BAQUIANA – Año XIX / Nº 107 – 108 / Julio – Diciembre 2018 (Poesía II)

FOTO SECCIÓN POETICA

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MAICA BERMEJO MIRANDA

Nació en Guadix, Granada, España (1951). Es poeta y narradora. Reside en Madrid desde 1957. Compagina su relación laboral en TVE con creaciones literarias y artísticas. Sus poemas, relatos y cuentos han sido publicados en distintos medios literarios, digitales y gráficos. Ha publicado el libro de narrativa Un hombre gris y otros relatos (Ediciones Irreverentes, Colección Novísima, 2017). Sus cuentos “La Bruja de la lana” (2014), “La rueda del tiempo” (2015), “Canción de Navidad” (2016) y “La cabalgata” (2017)  han sido seleccionados y publicados en el I, II, III y IV Certamen «Ángeles Palazón» de Cuentos de Navidad. Sus relatos “Duelo al sol” (2014), “Healter Skelter” (2016) y “La Delación” (2018) han sido publicados en el fanzine Vinalia Trippers y en la antología “Castilla y León, puerta de la Historia”, respectivamente. Ha participado en diferentes antologías de poesía y en las revistas digitales: Kissabook, Hankover, Acantilados de PapelCulturamasExcodra Literatura y Extramuros.

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NOSTALGIA

 

Pasa el aire juguetón

resbalando por las piedras

en el aire hay guitarras

y en la noche estrellas.

Granada vela en sus cuestas

en sus calles empinadas

en el suspiro doliente

de una nota desgarrada

que hace estremecer el alma

del que sueña con Granada.

Granada, virgen y pálida,

entre alamedas tristes

entre rosas y cascadas

de agua pura, cristalina

que lame la piedra casta

del Alhambra al Generalife

y del Generalife al Alhambra.

Un vergel de mil colores

un tapiz de filigrana

cante hondo que penetra

en la piel y en las entrañas.

Una suavidad de nieve

que viene como quejándose

con un canto de cautivo

desde la Sierra Nevada,

murmurar de llantos moros

y de sonrisas cristianas,

mezcla de fuego y de sangre.

El Albaicín a lo lejos

corona a la reina, esclava

que fue en un día

de moros que la adoraban,

que con mimo y con locura

de guerrero enamorado

fueron cuajando de flores

de jardines y de cantos

la nevada tez serrana

de aquella su Granada,

y el Darro para escoltarla

resbala y canta en torrentes

su belleza, la acompaña

siempre en silencio,

perenne en su paso

desgastando tierra y piedra

para acercarse a su alma.

 

Alamedas siempre verdes,

ojos que son puñaladas

al reflejarse en los tuyos

pájaros, agua,

serenidad, arrogancia.

Y en esta noche tranquila

serena como las tuyas

con mil estrellas de plata

reflejándose en el cielo

y en mi cabeza

las notas de una guitarra

siento una pena tan honda

que quisiera convertirme

en hoja, en flor, en agua

que volara hechizada

a rendirte tributo en silencio

Granada.

 

 

PARÍS

 

El horizonte un mar de tejados

sobre los aleros la luz derrocha pasiones.

El viento mutante escurre lánguido su canción

aletean en el aire retozones los pájaros

la noche extiende su capa de plumas

y el Sena se hace tinieblas

tremolando,

al son de un acordeón.

 

 

CIUDAD PRISIONERA

 

Esta ciudad, donde la bota opresora

resonó firme pisando sus aceras

hordas de furia y lamento.

Ciudad de Luz inundada de silencios

que acalló su latido

para hacerse viento

y ocultarse temblorosa

en los anales del tiempo.

 

 

BOCETO

 

Nueva York se despierta alargando la noche.

Despereza su lomo de gato caliente entre brumas y sueños.

La luz dorada del amanecer deja brillos sonámbulos

enredados en las copas de los árboles de Central Park.

Los anuncios luminosos, antaño de neón,

aquietan el brillo noctámbulo reflejado en millones de leds

que adormecen sus colores con la llegada del alba.

Miles de huellas imprimen su paso, tránsfugas de la noche,

reconvertidos en incontenible río que inunda las aceras.

Ficción y realidad alternando con pasos de swing.

 

 

CAPITAL FEDERAL

 

Buenos Aires es

un puerto abierto a un río

el resplandor hecho viento

un temblor de escalofrío

la boca abierta de un muerto

un limonchello en la tarde

al contacto de tu abrigo

una milonga en la noche

un aguacero continuo

es el susto en la sombra

es el camino perdido

es las paredes mugrientas

y las grandes avenidas

es árboles centenarios

el ruido de los autos

el olor a gasolina

es los voceros del cambio

plantados en las esquinas

el aroma del bistec

es San Martín, La Recoleta

la Esquina de Gardel

es Palermo, La Boca

el caminito perdido

es el canto hecho lamento

Buenos Aires

es lluvia sin olor a tierra

es un tango arrabalero

cortesía enmascarada

es la raja de una falda

es el orgullo porteño

es desconcierto y olvido

es violencia gratuita

es el contraste hecho hambruna

pasión aventada en gritos

la política del miedo.

Buenos Aires

ciudad arrasada en sombras.

 

 

MADRID

 

¿Qué tienes Madrid,

Capital de las Españas,

que nadie se erige en defensor tuyo?

Denostada por muchos te debates

entre el cielo añil del otoño

los picos del Guadarrama

y el rumor de los arroyos

que van conformando tu aprendiz de río,

el Manzanares.

 

Maravillas a quién a ti se acerca

proveniente de otros lares

asombro de extraños, no de propios,

que se solazan en tus mil ventanas caleidoscópicas.

Fuentes, paseos, museos, tabernas

arte, solera, arraigo, cultura.

Crisol de tradiciones y lenguas

brazos abiertos

temblor de tierra y aromas de sol.

 

Castilla, extendida en su meseta

te abres en ofrenda y brindas luz.

En ti resuenan voces milenarias,

activas tus venas abriendo compuertas,

cada amanecer una oportunidad,

cada noche, un guiño.

 

Dime ¿Qué tienes Madrid

que todos repudian el pecho acogedor

que ofreces sin desmayo?

Cedes tus tradiciones en generosidad desbordada

alientas desde tus puertas de piedra

la llegada, el asentamiento

y brindas en sacrificio tus señas de identidad.

 

¿Qué tienes Madrid, que ninguno de los tuyos

te proclama capital del mundo

cuando en realidad te codeas en los salones de baile

y mides tus pasos con tus hermanas de historia

Nueva York, Londres, París?

 

Madrid, ciudad abierta y derrotada

tu nombre se proyecta en bombillas blanquecinas

que olvidan tu esencia,

desdeñada por todos, perdida la batalla.

 

Hoy, yo, me erijo en tu defensa.

Defensora de tu luz, de tu belleza,

de tu generosidad, de tu entrega.

Aquella que espanta a los necios

que al no poder alcanzar las uvas

dicen que están demasiado verdes.