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ADÁN ECHEVERRÍA
Nació en Mérida, Yucatán, (1975). Poeta, narrador e investigador Posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es Doctor en Ciencias Marinas. Ha recibido los siguientes reconocimientos literarios: Premio Estatal de Literatura Infantil “Elvia Rodríguez Cirerol” (2011), Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas “El Búho” en el género de poesía (2008), Premio Nacional de Poesía “Tintanueva” (2008) y el Premio Nacional de Poesía “Rosario Castellanos” (2007). Ha sido becario del FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006). Ha publicado los libros de poesía: El ropero del suicida (2002), Delirios de hombre ave (2004), Xenankó (2005), La sonrisa del insecto (2008), Tremévolo (2009), La confusión creciente de la alcantarilla (2011) y En espera de la noche (2015); así como los libros de cuentos: Fuga de memorias (2006) y Compañeros todos (2015); y las novela: Arena (2009) y Seremos tumba (2011). En literatura infantil ha publicado Las sombras de Fabián (2014).
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MADRUGAR SOBRE CERDOS
Hay silencios que siempre esperan detrás de las barreras del sol
hay colores afrodisíacos colores andróginos
colores que apaciguan los dientes de la violencia
y está el rosa color cerdo
que salta de cama en cama sobre cuerpos lustrosos
Rosados cuerpos de hadas y los cerdos desleídos
que se emborronan por los marcos de las ventanas
en las cabeceras de las camas
en los burós como teléfonos descolgados
las botas bajo colchones y algunos dientes apenas
pizcando sueños en el aire angustiado
de las alucinadas hembras
que cantan de luz en luz
y parpadean apenas el oscuro trébol
en el que dejan los muslos
por si acaso.
SOÑAR CERDOS COTIDIANOS
Amanece una nueva ciudad cada ciudad cada fresca ciudad gris multicolor
Los edificios abandonados en corbatas tacones rojos y pintalabios
que no terminan de dormir
Se sirven desayunos a prisa montados en las bicicletas
y ellos salen a correr la milla
Como si esperaran trashumar lo cerdo en alguna carretera
Como si lo cerdo apagara sus latidos
Las jóvenes publicistas cantan en los almanaques
y los apátridas van colgados del tranvía
La noche sueña que el día pudo doblegarlos
Que la casa de moneda se ha extraviado y que todo apenas
es la poesía del momento
Corren los cerdos con sus rabitos rosados
y ellas que se enamoran de dos en dos de tres en tres
del mismo descarado cerdo que les abre las compuertas del amor
LAS REINAS SE ENAMORAN DE LOS CERDOS
y avanzan sus cartas sobre la mesa
Leen el fondo de cada cafetera en busca del discurso
para abolir lo que han leído en el calendario
A veces parecen decir que sí
luego los divorcios
las reuniones sobre cuerdas coños relámpagos y madreselvas
Pero al caer la tarde enamorada
corren sus tiaras hacia la cadera
y se siembran en el rincón de alguna cafetería solitaria
con un libro entre las manos
dispuestas a ver pasar la piara
pendientes siempre de la cacería
porque se saben intactas y revolucionarias
capaces de empuñar el picahielo
para atravesar pulmones y uno que otro corazón
de cerdo.
LOS MONSTRUOS CARA DE CERDO
Ahí estaba en la ventana de la habitación de mi hija
flotando su rostro sobre la luz que apenas fluía hacia la noche
Yo había metido el carro cuando llegaba del trabajo
Se me había hecho temprano era día de exámenes
Laura me entretuvo con nuevas preguntas acerca de su tesis
“Los días enfermos de la literatura occidental”
Tuve que dejar la puerta abierta del cubículo
para no ser presa de posibles acosos a universitarias
Me entretuve cerrándome la bragueta porque no me dejaba terminar
y al fin corrí las avenidas y su carne
su cuello de cisne su garganta los párpados cerrados
el intelecto intacto insigne en la ignominia
decididos a ignorarlo todo
Al llegar a casa
la madre de mis hijos salió al jardín a recibirme
llena de quejos y llantos y acusaciones de
“Te he estado hablando muchas veces
tenías el móvil apagado”
Callad mujer, epa, ¡vámonos al diablo!
y la besé en medio de la lengua
Debí decirle “Amores van y tú me perteneces”
y jalar la media trenza
sobre los omóplatos equidistantes a mi ruina y su desesperado celo
pero no pude con su cara de Mona Lisa
en este perseguirme mundo qué interesas
le mordí tres veces cada párpado y le arranqué una sonrisa de crucifixión
y escuchamos el grito de mi hija de catorce años
Volteamos juntos a mirar la ventana iluminada de su cuarto
la noche nos había cubierto con su oscura calma
las aves alzaron el vuelo
(¿o eran los murciélagos que salían del follaje?)
Alzamos la vista hacia la luz desperdigada y
ahí estaba la cabeza del cerdo
Flotaba en el aire como un globo rosado
con sus ojos achinados y el hocico largo
lanzaba besos de dolor a nuestra alma
Corrimos hacia la habitación desesperados
abrimos la puerta
pero mi hija ya no estaba.
CERRÉ MIS OJOS DE CERDO
y disfruté tus gritos
que se agolparon en la orilla de mi mente
en la puerta del destino solo tendrías que empujar
para reconocerme
y clavar las espuelas en mi corazón
Da ese último paso hacia la oscura voluntad de sentirte perseguida
Atrévete hacia el espacioso encierro de mis favoritas calaveras
en esos rincones
donde guardo antiguos amores amarrados en la memoria
ahí te esperará la angustia el dolor el resquemor de labios
ahí te habitarán las serpientes de mis brazos el veneno de mis dedos
el animal que me persigue en madrugadas
lamerá la cuenca de tus ojos
si te animas
LOS CERDOS MATINALES SE VISLUMBRAN
antiguos y llenos de telarañas en el pecho desnudo
caminan con sus camionetas arreglándose el bigote
Los hay con sombrero o calvos o con alguna gorra de militar o beisbolista
ferrocarrilero Lo cierto es que a su edad se observan ya las costras
de una educación que apenas los ha cambiado luego de cinco mil años
De nada nos sirve culpar a nuestras queridas religiones
si tan solo de dioses se tratara esto de clavarnos uno al otro la carne desprendida
y todo aquel fuego que crece en las plantas de las manos
que brinca de los ojos
como el centellar de universos paralelos
en la noche de la Vía Láctea ¡ya no insistas por favor!
Las hadas mueren porque las princesas hace tiempo que se casan con los parias
Y los reyezuelos se han dedicado a buscar actrices de Hollywood
para insistir sobre cuerpos filmes ocupación desempleo triunfos
y hasta algunos premios obtenidos en el elevador
Los hay cerdos que sobresalen en la película porno de moda
pero los pequeños cerdos feministas siguen ahogados en la muchedumbre
siguen apuntando en la cabeza de Linda Lovelace
para consumir más y más preciada carne latiente miedo
terror y fama tomadas de la mano
corriendo en arco iris de sustancias que hierven en las venas
Ellos cruzan con sus camionetas los aires de alcohol las drogas las prisiones
y hasta los tatuajes en el cuello todos ellos muy fuertes muy coráceos
radiantes en su furia en su bestialidad de dragones invencibles
Los hay que regalan biblias y cuidan las fronteras
Los hay encimados en las televisoras produciendo películas
Los hay durmiendo con las colegialas en las universidades
Y bendito el tiempo de lanzar la última piedra
en esta serie de acusaciones
que no es posible que nos alcancen confesados
Los cerdos matinales no pudieron lograrlo
Un día se miraron sanos y rosados con sus colitas espiral siempre dispuestas
a la cimentación de su gloria
y ahora se ven tan necios diciendo que No que No han sido ellos
que los disculpen que eran otras épocas
Ellas vinieron a mi fiesta Ellas entraron solas al hotel fantasma
Acaso no las hice actrices No aprobaron las materias y hoy son
altas estrellas altas diputadas grandes escritoras lejos del escroto
de sus perseguidores
Los pequeños cerdos feministas las empujan en los diarios
en las marchas en las manifestaciones Y acá aparecen sus rostros
barbados rostros con sombreros lentes negros espejuelos
diamantinas y hasta brillo en los labios
“Aprovecho para decirles que soy gay” dicen los estúpidos ojos del viciado sueño
Los cerdos matinales se han juntado a discernir los futuros del mundo
El país es un estercolero Los cerdos matinales lo saben y
lo han dibujado en pequeños almanaques
¡Que Ishtar bendiga a Linda Lovelace!
Seguiremos a la espera del nuevo anuncio en marquesinas
Del nuevo periodicazo que exponga a nuestra raza
de cerdos que ya no se puede
con tanto lodo en la azotea.