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JORGE PRIDAL
Nació en Valdivia, Chile (1990). Poeta y novelista. Autor de cuatro libros de poesía hasta la fecha: Poseía, el cual conlleva el Arte Poético y el Manifiesto del Intracreacionismo, vertiente lírica propia heredera del Creacionismo; El Hombre, libro inédito; Textos y El Faro, su Opera Magna, un Poema Épico de 1498 versos dividido en 12 Cantos. Actualmente finalizó la traducción y edición al inglés de Poseía y el Manifiesto Poético, los cuales saldrán publicados en junio próximo.
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EL HOMBRE Y LA POESÍA
Al poeta Antonio Machado.
I
Camino a través de calles luminosas
y entre un paso y otro me pregunto:
Mi andar lleno de emoción, ¿lo conoce el mundo?
Extranjero en mi tierra, taciturno, me consuelo:
Andar sabe mi paso y es seguro
que llegue a mi camino si lo quiero.
Mi forma de mirarlo se asemeja
al mar en su ola más pequeña.
Entonces aburrido y algo triste
leo Española Poesía y el alma tiembla.
Y así, entre un paso y otro sufro
el mismo dolor que sufrió el poeta.
II
Me veo por la muerte acompañado:
La dulce Leonor y la honda tristeza del poeta…
Y así yo, que luzco sin quererlo,
silueta de mundo antiguo y reservado
mi corazón siento latir con fuerza de cansancio:
Mi amor amar espera al mundo humano,
y ha de partir por mi nación triste y traicionera…
EL HOMBRE CONFESO
Vi su miseria violenta,
su odio resignado.
Vi sus mujeres vencidas
llorando de rabia.
Un día pregunté por qué
las flores seguían con su hermosura espontánea:
Ahí vi cómo se lavaban las manos en el río de la historia,
en ese Dios tan educado por lo abstracto…
Me dolía entonces todo. Temí las calles,
amé al alcohol. Entré a una universidad
entre vítores familiares conducidos por una burbuja,
pero las calles seguían transitadas por ojos humillados.
No soporté tanta ignominia. Creí morir,
me embriagué por cinco años hasta conocer la posibilidad del desamparo:
No sembraba esta situación sin cosecha, pero las calles
seguían con rabia hasta perder su asfalto:
¡Su vestido de semana civilizada!
Supe una tarde leyendo absorto
que la educación nos haría libres.
Estudié para amar a los niños
pero mi poesía ardía adusta y hube de dejar esas páginas coloreadas…
Ahora estoy aquí, sin amor de nadie.
Paz, dice mi mirada.
No puedo entregar
a nadie
la verdad que he entendido,
porque esa verdad, hermanos míos,
nada tiene de poesía…
EL HOMBRE A FIN DE AÑO
Navidades, estrellas artificiales,
sociedad de lo gregario,
oh cumpleaños de quién, ¿de un mundo viejo?
Si el aire no tiene bautizo, a estas fiestas…
¿Les darás un sentido como a tu vida?
¿De qué altura nace este concepto?:
Comprarte el mundo un día,
si el tiempo es un bufón con labios de ventrílocuo?
“Corre de un lado a otro, desbocado,
las manos llenas, los ojos rápidos y esquivos,
chocando en el tumulto, siendo
tumulto otra vez.”
Imagina y tiembla, ante la idea.
Recuerda entonces: “1998. Buen año, para el vino”.
Primos, tías, sobrinas, hermanas, mujer y descendencia:
He decidido
cortar de mi rosal más preciado
una rosa para cada sonrisa.
Quien acepte este regalo de la tierra y mis manos
venga a mi pecho, mi vino aguarda.
“Saludar con manos vacías
me morderá la ambición de tu cariño, entonces”.
El hombre escribe cartas iguales:
“Deseo trabajar; me siento pobre…”
HOMBRE, UNA CERVEZA NADA MAS
Posé mis zapatos impíos un peldaño más lejos:
Otro paso más como otro beso de ternura
llenó mis labios de desatadas confusiones:
Entre las pasiones que descansan en el cuerpo
ella era tierna y estaba llena de caricias
que quería entregar con los ojos cerrados
al amor, esa bondad retorcida que quiere abarcarlo todo…
Pero la memoria de tan personal se contrae
tantas veces. Tantas veces.
¿Cómo abarcarla con un gesto suavísimo
(vago movimiento, una hoja ampliando su estructura cerrada) si
ella tiene su piel distante a la temperatura de mi alma,
a mi piel siempre llena de brutalidades incomprendidas:
Amor, querer ser parte del movimiento más detenerlo
no para la memoria, sino
para fundar las vidas. Reformular los comienzos.
Los zapatos qué son: ¿La continuidad del cuerpo?
Pero fueron otro paso más allá:
¿Qué tan lejos pueden llegar las estructuras
sin desear más que la mirada dormida?
Ya la vida se parece a una escala
que tiende al equilibrio, como el horizonte…
Aún cuando ella y yo, como una cerveza,
queríamos prolongarnos un poco más…
HOMBRE, POEMA PASADO
(Paráfrasis de El Faro)
No fue difícil empezar a recordar,
la tarde tenía la suciedad del abandono,
un desgarro de amor su nube más cercana,
“Entonces me asilé en el presente”,
resultó de la síntesis,
arrasé la memoria de mis recorridos.
Fue arduo olvidar
lo no vivido,
fui años atrás en voces furibundas
porque el pasado es un espejo
que te hace viejo,
un cementerio que repite eternidad,
no una comarca para anidar al futuro…
Dices amor y ejecutas al abandono mirando esencialmente,
dices lejanía cuando saludas siempre de memoria.
Pero basta en fin contar
las fechas
de todos los crímenes entre el pasado
y tu inocencia:
“Vaga definición, la mía, de infinito”
Mas
lo primero es lo segundo
cuando llega la alegría.
Esas veces,
esas desgranadas uvas de la memoria,
el pasado deja su dictadura
y su conducta de agilidad estática y muerte…
Esas veces la mañana
comparte el coraje del rocío:
El mar y su vestido de fiesta quinceañera
te hablan de la virginidad de lo acariciado.
Tu piel, hermana de siempre,
también se revuelca en olas
de cuando en cuando…
La mañana es sólo un estornudo del pasado,
porque caminas
y el gato con su inocencia intuitiva
nos es más un tic nervioso de la eternidad,
y tú caminas
entre las cosas
entre tantas historias
aparentemente inertes
con una vista tranquila
a buscar una flor
ligeramente. Así te he esperado.
El placer
-dirás ahí-
es un dulce regaño de la historia…