Septiembre – Diciembre 2014 (Poesía III)

FOTO SECCIÓN POETICA

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WALDO GONZÁLEZ LÓPEZ

Nació en Las Tunas, Oriente, Cuba (1946). Poeta, ensayista, crítico teatral y literario, así como periodista cultural. En Cuba, por su continua labor poética, crítica y de periodismo cultural durante décadas, mereció numerosas distinciones, tales como: Diploma al Resultado Científico por su intensa Colaboración en el Capítulo sobre Literatura para Niños y Jóvenes, de la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé, concedidos por su amplia labor como poeta y asesor de la Casa Iberoamericana de la Décima en su natal provincia Las Tunas; Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima, concedido por la Universidad de Matanzas; Reconocimiento como Escritor y Crítico Literario, otorgado por la Presidencia del Instituto Cubano del Libro, y la Distinción por la Cultura Nacional. Reside en los Estados Unidos desde el año 2011, donde ha realizado una intensa labor como participante en eventos internacionales de teatro, jurado de eventos teatrales y literarios, crítico teatral y literario y asesor de grupos escénicos. Obtuvo el 3er Lugar en el X Concurso de Poesía  “Lincoln-Martí” en 2012. Colabora, de manera regular, con diversos medios de prensa digital e impresa, tales como Encuentro de la Cultura Cubana (España); Otro Lunes (Alemania); Ventana Abierta (California); y el portal de noticias teatrales Teatro en Miami y el diario digital El Correo de Cuba (Miami) entre otras publicaciones. En la actualidad es miembro colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

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ALICE IN WONDERLAND

 

Recuerdo de Lewis Carroll

                            A Eliseo, Diego por supuesto

 

Alicia va por su sendero,

bellísima, dulce, como la dicha;

camina y se hunde en el espejo,

finísima, busca la maravilla.

 

Alicia va tras su reflejo,

clarísima, alza la melancolía;

camina el viejo libro abierto,

purísima, libre como la vida.

 

 

AŇOS

 

A Mayra, siempre

 

Porque te pienso, amor, porque te pienso

en aquellas lejanas circunstancias,

cuando en tan largo tiempo y sin distancias,

ansiábamos un sueño más intenso…

ya ahora con los años río extenso.

 

Porque hoy te miro y pienso, dulce amor,

en el hoy tan distante del ayer,

cuando era el tiempo con su bien querer:

hoy no siento en la existencia dolor,

solo en la nostalgia ternura y flor.

 

 

DE LA FINA NOSTALGIA

 

A Lourdes Torres, cantante y amiga

 

La vida con sus grumos de placer,

con sus ya viejas lágrimas, tan tristes,

que lavan el dolor, cuando las vistes

de la fina nostalgia del ayer.

 

La nostalgia —memoria en oleaje—,

llega en la noche improvisadamente,

con su valija de sueños, presiente

que su tiempo se acaba con el viaje.

 

Tras los idus de marzo ella regresa

con su rostro enigmático de sueño

y su mirada de Argos perdida.

 

Como si fuera toda la tristeza,

la nostalgia no excusa tanto empeño:

ella ataca en las tardes de la vida.

 

 

ACASO

 

A Félix Pita Rodríguez, In Memoriam

 

Cuando una piel, un libro, una moneda

estampan su presencia en otra parte

dejándote de pronto frente al arte

de sueños y memorias, como en veda,

sucede un estallido de otras sombras,

de otros malvas saltando el horizonte,

porque te quema el fuego —zarza, monte—,

más tarde cenizas donde escombras:

acaso laberinto y muchedumbre

uncida a viejo yugo sin piedad

de seres miserables, servidumbre

soledad, infinita soledad.

 

 

SUEÑO ROTO

 

La vida pasa, pasó,

como el cielo «enzulecido»:

tal una hueste de olvido,

llegó arrasando, y segó

la esperanza que brilló

a lo largo de su empeño:

caravana del ensueño

que cruzó mi juventud:

el ansia y la certitud

de lo que fuera mi sueño.

 

 

LA CIUDAD Y SUS MÁSCARAS

 

A Luis Manuel García, en España

 

Los últimos escorzos de la noche

yacen fulminados:

habanece la ciudad-gaviota.

 

Los sueños planean grávidos, mudos,

tras las máscaras que impone el día

ante la pleamar del mundo distante.

 

La gente pasa silente, oscura,

con vocación de hijo pródigo

que retorna sin querer.

 

Un hombre cruza absorto,

despiadado en su amargura,

ya roto su velamen.

 

Mas la ciudad prolonga

su rito cotidiano,

sus abismos y miserias.