BAQUIANA – Año XIX / Nº 107 – 108 / Julio – Diciembre 2018 (Poesía IV)

FOTO SECCIÓN POETICA

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ADÁN ECHEVERRÍA

Nació en Mérida, Yucatán, (1975). Poeta, narrador e investigador Posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es Doctor en Ciencias Marinas. Ha recibido los siguientes reconocimientos literarios: Premio Estatal de Literatura Infantil “Elvia Rodríguez Cirerol” (2011), Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas “El Búho” en el género de poesía (2008), Premio Nacional de Poesía “Tintanueva” (2008) y el Premio Nacional de Poesía “Rosario Castellanos” (2007). Ha sido becario del FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006). Ha publicado los libros de poesía: El ropero del suicida (2002), Delirios de hombre ave (2004), Xenankó (2005), La sonrisa del insecto (2008), Tremévolo (2009), La confusión creciente de la alcantarilla (2011) y En espera de la noche (2015); así como los libros de cuentos: Fuga de memorias (2006) y Compañeros todos (2015); y las novela: Arena (2009) y Seremos tumba (2011). En literatura infantil ha publicado Las sombras de Fabián (2014).

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MADRUGAR SOBRE CERDOS

 

Hay silencios que siempre esperan detrás de las barreras del sol

hay colores afrodisíacos colores andróginos

colores que apaciguan los dientes de la violencia

y está el rosa color cerdo

que salta de cama en cama sobre cuerpos lustrosos

Rosados cuerpos de hadas y los cerdos desleídos

que se emborronan por los marcos de las ventanas

en las cabeceras de las camas

en los burós como teléfonos descolgados

las botas bajo colchones y algunos dientes apenas

pizcando sueños en el aire angustiado

de las alucinadas hembras

que cantan de luz en luz

y parpadean apenas el oscuro trébol

en el que dejan los muslos

por si acaso.

 

 

SOÑAR CERDOS COTIDIANOS

 

Amanece una nueva ciudad cada ciudad cada fresca ciudad gris multicolor

Los edificios abandonados en corbatas tacones rojos y pintalabios

que no terminan de dormir

Se sirven desayunos a prisa montados en las bicicletas

y ellos salen a correr la milla

Como si esperaran trashumar lo cerdo en alguna carretera

Como si lo cerdo apagara sus latidos

Las jóvenes publicistas cantan en los almanaques

y los apátridas van colgados del tranvía

La noche sueña que el día pudo doblegarlos

Que la casa de moneda se ha extraviado y que todo apenas

es la poesía del momento

Corren los cerdos con sus rabitos rosados

y ellas que se enamoran de dos en dos de tres en tres

del mismo descarado cerdo que les abre las compuertas del amor

 

 

LAS REINAS SE ENAMORAN DE LOS CERDOS

 

y avanzan sus cartas sobre la mesa

Leen el fondo de cada cafetera en busca del discurso

para abolir lo que han leído en el calendario

A veces parecen decir que sí

luego los divorcios

las reuniones sobre cuerdas coños relámpagos y madreselvas

Pero al caer la tarde enamorada

corren sus tiaras hacia la cadera

y se siembran en el rincón de alguna cafetería solitaria

con un libro entre las manos

dispuestas a ver pasar la piara

pendientes siempre de la cacería

porque se saben intactas y revolucionarias

capaces de empuñar el picahielo

para atravesar pulmones y uno que otro corazón

de cerdo.

 

 

LOS MONSTRUOS CARA DE CERDO

 

Ahí estaba en la ventana de la habitación de mi hija

flotando su rostro sobre la luz que apenas fluía hacia la noche

Yo había metido el carro cuando llegaba del trabajo

Se me había hecho temprano era día de exámenes

Laura me entretuvo con nuevas preguntas acerca de su tesis

“Los días enfermos de la literatura occidental”

Tuve que dejar la puerta abierta del cubículo

para no ser presa de posibles acosos a universitarias

Me entretuve cerrándome la bragueta porque no me dejaba terminar

y al fin corrí las avenidas y su carne

su cuello de cisne su garganta los párpados cerrados

el intelecto intacto insigne en la ignominia

decididos a ignorarlo todo

Al llegar a casa

la madre de mis hijos salió al jardín a recibirme

llena de quejos y llantos y acusaciones de

“Te he estado hablando muchas veces

tenías el móvil apagado”

Callad mujer, epa, ¡vámonos al diablo!

y la besé en medio de la lengua

Debí decirle “Amores van y tú me perteneces”

y jalar la media trenza

sobre los omóplatos equidistantes a mi ruina y su desesperado celo

pero no pude con su cara de Mona Lisa

en este perseguirme mundo qué interesas

le mordí tres veces cada párpado y le arranqué una sonrisa de crucifixión

y escuchamos el grito de mi hija de catorce años

Volteamos juntos a mirar la ventana iluminada de su cuarto

la noche nos había cubierto con su oscura calma

las aves alzaron el vuelo

(¿o eran los murciélagos que salían del follaje?)

Alzamos la vista hacia la luz desperdigada y

ahí estaba la cabeza del cerdo

Flotaba en el aire como un globo rosado

con sus ojos achinados y el hocico largo

lanzaba besos de dolor a nuestra alma

Corrimos hacia la habitación desesperados

abrimos la puerta

pero mi hija ya no estaba.

 

 

CERRÉ MIS OJOS DE CERDO

 

y disfruté tus gritos

que se agolparon en la orilla de mi mente

en la puerta del destino solo tendrías que empujar

para reconocerme

y clavar las espuelas en mi corazón

Da ese último paso hacia la oscura voluntad de sentirte perseguida

Atrévete hacia el espacioso encierro de mis favoritas calaveras

en esos rincones

donde guardo antiguos amores amarrados en la memoria

ahí te esperará la angustia el dolor el resquemor de labios

ahí te habitarán las serpientes de mis brazos el veneno de mis dedos

el animal que me persigue en madrugadas

lamerá la cuenca de tus ojos

si te animas

 

 

LOS CERDOS MATINALES SE VISLUMBRAN

 

antiguos y llenos de telarañas en el pecho desnudo

caminan con sus camionetas arreglándose el bigote

Los hay con sombrero o calvos o con alguna gorra de militar o beisbolista

ferrocarrilero Lo cierto es que a su edad se observan ya las costras

de una educación que apenas los ha cambiado luego de  cinco mil años

De nada nos sirve culpar a nuestras queridas religiones

si tan solo de dioses se tratara esto de clavarnos uno al otro la carne desprendida

y todo aquel fuego que crece en las plantas de las manos

que brinca de los ojos

como el centellar de universos paralelos

en la noche de la Vía Láctea ¡ya no insistas por favor!

Las hadas mueren porque las princesas hace tiempo que se casan con los parias

Y los reyezuelos se han dedicado a buscar actrices de Hollywood

para insistir sobre cuerpos filmes ocupación desempleo triunfos

y hasta algunos premios obtenidos en el elevador

Los hay cerdos que sobresalen en la película porno de moda

pero los pequeños cerdos feministas siguen ahogados en la muchedumbre

siguen apuntando en la cabeza de Linda Lovelace

para consumir más y más preciada carne latiente miedo

terror y fama tomadas de la mano

corriendo en arco iris de sustancias que hierven en las venas

Ellos cruzan con sus camionetas los aires de alcohol las drogas las prisiones

y hasta los tatuajes en el cuello todos ellos muy fuertes muy coráceos

radiantes en su furia en su bestialidad de dragones invencibles

Los hay que regalan biblias y cuidan las fronteras

Los hay encimados en las televisoras produciendo películas

Los hay durmiendo con las colegialas en las universidades

Y bendito el tiempo de lanzar la última piedra

en esta serie de acusaciones

que no es posible que nos alcancen confesados

Los cerdos matinales no pudieron lograrlo

Un día se miraron sanos y rosados con sus colitas espiral siempre dispuestas

a la cimentación de su gloria

y ahora se ven tan necios diciendo que No que No han sido ellos

que los disculpen que eran otras épocas

Ellas vinieron a mi fiesta Ellas entraron solas al hotel fantasma

Acaso no las hice actrices No aprobaron las materias y hoy son

altas estrellas altas diputadas grandes escritoras lejos del escroto

de sus perseguidores

Los pequeños cerdos feministas las empujan en los diarios

en las marchas en las manifestaciones Y acá aparecen sus rostros

barbados rostros con sombreros lentes negros espejuelos

diamantinas y hasta brillo en los labios

“Aprovecho para decirles que soy gay” dicen los estúpidos ojos del viciado sueño

Los cerdos matinales se han juntado a discernir los futuros del mundo

El país es un estercolero Los cerdos matinales lo saben y

lo han dibujado en pequeños almanaques

¡Que Ishtar bendiga a Linda Lovelace!

Seguiremos a la espera del nuevo anuncio en marquesinas

Del nuevo periodicazo que exponga a nuestra raza

de cerdos que ya no se puede

con tanto lodo en la azotea.