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MIREYA GOÑI CAMEJO
Nació en La Habana, Cuba (1966). Licenciada en Letras, en la Universidad de La Habana, especialista en Literatura Hispanoamericana. Ha sido bibliotecaria, promotora cultural y organizadora de eventos en la Biblioteca Nacional José Martí y en el Instituto de Información Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencias en Cuba. Fue profesora invitada (2007-2009), impartiendo cursos de Historia de la Literatura Hispanoamericana, en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana. Durante catorce años trabajó como profesora de Lengua española y Literatura y Coordinadora del Departamento de Lenguas modernas en la International School of Havana, en el área de la educación internacional en Cuba y posteriormente en la DC International School, de Washington DC en EE.UU. Su formación posgraduada incluye cursos y certificaciones internacionales en instituciones como la Universidad Antonio de Nebrija en Madrid (España), el Centro de Examinación Internacional de Cambridge University en el Reino Unido (UK), y el Consejo Europeo de Escuelas Internacionales, donde se desempeñó como Examinadora Internacional. Reside en los Estados Unidos desde 2014. Trabaja para diferentes compañías financieras en el ámbito de los seguros y es entrenadora de agentes. Su primer libro de poemas Magras Estaciones. Poemas del amor y de la vida (2022), disponible en Amazon, tuvo una excelente acogida. Sus versos han sido publicados en revistas literarias como Linden Lane Magazine y La libélula vaga. Tiene en proceso una colección de cuentos.
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NOSTALGIA
Y es que hoy necesito escribir un poema,
porque la nostalgia llegó de faena.
Hoy hablé de rosas, de espinas, del alma
fue tanta la fuerza que borró la calma.
Un poema que diga que tengo muy dentro
pedazos de historia, pedazos de viento.
Un poema que tenga la música entera
que escucho en silencio, rodando madejas.
Hoy es necesario escribir un poema
que deje salir mi fuerza agorera,
destierro del aire que oscuro me llena,
dejándome limpia, soltándome nueva.
Es que hay tanto cielo, es que hay tanto manto
de nubes alegres copando el cansancio,
que un poema solo no deja que el pecho
se libre de abrojos, se libre de espanto.
Hoy yo necesito escribir un poema
para que mi alma no muera de pena.
POEMA DE OTOÑO
Hoy el poema es de “lugares comunes”
porque fui manantial con vestido de tules,
porque fui primavera con organzas y sedas,
hoy le canto al otoño, quien ignora mis quejas.
Fui verano casual, con colores y manto,
fui todas esas notas que armonizan el canto.
Fui tierra con semillas, con frescores de humo,
madreselvas de amor y verdores maduros.
Mis retoños existen, son de azul y de seda,
están llenos de flores y fuertes ramas nuevas.
Yo sigo aquí con ellos, adherida a sus fibras,
como escudo de musgo, protegiendo su mirra.
El otoño ha llegado antes de lo previsto,
solo un tocón dejado como fe de que existo.
Como ese monumento en angostas callejas
que recuerda la historia, que recuerda las velas.
Es tan solo el otoño, pero no lo esperaba,
y tiene su belleza, tiene sus blancas alas.
Ya no serán organzas, ya no serán las sedas,
serán trozos de tierra, con una pena queda.
Y aquí repaso, triste, dulces evocaciones,
internas voces nuevas, sordas palpitaciones.
Es que el otoño blanco viene con su belleza
y espera que el invierno no cometa bajezas.
CLERECÍA
Las muchas reflexiones que acompañan mi día
chocan con estos muros de antigua celosía,
criaturas milenarias en una gruta umbría
atacan los cimientos cual sempiterna arpía.
Se cubren nuevas piedras con imagen sombría,
en este siglo inmenso con falta de hidalguía,
saecula saeculorum está la dinastía
de poetas inmensos que rompen herejía.
Se abre la gran puerta que el alma recluía,
germinaron las flores la tarde que llovía,
se yergue fresco verso de recia gallardía
y mi alma vuela libre con la luz como guía.
A RUBÉN DARÍO
De transparencias y de madreperlas
se hace la imagen de mi desconcierto:
cristal, color, me cuesta disponerlas,
agua de rosas frente al mar abierto.
Surco de azules, ola que se yergue,
manto de tornasoles que me invento,
terciopelo de almas que el sol muerde,
albores de fragancias en el tiempo.
Fontanas, manantiales, ríos frescos,
leyendas con amores infinitos,
bergantines de lluvia, truhanescos,
piratas de propósitos marchitos.
Cisnes y tulipanes de jardines,
pavos reales de colas diamantinas,
unicornios con cuernos de jazmines,
elefantes que cargan marquesinas.
Poeta de amor, venero tu elegancia,
tu fineza sutil, tu extranjerismo,
la palabra que rima en abundancia,
y el necesario azul de tu cultismo.
SIMPLEMENTE
No consumamos la humedad de los deseos
entre el miedo y tanto amor desperdiciado.
Vivaldi suena en sus violines
y ayer te estuve deseando.
Tuvimos miedo de formarnos ataduras,
en la huida del calor,
extraño tus palabras.
La poesía me sumerge,
esa noche roja me sorprendió
pensando en hijos.
Mi mano te llama.
Vivaldi suena.
Me desvelé en el irremediable
curso de tu nombre,
en los incansables acordes del violín,
en el deseo húmedo del beso.
CONCIERTO
A Joan Manuel Serrat por uno de sus últimos conciertos.
Acordes poderosos, una voz entrañable.
Personajes comunes de historias mundanales.
Juglar de nuestros años, cantor irrevocable.
Poeta de la vida, cronista irremediable.
Disfrute de la noche, coros entusiasmados.
Para la Libertad, voces altas, henchidas.
Luces tornasoladas, caminos desandados.
Sendas no retornables, esperanza de vida.
Mujer que desde un banco destrozó su abanico.
El reloj de su otoño la llevó a deshojarse.
En los ojos de niña construyó su castillo.
El hombre perdió el mundo pudiendo ser su amante.
Los olores a brea de aquellas aguas puras.
Similares los besos a la vista del cielo.
Unas olas traviesas llegan hechas espuma,
a esas playas que evocan la gaviota en su vuelo.