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WASHINGTON DANIEL GOROSITO PÉREZ
Nació en Montevideo, Uruguay (1961). Poeta, narrador, ensayista, periodista, investigador y catedrático universitario. Es Licenciado en Sociología y Licenciado en Periodismo aplicado a los Medios de Comunicación Social con Postgrado en Enseñanza Universitaria. Diplomado en Desarrollo Humano Integral. Ha obtenido premios de periodismo, ensayo, cuento y poesía en México, Uruguay, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha integrado antologías poéticas en Uruguay, México, Argentina, Italia y Estados Unidos. Es columnista de Análisis Internacional y Temas de Defensa en publicaciones de México y Uruguay. Es miembro de las organizaciones: Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP), Poetas del Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha publicado su obra poética y narrativa en Brasil, Ecuador, Suiza, Italia, México, Argentina, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, Venezuela, España, Rusia, Israel y Paraguay. Ha participado en 13 antologías internacionales con poesía, haikus, poemínimos y microcuentos. Radica en Irapuato, México desde 1991.
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PRIMERA LÍNEA
Mientras trato de escribir,
mastico un poco de sol.
Las hojas sueltas
y
pálidas,
me rodean.
Pasan poco a poco los minutos
y
expulso lentamente
la primera línea de un poema.
Escritura escarpada, ambigua e infinita.
Plasma historias
de pesimismo maldito
y
soledades humanas,
que conducen a una batalla
de final incierto.
POESÍA EN MOVIMIENTO
La palabra poética es pájaro.
En su vuelo,
buscando dialogar con los dioses
esquiva las lanzas del astro rey,
dejando a su paso
cristalitos de mar aéreo.
El verbo incandescente
hace que la neblina de la tinta
se vaya disipando.
Fluyen letras en bandadas
tejiendo poesía en movimiento
y al nacer los versos
son coronados con aureolas
de polvo solar.
ARCO IRIS
El vagabundo gris urbano
camina sin rumbo fijo,
pateando los objetos que se cruzan
en su camino.
Entre sombras
y la basura del tiempo
como lo patearon a él.
Decepcionado y aburrido,
buscando sin cesar el arco iris de la vida.
TANGO LLORÓN
Las voces siguen llegando,
el viento
trae esa oleada de vida
desde la urbe del insomnio.
Las abultadas torres cual oscuros profetas
perdidos
en códigos de sombra
como el llanto y la risa
que brotan gemelos.
Alrededor
no hay más que angustias,
el vacío cubre todo.
Mientras,
escondido y agazapado
entre los intersticios
de la realidad,
música piazzoliana,
llora un tango.
NAVEGAR EN TZINTZUNTZAN
El árbol de tronco
largo y fino,
emerge entre las yácatas.
Sus raíces profundas
y fuertes
como el pueblo
al que da sombra.
Árbol viejo, inflexible,
que alberga en su tiempo
historias mágicas.
Un mundo de piedra me rodea.
Hay huellas en la roca.
Los petroglifos comunican,
esencia de una cultura,
efluvio ancestral.
Silenciosos muros se yerguen
entre la tierra
y el cielo.
En la piedra hay movimiento.
Mi mirada tropieza con una lagartija gris.
Se escurre entre las grietas oscuras.
Son los espíritus de los guerreros,
al menos, siempre lo he pensado.
Los guardianes de la ciudad.
Tierra roja, húmeda,
de a ratos me envuelve
una angustia milenaria.
Tomo la manito de Camila,
y juntos miramos el lago,
a lo lejos una barca nos dice:
“navegar es necesario”.
VENCIDOS
Una gaviota solitaria
anuncia la llegada
de los barcos vencidos.
No había agitados cardúmenes
en el sótano de las aguas
del Río de la Plata.
Estocada mortal a los
pescadores.
En el muelle del puerto
las aguas filosas
hieren las rocas aullantes
que exhalan ruidos armónicos.
Mientras vuelan infinitas
mariposas de espuma,
la tarde va oxidándose
y se duerme la luz.