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HORACIO BIORD CASTILLO
Nació en Caracas, Venezuela (1961). Poeta, articulista, ensayista y profesor. Licenciado en Letras, magíster y doctor en Historia por la UCAB. Se desempeña como investigador del Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad en el Centro de Antropología “J. M. Cruxent” del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Sus intereses de investigación abarcan la etnohistoria, la etnicidad y la sociolingüística. Es profesor de la Universidad Católica Andrés Bello e individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua y de la Academia de la Historia del Estado Miranda. En la actualidad preside la Academia Venezolana de la Lengua. Sus artículos aparecen con regularidad en los diarios digitales: El Ucabista y La linterna azul (Reporte Católico Laico). Sus ensayos han sido incluidos en diversos libros de antropología, así como en la publicación Ontosemiótica – Revista Digital Latinoamericana de Semiótica y Educación, que tratan sobre sus investigaciones acerca de los diversos grupos aborígenes de Venezuela. En 1995 recibió el Premio Municipal de Literatura, mención Estudios Indígenas. Ha publicado los poemarios: Sueño que nunca llega (Venezuela: Alcaldía Los Salias, 1994); Cuaderno de Mérida (Venezuela: AVL, 2010); Retazos (España: Editorial Siníndice, 2011); Quaderno de Quetzalan (Venezuela: Ediciones Grupo Tei, 2011); Mea estrellas la noche (Venezuela: Ediciones Grupo Tei, 2013); y Quaderno de Brasilia (Venezuela: Ediciones Grupo Tei, 2014).
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HAY CARICIAS QUE FENECEN
como la piel de esos árboles
que la mudan llegada la estación
Hay besos que secan
como pastizal sin agua,
como papel o franelilla
Hay promesas que bajan con el río
pero amenizan los baños de luna
Hay amores
de un instante
que perduran
TIRITO
Quiero entrar de nuevo a tu catedral
acurrucarme en sus sombras
atardecer en los vitrales
que recrean el iris
sobre gastadas baldosas
Quiero entrar de nuevo a tu catedral
y espantar esos grifos y dragones
que simulan gárgolas
para restaurar tu sueño
Quiero entrar de nuevo a tu catedral
lustrarme con las aguas bendecidas
volverme cirio
y roja llama
encendida por tu pasión
NO VIVO EN LA MONTAÑA
La montaña habita en mí
No veo la niebla
La niebla me arropa
No siento el agua
El agua fluye de mi piel
No oigo la campana
La campana me tañe
No voy a la procesión
La procesión me recorre
No sé tu nombre
Tu nombre me nombra
ELIJO EL TATUAJE DE LA ROSA:
trae espinas y perfumes
Elijo el tatuaje de la vainilla:
tiene el sabor de los atoles
Elijo el tatuaje del nopal:
recuerda el origen
Elijo el tatuaje de la canela:
me perfuma y endulza
Elijo el tatuaje del chile:
ahoga alimañas
Elijo el tatuaje del jaguar:
sus colmillos se clavan,
sus pezuñas desgarran,
su piel me cubre
Elijo el tatuaje del agua:
lava nubes y piedras
Elijo el tatuaje de la niebla:
acolcha los sueños
Elijo tu tatuaje:
me señorea
ANSIAMOS UNA CIUDAD PORTÁTIL
inventada a cada instante
una ciudad con aliento de selva
y vicios de concreto
Buscamos la sombra de las flores
la cercanía de la puerta amiga
pero nos tienta la escalera mecánica
el teléfono que de un momento a otro suena
el eco de la muchedumbre
el ático vacío,
oscuro
el incendio prohibido
el ardoroso encuentro
Amamos el jardín
la tarde queda
la noche pura
que purifica los (en)sueños del alma
(íncubos
que angustian,
deseos,
siempre deseos)
JINETES EXTRAÑOS CABALGAN MI CIELO
Saltan los cercos del altar
y amanecen acezantes
sobre las tumbas de mis mayores
Veo las huellas
y el sonido de las herraduras
quisiera negar el polvo
que levantan al correr por las praderas
de la imaginación
Veo jinetes extraños
que a veces son montañas
y a veces calaveras
o ruidos que molestan mi sueño
o frases que me llenan de angustia
o fantasmas
o ligeras sonrisas
que me lavan para siempre
Veo jinetes extraños
y permito que sus alas
arañen la dura corteza
que resiste mi templo
Los veo
y veo también el mar que los prohíbe,
las tretas de los otros jinetes,
la mano que condena a unos
y absuelve a otros,
el corazón que ama a unos
y odia a otros
Jinetes extraños me cabalgan