BAQUIANA – Año XXV / Nº 131 – 132 / Julio – Diciembre 2024 (Poesía IV)

FOTO SECCIÓN POETICA

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ROLANDO PÉREZ 

Nació en Cuba y reside en los Estados Unidos. Poeta y narrador. Es profesor emérito de literatura española y latinoamericana y filosofía en el Departamento de Lenguas Romances de Hunter College, City University of New York (CUNY). Es autor de numerosas publicaciones académicas y literarias. Entre sus obras literarias se destacan: The Odyssey (1990), The Divine Duty of Servants (1999), The Electric Comedy (2000), The Lining of Our Souls: Excursions into Selected Paintings of Edward Hopper (2002), La comedia eléctrica (20017) y Tea Ceremonies for Winter (2018), y más recientemente, Mesetas de espejos (2023). Su obra literaria en inglés ha sido antologada en The Norton Anthology of Latino Literature (2012).

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CEREMONIAS DE TÉ

(del período Momoyama)

 

Taza de bambú

murmura

suavemente

desnuda

como el té.

 

 

El té cuelga

de un hilo fino

y silencio.

 

 

FINAL

 

En una habitación oscura

una llama de vela

entre

dos dedos

presionada

se apaga.

 

 

UN GALLO PARA ASCLEPIOS

 

Me escribió

del otro lado del mar.

Las células, me

dijo, se duplicaban

en los tejidos de un

cuerpo invadido.

 

 

LA NOVELA DE ESPIONAJE

 

La novela de

John le Carré termina

cuando captan

al doble espía y él

dice: “Ahora, por fin,

dejaré de torturarme”.

 

 

EL ROSTRO (I. BERGMAN)

 

El mago sube

la ventanilla y la niña,

con ilusión,

abre las compuertas

a un sino soñado.

Los magos somos así.

 

 

EL DIFUNTO SHERLOCK HOLMES

 

Las huellas se

descifraron al final,

años después.

Cuando ya nadie

creía en la verdad.

                                                                                   

 

Te soñé en mis brazos,

pelirrojo e incongruente,

sobreponiéndote mis deseos

inconscientes de un futuro

que desconoce lo que es

andar por los rincones—

quietecito como ratoncito—

lugar de los arrimados y

subyugados.

 

Te vi como si estuvieras aquí,

ya el hombre que me podrá salvar,

el único que me podrá quitar

la amargura de los años cuando

no podía dejar de ser quien era—

¿existe otra alternativa?—

ratoncito aún a pesar de los aires

de mentira en los que me envuelvo

para no deambular desnuda.

 

Te soñé en mis brazos,

carente de malicia,

pureza de miel

–color de mis penas–

burlándote de mis

sentimientos mezquinos y

enfrentando la vida

llena de sol y sudor

como se debe, sonriente,

café oscuro predominante.