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LUIS ARRILLAGA
Nació en Madrid, España (1951). Poeta, narrador, crítico literario, gestor cultural y profesor de Enseñanza Media. Miembro del Patronato de la Asociación Prometeo de Poesía (APP). Fundador y coordinador de las tertulias poéticas «Némesis» y «Buen Retiro». Coordinador del programa radial de poesía COPE en la capital española. Su labor como poeta ha sido distinguida con los siguientes premios: «Puerta del Sol» (Madrid), «Ciudad Real» (Diputación Provincial) y «Julián Andúgar (Santomera, Murcia) en 1982; «Los Llanos» (Albacete) y «Centro Cultural de Mieres» (Asturias, poesía navideña) en 1983; «Dama de Elche» (Alicante), «Flor Natural Amantes de Teruel» (Ayuntamiento), «Ayuntamiento de Villalba» (Madrid) y «Barro» (Sevilla) en 1987. Ha recibido también el Premio de Cuentos «Villa de Guardo» (Palencia), en 1984, así como el «Prometeo de Bronce» de 1985, por su labor de difusión poética, y la Medalla de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, por su destacada actuación en el Ciclo «Los Miércoles de Nueva Gente», en 1987. Ha publicado los siguientes libros: Poema de las catorce cruces (1979); Las consideraciones que no vienen al caso (1982); Libro de las ruinas (1986); Clamores del regreso —Premio Barro de Poesía— (1988); Balada para un amor ausente y otros poemas —IV Premio Internacional de Poesía «Dama de Elche» (1988); Poemas a Marta (1991); y Más allá de la sangre (1992), entre otros. Forma parte de las antologías poéticas: Labios sellados, Antología Poética sobre el silencio de Dios: siglos XIX – XX y Panorama de la poesía española en el siglo XX.
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AHORA QUIERO ESCRIBIRTE
AHORA quiero escribirte con palabras cortadas
con sonido antiguos y amapolas de sangre
porque estás donde nunca se cegaron mis ojos
bajo el alto vitral de los montes alados
ahora quiero escribirte si la duda es un pozo
la mentira un clavel desenterrando espectros
o tu nombre un salvaje rompeolas de azufre
martillando la esponja que nació en mis arterias
ahora quiero escribirte como nunca me hablaste
cuando el viento peinaba tus orillas cansadas
quiero hundirte y hundirme en el espejo abierto
que atesora reliquias de la sed que perdimos
ahora quiero escribirte cómo adoro tu acento
la luna derramada que dormita en tus alas
cómo adoro el cristal de tus ojos voraces
y la espada solemne que llegó del futuro
ahora quiero escribirte la derrota y el triunfo
la batalla sin fin que comienza ahora mismo
porque nunca el dolor saciará nuestra frente
y yo quiero escribirte como preso sin celda.
PENÍNSULA DE TI MISMA
NO quiero ser la tierra que te salve del agua
ni el agua que te acosa como erizo nocturno
no quiero ser el faro que alimente tu vidrio
ni tampoco la nave que abalance tu cuerpo
quiero ser la península de tus nervios ahogados
quiero ser ese vidrio que asesina los días
quiero ser ese cuerpo que te presta la noche
para hundirme contigo desde todos los sueños
yo quiero que me salves de mi tierra y mis olas
de mi vidrio y mi faro y mi cuerpo y mi nave
quiero que me redimas de la muerte que llevo
para ser tu península volviendo hacia ti misma
si el vacío traiciona tus abrazos de menta
despiértame en el día de las exhumaciones
cuando te fuiste sola destrozando ladrillos
un diluvio de púas creció bajo mi piel
no quiero las metáforas que olvidan a los perros
ni tampoco los símbolos de una estrella maldita
no quiero la península de tu propio suicidio
sino el oro que nace de tus labios sellados.
CARA Y CRUZ
NO he dormido esta noche porque abrí los cerrojos
y hoy tampoco el tabaco recuerda los sonidos
cómo puede el amor despertar esquinas
cómo puede llorar desconsoladamente
cómo puedo quererte tan despacio sin casa
cómo puedes quererme tan vacía sin árbol
cómo estamos queriéndonos sin cuerpos ni nosotros
cómo estamos amando nuestro pozo intangible
atraemos navajas de ponzoña azulada
para asestar un golpe a tanto miedo absurdo
este miedo al amor que agarrota los vientres
y despide el azufre como bolas de sebo
sólo yo puedo amar tu precipicio antiguo
sólo tú puedes ser mi horizonte de junglas
somos alfa y omega de un mismo abecedario
cara y cruz sin remedio de la misma moneda.
CONSUMACIÓN
CABELLO acariciado, luz de mimbre,
amor de oro esculpido,
sangre de ritmo o manantial sereno.
Amor, amor, sonríe las cascadas.
Yo quiero que despiertes
de tu letargo mudo.
Silencio de palomas, esperanza,
música
y hambre
y beso desatado.
Amor que busca el mar y sus confines.
EVOCACIÓN
Los sueños que la vida aún no corrompe,
El futuro que espera como página blanca.
Luis Cernuda
CUANDO sueñan los pájaros la lenta destrucción,
el hundimiento vivo de tu casa en mis ojos,
yo te persigo, forma de imposible comienzo,
niña de triste arena como el musgo de mi alma.
la ciudad está seca, nos robaron el fruto,
el viento se ha apagado, y el incendio del mar.
lo nuestro ya no es nuestro, ni nosotros tampoco.
lo mismo es otra cosa, lo de siempre está muerto.
has de abrirte las venas de ese espejo mordido
por ser más mía dentro, por amarnos el hambre.
habrás de recoger esas trenzas mojadas
con el llanto de sangre que te di para siempre.
mira, vamos, hay cielo, que me duele la lluvia
porque estamos tan solos que la tierra bosteza.
vamos, vamos, mi niña, hacia los altos campos
donde esperan los hijos con los brazos abiertos.
DESDE EL FONDO DE TI Y ARRODILLADO
Desde el fondo de ti, y arrodillado,
Un niño triste, como yo, nos mira.
Pablo Neruda
DESDE el fondo de ti, y arrodillado,
como un dios sin espuelas, como un ángel cautivo, como
un ave
detenida en su vuelo migratorio.
Como por ventanales la lluvia va dejando la voz de los planetas
veo la luz sangrar a través de tus ojos que limitan la muerte.
en tu vientre insondable tengo frío,
desierto inmaculado que solloza la cruz de las madres perdidas.
Aquí me he detenido, en este bosque
que circunda tus párpados secretos,
en esta floración de tulipanes núbiles creciendo por tus senos
cristalinos.
Y es inútil luchar, ceñir el fuego místico
sobre mis sienes o tu sed descalza.
Sinfonía de amor que no perdona el tiempo ni la guadaña
pútrida.
Veo girar el universo en llamas,
aquí, en tu corazón despedazando el aire.
Veo cartas de amor sin destino ni norte por tus labios
igual que los zureos de palomas sin dueño.
Y sigo prisionero de tu sangre extendida.
Vademécum de sombras y claveles heridos que no entierran
la noche,
memorándum de un beso sin historia ni luz ni sepultura,
desde el fondo de ti, y arrodillado.