BAQUIANA – Año XIX / Nº 107 – 108 / Julio – Diciembre 2018 (Reseña II)

EL CAMINO DE SANTIAGO, DE EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA

 

 por

 

Patricio E. Palacios


El camino de Santiago 194 X 300

AXIARA Editions
Nueva York, Estados Unidos
2017
ISBN: 978-1548288730

pp. 278


Cuando leí el título de la novela El Camino de Santiago, de Eduardo González Viaña, enseguida pensé en las famosas peregrinaciones a Santiago de Compostela en Galicia para visitar la tumba del apóstol Santiago –descubierta en Iría a principios del siglo IX– desde diversos puntos de la zona del norte de la península Ibérica y regiones adyacentes, especialmente en lo que se conocía en aquel entonces como el territorio de Hispania. Pero no, no se trataba de las mencionadas peregrinaciones. Santiago es el nombre del protagonista de esta interesante novela y el camino a recorrer, a lo largo de sus páginas, es la aventura y el recorrido épico de un inmigrante que sueña con llegar a los Estados Unidos.

     La historia de Santiago se remonta a Huancayo, una ciudad situada en la cordillera Central de los Andes en Perú, a más de tres mil metros de altitud. Los orígenes de Santiago se relacionan con sucesos que tuvieron lugar en un poblado en las cercanías de dicha ciudad, las acciones del ejército peruano durante la guerra contra la guerrilla, una maestra de escuela, un circo y una historia llena de misterio. Santiago [Aguilar] es un niño abandonado a su suerte y llega a la edad adulta gracias a la generosidad de algunos. El autor nos deja algunas pistas y nos llena de curiosidad cuando relata en la página 18:

     “Estudió en un colegio de Huancayo y mantuvo su identidad supuesta. Se abstuvo todo el tiempo de preguntar por la razón de tanto misterio. Cuando terminó sus estudios, el cirquero que lo había recogido le aconsejó que se fuera cuanto antes. Tenía que salir del país porque lo buscaban desde muy niño. Y cuando él preguntó por qué lo buscaban, sólo le respondían: Santiago. Santiago. Ya te lo he dicho. Vas a tener que pasarte la vida caminando.”

     Y así es. De Huancayo parte a Lima en busca de mejores opciones de vida, pero descubre que esas opciones no son factibles para una persona con sus condiciones socio-económicas tan desventajosas y, tras muchas vicisitudes, decide buscar un mejor horizonte en los Estados Unidos. Como muchas personas en América Latina, Santiago piensa que en el país del Norte encontrará una mejor vida y se aferra a la idea de viajar a Miami, quizás motivado por las ofertas de pasajes en la vitrina de alguna agencia de viaje.

     Después de percatarse que nunca conseguirá una visa de entrada a los Estados Unidos, desiste de viajar a Miami y decide ingresar de manera ilegal al país de sus sueños. Y es en ese momento que comienza la tercera parte de su historia donde, a manera de peregrinaje, el protagonista se desplaza desde Lima hasta Panamá y desde Panamá hasta la Ciudad de México, llegando posteriormente hasta la frontera entre México y los Estados Unidos, en las inmediaciones del estado de Arizona.

     Al llegar al estado de Arizona por el área del río Bravo es confundido con un coyote norteamericano –debido a su aspecto rubio y de ojos azules– por los vigilantes de la frontera: los Minutemen. Su aspecto siempre fue algo confuso en su vida. Cuando vivió en Lima, pese a su color de piel, el acento serrano que tenía lo inhibía de conseguir mejores empleos. Ahora, en los Estados Unidos, el color de su piel lo incriminaba como un traficante de seres humanos ante estos vigilantes de la frontera. Ahí empieza otro capítulo lleno de situaciones inesperadas y un sinfín de imprevistos. Su sueño original se torna en una pesadilla.

     Un aspecto destacable de esta novela es la capacidad que tiene el autor, Eduardo González Viaña, de intercalar la situación en que se encuentra inmerso Santiago –al ser capturado e interrogado por los vigilantes de la frontera de los Estados Unidos– con diversos momentos relacionados con su vida, especialmente aquellos espacios de la historia de su madre y de la historia reciente de su país, allá por los años ochenta del pasado siglo XX. A medida que la tensión crece durante el interrogatorio a que es sometido Santiago por los vigilantes, se mezclan relatos de un pasado que narran momentos trágicos de la nación peruana, logrando un clímax impresionante en el desarrollo de la novela. El autor logra sumergir al lector en una dramática historia sucedida en el interior del Perú, repleta de abusos, violencia, horror y tragedia, a la par de lo que le está ocurriendo al protagonista en tiempo presente, para situarnos en un contexto histórico y, poco a poco, va revelando una serie de detalles que lo conectan a otros personajes. En otras palabras, el autor crea un ambiente de misterio que no nos permite dejar la lectura del libro hasta conocer todo lo relacionado con Santiago, antes y ahora.

     Lo que sucede a partir del encuentro de Santiago con los “vigilantes” o “patriotas” de la frontera, es parte de la historia de muchos inmigrantes que han ingresado al país de manera ilegal, bien sea a través del desierto de Arizona u otros puntos de la frontera. En el caso de Santiago, éste logra escapar de sus captores con otro peruano que estaba supuesto a interrogarlo, para verificar si era peruano o un coyote americano como ellos sospechaban, el comandante Telmo Colina.

     El comandante Telmo Colina era un ex militar peruano que fue reclutado en Miami, lugar donde vivía desde que emigró a los Estados Unidos después de la caída del gobierno de Fujimori, y trabajaba para los vigilantes que habían retenido a Santiago.

     Por aquellas vueltas que da la vida y sin saber quién es su compañero en la huida, Santiago, el hijo de una víctima, y el comandante Telmo Colina, asesino en un genocidio ocurrido en Los Andes muchos años atrás, coinciden en un trayecto que debe durar más de 600 kilómetros en jeep, desde un punto de la frontera de México hasta su meta en San Luis (Yuma) Arizona, uno de los lugares de entrada para lograr el sueño americano. Lo que sucede a partir de ese momento hasta el final es algo digno de un guión cinematográfico.

     El Camino de Santiago (finalista del Premio Planeta 2016) de Eduardo González Viaña es una novela que ayuda a entender todas las variantes de la presencia latinoamericana en los Estados Unidos. Los invito a recorrer las páginas de este intenso y escalofriante libro, para que puedan descubrir por sí mismos todos los detalles que conforman su trama.

     Eduardo González Viaña es el autor de varios libros clásicos de la literatura escrita acerca de la inmigración en los Estados Unidos como su novela El Corrido de Dante, traducida a varios idiomas. Es catedrático de la Universidad de Oregón. Es doctor en literatura y ha recibido la distinción académica de Doctor Honoris Causa de 12 universidades. Es Miembro de Número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y Correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua y de la Real Academia Española.

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PATRICIO E PALACIOS

Nació en Santiago de Chile. Periodista, fotógrafo, ilustrador, editor y director ejecutivo de la Revista Literaria Baquiana y de Ediciones Baquiana. Ha trabajado para la televisión y en otros medios de prensa en los Estados Unidos durante las últimas tres décadas. Es un activo promotor de actividades culturales en la ciudad de Miami. Ha participado en la Feria Internacional del Libro de Miami, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad México, D.F., en los festivales de poesía Ardentísima (Murcia, España y San Juan, Puerto Rico) y Cosmopoética (Córdoba, España), así como en otras presentaciones culturales y conferencias en países de América Latina. Es co-editor del libro bilingüe de críticas literarias Perfiles y Sombras / Profiles and Shadows (Ediciones Baquiana, 2005). Sus fotografías y dibujos han ilustrado varios libros, entre los que cabe destacar: Impronta de los rincones – Antología Temática de Autores del Sur de la Florida, (Ediciones Baquiana, 2002); Las Letras – Homenaje a Carmen Conde en su centenario, publicado por el Patronato Carmen Conde y Antonio Oliver en Cartagena, España (2006); José Lezama Lima y la mitificación barroca (Ediciones Baquiana 2007); y Homenaje a Miguel Hernández en su centenario, publicación auspiciada por el Centro Cultural Español de Miami y la AECID (2010). La Municipalidad de San Felipe (Chile) le otorgó un Galvano de Honor en reconocimiento a su valiosa labor editorial en 2002. Fue invitado a participar en el Primer Congreso Internacional de Poesía Chilena que organizó la Pontificia Universidad Católica de Chile en 2009. Ha publicado el libro de relatos breves Historias del país lápiz (Ediciones Baquiana, 2013).

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