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JORGE CHEN SHAM
Nació en San José, Costa Rica (1960). Poeta, ensayista, editor y profesor de teoría literaria, literatura española y centroamericana. Es doctor en Estudios Románicos por la Universidad Paul Valéry en Montpellier, Francia (1990). En la actualidad ejerce como catedrático de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la Universidad de Costa Rica. Como hispanista, su especialidad es la prosa del siglo XVIII español e hispanoamericano y ha publicado dos libros sobre esta temática: “Fray Gerundio de Campazas”, o la corrupción del lenguaje (Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1999) y La comunidad nacional “deseada”: la polémica imparcialidad de “Cartas Marruecas” (Ediciones Perro Azul, 2004). Sobre la literatura centroamericana. Ha publicado dos libros sobre la mujer escritora: Radiografía del sujeto agónico: culpa y trascendencia en la novelística de Rima de Vallbona (Ediciones Perro Azul, 2002) y Del sosiego luminoso y la serenidad metafísica en Mariana Sansón Argüello (Editorial de la UNAN – León, Nicaragua, 2007). Además, ha editado los siguientes libros colectivos: La palabra innumerable: Eunice Odio ante la crítica (Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2001 – con Rima de Vallbona); De margenes y adiciones: novelistas latinoamericanas de los 90 (Ediciones Perro Azul, 2004, con Isela Chiu Olivares); La novelística inicial de Gloria Elena Espinoza de Tercero (Editorial de la UNAN – León, Nicaragua, 2007); y Espacios dramáticos y experimentación discursiva en Gloria Elena Espinoza de Tercero (Editorial de la UNAN – León, Nicaragua, 2010). Dirige bianualmente en Costa Rica el coloquio de literatura costarricense y en León, Nicaragua, los simposios internacionales de poesía nicaragüense del siglo XX, de los cuales ha editado sus respectivas actas. En poesía, ha publicado el libro: Nocturnos de mar inacabado (Editorial Fundación Interartes – San José, Costa Rica, 2011).
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NUESTRA HISTORIA MARINA
De luz, arena;
de mar, arrullos;
de sones, tu voz.
De mañanas, conchas;
de palmeras, caricias;
de melodías, tu cuerpo.
De tardes, horizonte:
de brisas, aromas;
de calypsos, tu compañía…
Me faltás vos…
De noches, silencios;
de espuma, el lecho.
De dramas…
esa es nuestra historia.
EL TESTIGO EXTASIADO
Se inunda la noche de caracolas.
Ya no hay testigo metálico.
En el aire se bifurca el corazón
y en la arena se tuercen al límite tus músculos
de un volcán entrelazado al mío.
En mi plexo tus manos ahora se esfuman
y yo, equidistante en las aristas,
revivo el detalle de besos incandescentes.
De sonidos se enrumba la noche.
Así fui tu único testigo complaciente y esquivo.
VOS Y YO A CADA PASO
El dolor deja espuma en el cuerpo absorto de los amantes,
vos y yo lo sabemos muy bien.
La noche hace extinguir la languidez inmensa de los que ya pueden reposar,
vos y yo lo hemos experimentado con vehemencia.
Los cuerpos entrelazados no permiten distinguir la impaciencia,
vos y yo lo palpamos a cada instante.
Las manos se trenzan para recobrar así el movimiento perpetuo,
vos y yo lo hacemos sin miedo a equivocarnos.
Los muslos trepidan en una danza sin ascuas ni perplejidades,
vos y yo lo seguimos viviendo y punto.
ESPLENDOR EN LA ARENA
De tu espalda me aferro
porque sos mi salvavidas;
por ella desnudo el mapa intangible,
las veredas que transito sin lazarillo.
De tu espalda me abochorno
como jinete que galopa incandescente;
por ella enquisto mis uñas de amor,
para no perder el rumbo a tu calado.
De tu espalda me abrumo
para no ocultar mi deseo sonoro;
por ella muero y mi recompensa llega
cuando la penumbra transita inexorablemente.
De tu espalada me fructifico
porque soy semilla en tierra afable;
por ella se abren mis rescoldos
para gozar de tu bosque animoso.
LOS ADIOSES DEL VASALLAJE
Vulnerables a la obediencia,
los amantes juegan al vasallaje amor…
Ya no hay conquista que valga
ni rescate que imponga el secreto oficio
a un pecho adolorido en connivencia pasajera.
Ya no hay palabra que seduzca
y conmueva como un risueñor en su canto
a un pecho sudoroso en alimentada faena.
Ya no hay mirada que pueda languidecer
si el canto melodioso no exalta
a un pecho desaforado en estrepitosa cabalgata.
Ya no hay cortejo posible que remedie
un aguerrido dolor, dispuesto a proteger
a un pecho exultante en desenlace insondable…
Cuando termina el acto, los amantes deciden, entonces,
empezar de nuevo sus trovas festivas;
la luna los ablanda, el mar los acuna.
LA OPULENCIA INAUDITA
Banquete celebratorio del Amor inaudito.
Contorsiones que se acechan promoviendo los paladares.
Esperanza para los amantes bajo el salino azúcar de sus cuerpos.
Suavidad templada que se agota en deseo de materia prima.
Acople perfecto y singular que asombra al profano.
Responsos que calientan el alma con silencios metódicos.
Victoriosa cópula en contornos desde donde lanzan saetas.
La opulencia es inaudita para quien suplique excelsamente,
pues el banquete estará siempre dispuesto con aplomo.