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SAMIRI HERNÁNDEZ HIRALDO
Nació en Carolina, Puerto Rico (1968). Poeta, narradora, investigadora y profesora universitaria. Obtuvo un doctorado en antropología en la Universidad de Michigan. Ha escrito artículos, capítulos y reseñas en su área académica. En 2006 publicó, Black Puerto Rican Identity and Religious Experience (University Press of Florida 2006; 2014). Actualmente enseña antropología, religión y estudios de la mujer en Florida Agricultural & Mechanical University en Tallahassee e investiga la re-africanización en Puerto Rico y la diáspora puertorriqueña. En 2012 Samiri fue finalista en el concurso Premio Paz de Poesía de la Serie Nacional de Poesía (en honor a Octavio Paz) por su colección de poesía, “Entre borrosas guardarrayas”. Sus poemas han aparecido en PALARA (Publication of the Afro-Latin / American Research Association), Chicana / Latina Studies: The Journal of Mujeres Activas en Letras y Cambio Social, The Griot: The Journal of African American Studies, The Acentos Review, Azahares , Latin American Literary Review, Latino Book Review, Letralia y The Journal of Latina Critical Feminism. Su colección de poesía y fotos “Nomads” se exhibió en el festival Scene in Wakulla 2017 en Florida. Ha publicado cuatro libros de poesía: Al Vapor (Madrid: Editorial Calíope, 2020), Cuando el líquido es sólido y Perforaciones (Miami: Publicaciones Entre Líneas, 2021), The Five Legs of the Cat (Ithaca: Saddle Road Press, 2021). En la actualidad continúa escribiendo poesía y narrativa (de ficción y no ficción), coordina eventos de poesía como miembro de la junta directiva de Palaver Tree Theatre (una organización sin fines de lucro que promueve las artes en el área de Big Bend en la capital de la Florida) y es parte de las agrupaciones 100 mil poetas por el cambio y Poetas sin fronteras.
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PALIMPSESTO (POR ALGO SE EMPIEZA)
De no pasar las páginas
Trato de borrar-borrar-borrar-borrar
Sin lacerar
Como quiera
El screen con tape opaco
El mosquitero con imperdibles o hilo y aguja, sí, hilo y aguja
Las pantyhose con esmalte de uñas
El velo de abuela orando por el alma de su hijo muerto de un solo disparo
Y el de una vez en el templo de Israel
Dios, comenzando con los flecos de sus vendajes
*Coincidencia que mi tío también se llamase Israel, no solo para este poema volver a leerse.
LO QUE DA EL MUNDO
Un clavo saca a otro clavo
Y el tornillo sus bravas vueltas
El hueco de la flauta espera
Por el sonido con el movimiento de la boca los labios la lengua
El del ojo por la lágrima
La lágrima por el indicio del alma de agarrarse cabal
El espacio entre escombros con o sin señal de humo igual de desliza
El de entre columnas, animadas de fondo, sirve de sediento espía
Igual que el de entre las ramas hasta en los cables se siembra
El de la rueda si se empuja hasta sobre altos lomos llega
Y el entre el resto del cuerpo y las alas
En el mar de aires se drena
Burbujas peregrinas
OJOS AZULES
El cielo no acaba de salir (como si pequeño capullo entre colibríes)
Y no sé si por la timidez
del azul, las ramas tejadas,
el cansancio de mis brazos, mis ojos distraídos a orillas de la charca tan despeinada.
BOSQUE DE ESTRELLAS
Vivimos ni el vaporoso otoño sin ellas
ni siquiera las febriles luces de Yauco o Humacao
sobornan para no verlas
sin haberlas cavilado tanto
en cuclillas nos esperan
como si hoy, ahora mismo fueran
dispuesta claraboya de Aguada,
Las Marías, Salinas, o Barcelonesa
Las revivimos, estanque con caldo espeso,
conforme al afán de escuchar ineludible “San Sebastián” cuento
aún sin el usual fff de festival final feliz
o hasta por las marinas grietas
de momento mestura de brinca-mojarra insistir,
la larga lista de créditos bajar o subir, el fermentado elipsis
Ellas nos han sugerido tan El Yunque reposar
alambrada de renacidas verdes cotorras
teniendo que optar por tan sagrada preferencia:
la que menos brille para dejar nunca, nunca de brillar
LIMINALES
de palangana
Tanto subir
Para el hueco
Hormigas con boreales alas
¿Y por qué en vez
De un poema,
Una fotografia?
Para mí,
Que las hagamos llenar a ambas
Lo mismo que el espacio entre que les acompaña
a la intemperie
Le entré como pude
Sintiendo los pies tan distintos
Mis ojos la lamen
No pudo de mi escaparse
Ni yo de ella
Llovizna de suficientes estrellas
Ayeres
Que según caen se dejan
Sobre pechoespaldas
Lenguas soñolientas
Se mece y se mece y se mece
Después del epígrafe
Por comenzar otro poema
Hacia afuera ella espera
Por las luciérnagas
Los tobillos mojados,
Mi oscuridad
ESCENA 4 (ULTIMÁTUM)
Estrella pedestre entre soplos montunos…
Tierra cabizalta. Le he coqueteado bajo portentes talofitas, mar-(ex[p])lícita.
Condensando fuera de la plataforma destorcida. Tan y tan bria.
De insistente ajustar…
Cerrado el telón (miles y miles de aplausos sin tiberio)
Al mando nuestras entretejidas pieles sobre cojines deseos
Sin fin