BAQUIANA – Año XIII / Nº 75 – 76 / Enero – Abril 2012 (Poesía I)

FOTO SECCIÓN POETICA

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JAVIER CABRERA

Nació en Islas Canarias, España (1953). Poeta, antólogo, editor y diseñador gráfico. Ha publicado diez poemarios, de los cuales los últimos fueron: Salmodias (menosletra ediciones, Canarias, 2002); Humus (ultramarino ediciones, Canarias, 2004) y Huracán la Luz (Ediciones Santiago, Cuba, 2006). Como antólogo sus últimos trabajos editados son: La poesía no se detiene. Antología de Antonio Hernández Pérez (Poeta canario en Cuba) [co-autoría con René Batista] (Ediciones Idea, Canarias, 2007) y Elegías últimas a Miguel Hernández. Poesía desde Canarias (Fundación Canaria Archipiélago 2021, Canarias, 2010). Vinculado desde los años ’80 (s. XX) a diversos proyectos literarios y editoriales, actualmente, como editor, coordina la colección ‘puentepalabras’ de poesía internacional, en la editorial Puentepalo (Canarias). Ha obtenido varios premios y menciones en poesía: Premio Tomás Morales, Canarias, 1986; Premio Esperanza Spínola, Canarias, 1990; Finalista del Premio Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, Canarias, 1993; Accésit del Premio La Porte des Poètes, París, 2007, y en edición: ‘Premio Abrace en 2008’ (Uruguay) y ‘Galardón Cultural 3 Orillas 2010’, en 2011 (Canarias). Su obra ha sido incluida en antologías y selecciones de distintos ámbitos y nacionalidades, de las últimas: Este es mi brazo. 10 años de aBrace (Editorial Fanelcor, Montevideo, Uruguay, 2009); Madrid en los poetas canarios (Editorial Puentepalo, Canarias, España, 2010); Argonautas: seis años de poesía en Toledo. Antología ((Nedjma ediciones / Ayuntamiento de Toledo, España, 2010); Memoria. XV Encuentro Internacional de Poetas. (Editorial CAT, Michoacán, México, 2011); Intemperie. Poesía reunida. Marcos Martín Artiles. Homenaje (Anroart ediciones, LPGC, España, 2011) y II Espiral poética por el Mundo (La última canana de Pancho Villa ediciones. Granada, España, 2011). Colabora en diversas revistas literarias y culturales, nacionales y extranjeras, así como en suplementos culturales de la prensa regional canaria. Asimismo, ha coordinado varias muestras monográficas literarias: Memoria poética, Pino Ojeda. Biblioteca Insular. Cabildo de Gran Canaria (Canarias), 2002; Abecedario solidario. Miquel Martí i Pol. Casa de la Cultura de Teror, Gran Canaria (Canarias), 2005; Sobre la piedra escribo. José María Millares Sall. Biblioteca Insular. Cabildo de Gran Canaria (Canarias), 2009. Ha participado en distintos congresos, festivales y encuentros de poetas y escritores a nivel nacional e internacional, de los últimos: XXIX Festival de la Cultura del Caribe, Santiago de Cuba, 2009; II Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, 2009; Argonautas: IV Encuentro Nacional de Poetas en Toledo, España, 2009; IV Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, Tenerife (Canarias), España, 2010; XXIII Ferias del Libro de Canarias (LPGC/SCT), España. 2011; XV Encuentro Internacional de Poetas en Zamora (Michoacán), México, 2011; Espiral Poética: II Encuentro Nacional de Poetas en Las Palmas de Gran Canaria, España, 2011; I Festival Atlántico de Poesía Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), España, 2011; V Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, SCT/LPGC (Canarias), España, 2011.

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LUGAR DEL AGUA SECA

[Finca de Osorio. Gran Canaria]

 

I 

Lugar del agua

cristalina que avanza

alineada

por la piedra   Amaga

su sino –libera el ánima.

 

II

Su voz embarga

la arboleda que crece

verdor alzada

–Inunda el cauce: bebe

la entraña que la mece.

 

III

Claras las aguas

visitan la profunda

estancia arcana

de la roca   Allí pulsan

la luz: verdad oscura.

 

IV

Lo que ayer verbo

transparencia forjaba

hoy yace leso:

la luz dispersa nada

el vacío  –su estancia.

 

V

Visión del erial:

la mirada transita

por el manantial

que la nostalgia aviva

–sólo derrumbe anida.

 

VI

Donde la mina

rezuma desolación

se asentó vida

–Enterrado el corazón

del agua clama nación.

 

VII

Sólo la ruina

comparable al destierro:

(lo que aproxima

perplejo hacia el centro)

desnudez y misterio.

 

VIII

Lugar del agua

seca donde la piedra

contiene nada:

la vida antigua queda

entre sombras deshecha.

 

 

LA ISLA 

 

    A Teresa Melo y León Estrada

 

I

Otra vez la isla

(nos retorna tan honda

la voz antigua

que transita a deshora

la página): Memoria.

 

II

Vela de piedra

–desde el horizonte azul

la isla desvela

hacía qué viaje de luz

navega–  por la inquietud.

 

III

No hay más mirada

que la que sobre la isla

la memoria alza

–Sólo una voz registra

ese aliento de vida.

 

IV

Tras la isla clara

perfil de otra en penumbra

Trae la mirada

a la memoria ésta última

–lo que sustenta dudas.

 

V

Sublimo la isla

donde poniente acaba

Allí  en la huida

otros abren miradas

al naciente: narran Islas.

 

VI

Lo que es orilla

amaga en su costado

–corriente vívida

que las hermana al cabo–:

Coronación del piélago.

 

 

DAYNERIS (CUBA TODA)

 

Cada mañana la piel del caimán verde

se le encarama humeante caderas arriba.

Asciende hasta su pecho de nubia y se abre

más allá de sus miembros alados de origen.

 

Mientras el día se amontona lento y húmedo

ella permuta la coraza de su hermosura

según el sol que la descifre y es jicotea

o tilapia, jutía o tenca si es así la mirada

 

de quien se cruce por el aire que suspende.

(Ahora es aura cazadora de luz antillana,

ahora frondosa sombra del zapote carmesí.

Más tarde quizá aroma de senda selvática).

 

Cada ocaso un clamor mítico la inunda de río

y trae por sus orillas la carnosidad del mango

oscurecido de rumores, del mangle rizo vencido

en su reflejo y la tierra empapada de guineas.

 

En la noche ella se engalana de las esferas

luminosas que circundan el espesor de su danza

y por su vientre cruza futuro cargado de lluvia

elíptica: huracán de luz en donde brota la Isla.

 

Desde ella surge el enigma rojo del polen,

el arcano que da nombre a los misterios.

En ella confluye la memoria de las razas:

voz que da razón al murmullo de los astros.

 

Mulata alzada en la mirada raudal de la gacela.

 

 

DESCARGA

 

    Al músico maestro Francisco Ulloa,
                            por sus tardes dolientes de luminosas descargas. 

 

Hasta que la aurora descargue

sobre el verde clamor del agua

las últimas auras en la mar antillana

quiero oír llamear sobre la bahía,

en la ciénaga

el mugido estelar de su voz metálica.

 

Hasta que la selva nos devuelva

bajo las melenas caimán de las palmeras

la luz ardiente que se engulló la noche caribeña

quiero oír aletear por la ciénaga,

sobre la bahía,

el mugido estelar de su voz metálica.

 

Como un turbio dios de Guinea desheredado

convoca por el aire oscuro de Santiago

el bembé que nos acerca al rostro

verdadero del músico dios,

el músico bardo

convoca todos los rostros en uno solo

hasta así componer el rostro

propio de su propio dios.

 

Hasta que la selva nos devuelva,

hasta que la aurora deshaga,

el ánima del músico bardo en el rostro de su dios

quiero oír flotar sobre la ciudad,

en su memoria,

el mugido estelar de su voz metálica.

 

 

EN EL SUEÑO UN HOMBRE MUERE  

vacía su voluntad de la conciencia de estar vivo

La mujer en cambio  en la vigilia

asienta su reino: en ese fluir del duermevela.

 

Cuando un hombre se rinde

al sueño el mundo  fuera y dentro  desaparece

La mujer por contra  construye

sutiles lazos oníricos que le atan surreal a la vida.

 

Por eso un hombre  cuando despierto

se espanta con los delirios que la mujer le inventa

Ellas  no obstante  cruzan entreveradas

por estancias nocturnas que en el día jamás vislumbran.

 

Cuando un hombre muere

sabemos realmente que no volveremos a verlo

La mujer sin embargo  no es seguro

que parta nunca: alguna tarea tendrá de última hora.

 

Por eso a veces  en la madrugada

por la cocina o a los pies de la cama  presentimos

la extravagante agitación de haber oído

un rumor de platos  o alguien que cálido nos arropa.

 

Eso sí  en tanto seamos muchachos

y guardemos con la madre un vínculo secreto

De hombres ya es otra cosa:

en cuanto nos tumbamos a dormir  morimos.

 

La mujer  en cambio  permanece alerta.

 

 

SÍ, CREO EN TU TRISTEZA IGUAL

que asumo la latencia de los bosques

bajo el frío glacial.  Y  además

creo que tu tristeza es el crisol

en el que se funden las otras

restantes tristezas del Mundo:

 

la tristeza en los ojos

de los caballos condenados al establo

La de las hojas otoñadas

en los sauces al borde mismo

de idéntico río.   La del salmón

que rojo colma el ciclo en su retorno

a la fuente.   Y la tristeza única

de las estaciones en su indefinida

pérdida de memoria cíclica.

 

Como creo en todas esas tristezas

amontonadas de por siglos:

en las casas viejas deshabitadas

que la rémora nunca ha derruido.

Y en los campos de labranza

dejados al crujir de los pantanos.

En los lagos desecados en donde

barcos de herrumbre pacen infinitos.

 

Yo creo  digo  en tu tristeza

mas deja que entrañado te demande:

¿No es acaso tu tristeza la misma

fijeza que engendra este Mundo?