BAQUIANA – Año XIX / Nº 105 – 106 / Enero – Junio 2018 (Poesía IV)

FOTO SECCIÓN POETICA

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THELMA NAVA

Nació en la Ciudad de México, México (1932). Poeta, periodista y editora. Estudió en la Casa del Lago, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en el Centro Mexicano de Escritores. En la década de los sesenta fundó la revista de poesía Pájaro Cascabel, considerada una de las más importantes de esa época, con el destacado crítico e investigador Luis Mario Schneider, así como la editorial de nombre homónimo. Fue miembro de los consejos de redacción de las revistas Xilote (1969-1977) y Manatí (1974-1984), y participó en la dirección colectiva de la revista La Brújula en el Bolsillo (1982-1984). Ha colaborado en múltiples publicaciones literarias mexicanas, tales como: Cuadernos del Viento, El Búho, El Cocodrilo Poeta, El Financiero, El Gallo Ilustrado, El Nacional, El Rehilete, La Cultura en México, Metáfora, Novedades, Ovaciones, Periódico de Poesía, Plural, Revista de Bellas Artes, Revista Universidad de México y Siempre!, para mencionar algunas. Ejerció el periodismo cultural en el periódico El Día, en donde tuvo a su cargo la sección “Escaparate”. Ofreció charlas de poesía en todos los estados de México dentro del grupo de 36 poetas del programa de Acción cultural del ISSSTE (1984-1986). Su poesía ha sido incluida en más de treinta antologías nacionales e internacionales, entre ellas Poesía en Movimiento, del poeta y ganador del Premio Nóbel Octavio Paz. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, portugués y búlgaro. Ha recibido múltiples reconocimientos y homenajes, entre los que cabe destacar el Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde” (1962) y la presea “Rosario Castellanos” (Chiapas, 1993). Ha publicado los libros de poesía: Aquí te guardo yo (1957), La orfandad del sueño (1964), Poémes ChoisisPoemas escogidos— Niza, Francia, Profils Poétiques des Pays Latins (1965), Colibrí 50 (1966), El primer animal (1986), El libro de los territorios (1992), Material de lectura. Antología (1992), El verano y las islas (1998), Paisajes interiores (2000), El primer animal. Poesía reunida 1964-1995 (CONACULTA, 2000), Los pasos circulares (2003) y Para volver al mar (2004).

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EN LA LLEGADA DEL VERANO

 

No todo sucede cuando el verano se apodera de este lugar

del mapa en que vivimos,

de este país al sur de las estrellas

vigilantes.

Puede ser cuando el aire nos toca en su violencia

y trae un fuerte olor a gasolina, a fábrica recién abierta

y tal vez ese olor espeso de los muelles y los peces

bajo los muelles.

 

No todo sucede cuando leemos los diarios y somos los

testigos silenciosos.

 

Transcurre cuando no podemos siquiera poner en orden

nuestro pequeño caos,

nos despertamos a media noche, con los labios febriles

y descubrimos que todavía, qué bueno, por mucho tiempo

somos capaces de utilizar el viejo recurso

del llanto en los ojos.

 

 

NO TENEMOS PIEDAD

 

No tenemos piedad

de las manos que penden del sol

del renacimiento del astro huérfano

que nos penetra en la piel

como una inmensa tela

sobre el corazón de la tristeza.

 

No tenemos piedad

de todos los besos dados

porque nos hemos olvidado

de volver al primero.

 

No somos nuestros enemigos.

Y estamos en el umbral de los ángeles

para encontrar de nuevo su sonrisa.

 

 

CORAZÓN DE LA TARDE

 

Corazón amoroso de la tarde,

intemporal, perfecto.

Alzado en la colina del viento te saludo

y eres tal vez el eco

de un mediodía sin lluvia, solitario.

 

Corazón, de imposibles vas a llenar la noche

y lograrás que caigan las estrellas

como un puñado de pájaros hambrientos

en el tejado de la tarde.

 

Corazón, dios del viento,

demonio que desnudas con lujuria el crepúsculo,

invéntate de nuevo

para que el triste beba

la sangre de tu río

y coma el pan de tus montañas.

 

 

PARA QUIEN PRETENDA CONOCER A UN POETA

 

Es difícil conocer el corazón de un poeta.

A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad,

ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas

líneas suyas.

Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada,

hablar de ciudades irreales,

adivinar su amor y sus costumbres,

su vida cotidiana, sus odios y rencores,

penetrar el secreto de su técnica,

llegar a sus orígenes.

 

Pero ¿quién, bajo la lluvia, es capaz, sabe realmente

cómo es por dentro ese cuerpo tembloroso, amoroso,

maldito, blasfemo o perseguido de un poeta?

 

 

UNAS PALABRAS PARA EL EXTRANJERO

 

Escucha extranjero, yo voy a mostrarte la lejanía.

En esta ciudad no navega hoy más barco que el de la soledad.

Las sábanas son frías en los hoteles. Hay crímenes y miedo

a media noche.

 

Podemos, si quieres, cantar sin corbata y navegamos tomados

de las manos

aun a riesgo de ser acusados ante los tribunales del sentido

común.

 

Frente a las ruinas de nuestro antiguo esplendor podemos,

todavía,

afirmar que estamos intactos y soñar y perseguirnos por el agua.

Nuestro único delito es tratar de violar la soledad, invadirla.

 

Te prevengo, extranjero:

también de caracolas y olor de mar está construida la noche.

 

 

ULISES

 

Ese color le sienta a tu estatura

a tu forma de hablar y de mirarme.

Navega un barco en la acera de enfrente.

El tiempo detiene sus velas

y tú llegas náufrago a mis brazos.

 

Solemos pasar el tiempo contando gaviotas.

Hacemos el amor como los peces.

Otra sirena te llama pero tú no la escuchas.

Ulises:

 

yo te vi primero.