Baquiana – Presentación del libro TEATRO (I)

Presentación del libro TEATRO de Guillermo Arango

 en el

CENTRO CULTURAL ESPAÑOL DE MIAMI

(Jueves, 28 de Julio de 2016)


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Francisco Tardío Baeza, director del Centro Cultural Español de Miami
dando la bienvenida al público y a los escritores.

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El director del CCEMIAMI informando acerca de actividades futuras.

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La escritora Maricel Mayor Marsán agradeciendo las palabras del director del CCEMIAMI.

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Maricel Mayor Marsán presentando el libro Teatro de Guillermo Arango.

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Waldo González López, Guillermo Arango y Maricel Mayor Marsán como panelistas.

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La profesora Vivian López y la editora Mayra Hernández entre el público presente.

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Waldo González López, escritor y crítico teatral, expuso su valoración del libro desde otro punto de vista.

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Vista parcial del panel y del público presente en el CCEMIAMI.

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Dos puntos de vista sobre el libro y la atención del autor Guillermo Arango.

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Guillermo Arango agradeció a los escritores que presentaron su libro y habló acerca del mismo.

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De acuerdo con el escritor, el tiempo de publicación de estas obras se facilitó en el momento preciso.

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Un intercambio saludable se produjo entre los escritores allí presentes para disfrute del público.

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Los actores Mauricio Rentería y Verónica Abruza comenzando la lectura dramatizada.

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Se escogieron dos segmentos de una de las obras del libro Todos los caminos para la lectura dramatizada.

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Los actores Mauricio Renteríay Verónica Abruza desplegando su capacidad actoral.

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Un primer plano de la actriz Hannah Gelman y la artista plástica María Lino.

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Firma de libros del autor Guillermo Arango tras la presentación.

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Waldo González López acompañando a Guillermo Arango durante la firma de libros.

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Los escritores del PEN Club Waldo González López, Guillermo Arango, Luis de la Paz y Ángel Cuadra.

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Patricio E. Palacios (director/editor general de Ediciones Baquiana) y los escritores Waldo González López,
Juan Cueto, Luis de la Paz, Ángel Cuadra, Maricel Mayor Marsán, Guillermo Arango y Reinaldo García Ramos.

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Conversación entre colegas después de la presentación del libro.

 


Humor y tragedia en el libro Teatro de Guillermo Arango

 por

Maricel Mayor Marsán

(Alhucema – Revista Internacional de Teatro y Literatura)

Número 35 / Julio – Diciembre de 2016

Albolote, Granada, España

 

El libro TEATRO del autor Guillermo Arango, que acaba de ser publicado por Ediciones Baquiana en su colección Rumbos Terencianos, reúne tres obras de singular atractivo: Todos los caminos, Nube de verano y La mejor solución. En cada una de ellas se manifiesta una forma de teatro basado en la observación de la conducta de los seres humanos cuando no son conscientes de cómo se comportan, que se expresa en diálogos irracionales y espontáneos de los que resulta un absurdo a veces humorístico, a veces trágico y angustioso, siempre inteligente.

Dos acciones diferentes, paralelas y complementarias. La primera y principal, pasiva, honda, trágica, se nutre de su propio espanto. La segunda, activa, intrascendente, casi trivial, presume con descaro de su bastardía escénica, acción híbrida y pendular que va desde el sainete no costumbrista al mundo inestable y desquiciado de la farsa grotesca.

Aunque el teatro del absurdo tuvo su apogeo a mediados del siglo XX, especialmente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, con figuras cimeras representativas de dicho movimiento teatral como el dramaturgo rumano-francés Eugene Ionesco y el dramaturgo de origen irlandés Samuel Beckett, no es menos cierto que dicho estilo teatral influyó de diversas maneras en otros estilos teatrales de posterior hechura, tales como el teatro realista, el teatro del pánico o el teatro de vanguardia, incluyendo a otras modalidades del panorama escénico contemporáneo. Obras como “Esperando a Godot” de Beckett o “El rinoceronte” de Ionesco, que llegaron a los escenarios en 1952 y 1959 respectivamente, han seguido impactando al público por más de medio siglo y su influencia sobre otros autores es evidente en algunas de las obras de talentosos dramaturgos como el británico Harold Pinter, el español Francisco Nieva y el estadounidense Edward Albee, entre otros.

Las obras que Guillermo Arango ha reunido en este libro recrean una serie de arquetipos, a través de los personajes que aparecen en cada una de las piezas teatrales, que muestran un comportamiento ilógico, absurdo e inútil, con tintes de crueldad y una imagen de franca alienación. La intención y el mensaje que permean los textos son de carácter atemporal.

En la primera obra, Todos los caminos, los personajes se diluyen en un diálogo de intenciones y desesperanzas, co-dependencia y violencia, amor y odio, costumbre y deseo, ilusiones y desilusiones. La realidad es un vacío y nadie puede contra ese poder invisible. La obra consta de dos actos.

En la segunda obra, Nube de verano, las intenciones se quedan en eso, solamente intenciones. Por azar del destino nada se cumple y todo se desvanece por el orden de las casualidades antes de comenzar. Esta es una pieza breve de un solo acto.

En la tercera obra, La mejor solución, el final es impactante e inesperado. Los diálogos se suceden de manera ambigua y poco convencional. Se trata de una obra breve, cargada con un humor negro que corresponde al denominado «teatro oblicuo», donde el tema gira en torno a una sola idea, a manera de parodia.

En general, las tres obras se mueven en una angustiosa ambigüedad que es muy particular del teatro que se está escribiendo en algunos países de América Latina en el recién comenzado siglo XXI, patentando un tipo de estética diferente a la que estamos acostumbrados. Conocido como «teatro oblicuo» o «neovanguardia teatral del absurdo», este estilo de enfoque teatral denota una directa influencia del teatro del absurdo, lo cual es lógico dentro de su tendencia a lo ilógico. El movimiento teatral del absurdo surgió en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, un momento histórico que marcó la vida de muchos intelectuales a mediados del siglo XX. En este caso, el movimiento del teatro oblicuo corresponde a una época de incertidumbre como los tiempos que corren en la actualidad.

El autor ha mezclado en estas obras humor y tragedia, con la voluntad de contar una historia en cada una de ellas, porque según sus propios comentarios: “Todos riñen la menuda batalla de la vida… Estas comedias en las que lo real y lo irreal se mezclan, no tan caprichosamente, pudieran parecer a simple vista un disparate, a no ser por razones muy concretas. Creo que la realidad tiene mucho de disparate; tanto como el disparate de realidad.”

 

(Palabras leídas, el jueves 28 de julio de 2016, en el Centro Cultural Español) 

 


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Guillermo Arango recibiendo el premio OHIO LATINO AWARD (OLA 2016) por su distinguida trayectoria literaria como poeta y narrador, así como su más reciente publicación de obras dramáticas en su libro TEATRO.

Diario “El Sol de Ohio” – Columbus, Ohio, EE.UU. (14 de octubre de 2016)  

 


 

Tres obras teatrales de Guillermo Arango

por

Waldo González López

(Portal de noticias teatrales TEATRO EN MIAMI – www.teatroenmiami.com) 

29 de julio de 2016

Miami, Florida, EE.UU. 

 

Buenas tardes-noches, amigos. Me place presentar en este importante ámbito de la cultura hispanoamericana en nuestra ciudad, el nuevo volumen de mi colega Guillermo Arango: Teatro, que contiene tres obras: la primera en dos actos: Todos los caminos y las dos siguientes, en un acto: Nube de verano y La mejor solución.

Ante todo, confieso que no poco me sorprendió cuando al abrir el libro —publicado en la Colección Rumbos Terencianos, de Ediciones Baquiana, a cargo del narrador Patricio E. Palacios, Director Ejecutivo—descubrí la grata dedicatoria a un amigo común: “A la memoria de Armando Suárez del Villar, enamorado del teatro.”

Conocí a Armando (quien, como Guillermo, nació en hermosa ciudad de Cienfuegos) durante los años que integré la más prestigiosa compañía cubana: Teatro Estudio, de Raquel y Vicente Revuelta, donde disfruté de sus puestas, como también a menudo nos encontrábamos en estrenos de otros colectivos de la hoy paupérrima escena cubana.

Ciertamente, Armando era un apasionado del teatro, tal bien dice Arango en su dedicatoria, ya que nacido el 23 de mayo de 1936 y fallecido el 17 de octubre de 2012, desde muy joven se vinculó a las tablas para ya nunca apartarse de ellas hasta sus últimos días cinco años atrás. Por su total dedicación a la escena, sería nombrado Decano de la Facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte y recibiría importantes distinciones, como, entre otras, sendos Premios Nacionales: el de Enseñanza Artística en 2008 y el de Teatro en 2010.

Tras este breve pero justo recordatorio al mutuo colegamigo, diré una verdad del viejo Pero Grullo: la dramaturgia cobra vida sobre el escenario, con los actores dirigidos por el realizador. Por ello, aclaro que mi breve análisis será a partir de los tres textos hasta ahora no estrenados e incluidos en este hermoso volumen de Ediciones Baquiana.

Y, bien, ahora paso al “Prólogo” que le sirve de introito a Guillermo, quien allí revela que “estas piezas concebidas hace ya sus años y engavetadas por ninguna razón aparente […] son episodios concretos de peripecias a través de las cuales he querido presentar, siquiera en esbozo, algunas de las pasiones, sublimes o impuras, que a todos nos mueven.”  Y enseguida, añade:

“La composición no ha querido romper molde alguno; son obras más de diálogo que de acción, el que discurre al servicio de las situaciones, imaginadas, sin embargo, con noble espíritu creativo. […] los personajes y su anécdota —que pertenecen al censo de nuestra tradición teatral— más parezcan recreados con júbilo que creados con esfuerzo. Se trata, sencillamente, de desmitificar unos seres y una cultura en la que hemos nacido y de la que estamos impregnados, queramos o no.”

La obra que abre el volumen es la pieza en dos actos Todos los caminos, en la que —a la manera de los apólogos y las fábulas antiguas— el autor ejemplariza con fines morales y espirituales, con el propósito del mejoramiento “humano, demasiado humano” (sic. Friedrich Nietzsche), cualidad que seguramente influyó en el otorgamiento del Premio Internacional de Teatro “Alberto Gutiérrez de la Solana”, auspiciado por el Círculo de Cultura Panamericano en la Nueva Jersey de 2008.

Integrada por cuatro personajes: El Trotamundos, Anselmo, David y María, ellos complementan la pieza con sus distintos caracteres, bien definidos por sus pasiones y frustraciones, conductas y acciones.

En efecto, David es el personaje carente de voluntad, incapaz de soñar y, en consecuencia, frustráneo y frustrante, pues su carácter ha transformado en otro ser amilanado a su esposa María, quien ha malogrado sus sueños de juventud. Para corroborar su paupérrimo carácter, evidente en la mayoría de sus expresiones, David afirma: “La vida me ha demostrado que no puede el más fuerte, sino el más astuto.”

El egoísmo de David es tan grande, que ni siquiera ama a su pequeño hijo, mucho menos a su pobre esposa María, a la que ofende con afirmaciones tales como: “El hombre es tan estúpido que cuando se acuesta con una mujer le abre el corazón a la par que ella las piernas. María me da hijos a cambio de conocer mis problemas. Es un negocio interesante en el que yo salgo siempre perdiendo.”

Ella, adolorida por tal expresión, le responde: “[…] a tu lado he llegado a comprender lo inútil de mi vida; porque has ido borrando de mi recuerdo poco a poco las escasas alegrías de mi existencia; porque me has hecho a tu imagen y semejanza y me has contagiado de tu mismo desprecio por todo.”

A diferencia de ambos, El Trotamundos es el emprendedor, el símbolo del sueño-futuro, tras el que este también alegórico personaje se empeña en arribar a su destino sin importarle cuánto le costará el esfuerzo.

Acorde con la filosofía del grande Friedrich Nietzsche —quien sentenciara: “¡Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños!”—, El Trotamundos le dice a David: “[…] tú no tienes horizontes. El tuyo acaba donde el mío se abre.” Y no conforme todavía, manifiesta: “No, mi horizonte no tiene límites porque yo no tengo. Es tan grande como la propia fe que me anima a seguir caminando.” Y aun añade: “[…] si nuestro destino es llegar… luchemos por conseguirlo, si solo es soñar… sigamos soñando para que el destino final, el gran destino, llegue pronto.”

Por su parte, Anselmo es, de alguna manera, como el oráculo o el sabio de la tragedia griega, pues evoca a Tiresias, el adivino ciego de Tebas, de acuerdo con el carácter y el atuendo con que lo adopta y adapta el autor quien lo presenta de esta suerte: “Es un hombre viejo, de edad no definida, pobremente vestido. Lleva gafas ahumadas, bastón en la mano y va guiado por un Mozo de Ciego.” Anselmo le dice a El Trotamundos: “Todos somos visionarios, porque no paramos de soñar. Anhelamos más y más, y la vida es una constante visión de nuestras posibilidades. Lo malo es que no todos sabemos aprovecharlas.” Y, admonitorio, reafirma: “[…] el monte donde está enclavada la ciudad de los sueños es infinito, no tiene cima, como el pozo de la ciudad de los humildes no tiene fondo.”

Pero Anselmo fue, asimismo, comediógrafo, según afirma a El Trotamundos, al que dice:

Todo lo dejé por escribir y pronto me hice famoso por mis comedias. El público llenaba los teatros donde mi nombre figuraba como autor. […] La gente reía con mis personajes. Al mundo le gusta reír. No quiere detenerse a meditar porque la meditación le lleva a ver lo ficticio de las cosas.

Aquí entra Arango en otra dimensión que recuerda al Calderón de La vida es sueño, porque alude al tema del libre albedrío, como asimismo muestra su apego a lo simbólico e ideológico, tal se constata además en otro calderoniano ejemplo: los autos sacramentales, ya que estas significativas obras llegaron al gran poeta hispano desde la literatura ascética y su concepción de la vida como un sueño, rasgo vinculado con la inconsistencia y brevedad de la existencia, tema adoptado por el barroco.

Otro aspecto que destaco es que el Segundo Acto se inicia y concluye con versos, tópico con el que Arango corrobora su vocación de poeta con seis libros publicados, algunos de ellos laureados en eventos; y otro aspecto no menos singular: pienso que quizás con ello quiso homenajear el teatro clásico español, del que, a mi parecer, partió el dramaturgo en su valioso empeño.

Pero hay más, pues tal particularidad embellece la obra: en varios de los versos que abren este acto, se corrobora que Arango ha bebido de las claras fuentes líricas de dos grandes poetas hispanos del siglo XX: el sevillano Antonio Machado y el granadino Federico García Lorca, quienes además incursionaron en la dramaturgia, sobre todo el gran autor de Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma y Mariana Pineda, entre otras.

Sí, en el diálogo que inicia este acto, se escuchan los influjos de ambos poetas y sus hermosos versos. Así, María le expresa a El Trotamundos con aires lorquianos: “La luna llora que llora / la lágrima del reencuentro.”

A lo que él responde con resonancias machadianas: “Soñando voy los caminos / para hacerlos más ligeros.” Y poco después añade: “El andar se hace camino / sin dirección ni quimera.”

Ya al final de la obra, de nuevo se escuchan versos con tinte lorquiano en la voz de María, quien dice a Anselmo: “Ya las rutas se dibujan / en los caminos del cielo, y en el ansia como soles / se reaniman los recuerdos.”

Y Anselmo, el viejo comediógrafo, le responde también con versos que evocan al gran poeta musicado y cantado por Joan Manuel Serrat: “Soñando va los caminos / para hacerlos más ligeros.”

En la siguiente obra en un acto: Nube de verano no es tan lejana la intención de Arango, pues además de abordar de otro modo la inseguridad mostrada por María en Todos los caminos, resulta una pieza con hálito más contemporáneo.

Aquí, Luisa, la protagonista, no es una mujer frustrada como María, solo que ella (casada con Pedro), teme aventurarse en una nueva vida con el inesperado amor que le confiesa su Jefe Juan (también casado), quien la ama desde la llegada de ella, cuatro años atrás, a la oficina.

Luisa, asimismo, le revela su amor a Juan y todo marcha sobre ruedas, pero una inesperada llamada de su esposa, Engracia, comunicándole que su hijo más pequeño tiene una fiebre muy alta, echa abajo el breve sueño de ambos, quienes, ante la mala nueva, regresan a la realidad y, ya helada la relación, al colgar, le dice a ella: “Perdóneme usted, debo ir a casa inmediatamente. […] Discúlpeme, pero no sé qué me pasa”.

Cuando Juan se marcha, se cruza con Pedro, el esposo de Luisa, quien llega feliz, porque el Ministro lo ha ascendido a Jefe de sección. Pedro le informa a Luisa el motivo de su alegría y la invita a festejar la buena nueva. Mientras, la lluvia ha cesado, y Luisa, como ausente, dice: “Fue tan solo una nube de verano.”

Como Pedro la ve triste, le dice: “Esta maldita lluvia debió ponerte un poco amarga.” Y ella le responde: “Quizás. A veces la lluvia tiene la virtud de perturbarnos el corazón”.

En fin, Nube de verano resulta una obra sencilla, con tintes líricos, valedera por abordar un tema antiguo y nuevo: el amor y su problemática, de perdurable interés para todos.

Cierra el volumen otra pieza en un acto: La mejor solución, escrita a partir de la sátira A Modest Proposal (Una modesta proposición), del narrador irlandés Jonathan Swift (Dublín, Nov./30/1667-Oct.19/1745), igualmente célebre autor de Los viajes de Gulliver (1726).

En A Modest Proposal, Swift ironiza sobre la paupérrima sociedad irlandesa de su tiempo, atenazada por el desvalimiento de miles de infantes que deambulaban, con sus madres o sin ellas, por las calles de la helada Dublín, rasgo que emparienta la pieza de Arango con la sátira del maestro irlandés.

Su clásica ironía lo llevó a dejar escrito su propio epitafio en latín, que desde su muerte en 1745, se lee en su tumba: “Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, D., deán de esta catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad”.

Mas, quizás haya influido también en Arango la lectura de La carne de René, novela del mayor dramaturgo cubano de todos los tiempos: Virgilio Piñera (1912-1979), quien además publicó excelentes versos, como el ya clásico poema-río y, a un tiempo, poemario: “La isla en peso”, símbolo de su amada Cuba.

La ironía de ambos autores aliada a la de Arango se disfruta, sin duda, en La mejor solución, desde el nombre de la institución que decide los asuntos alimentarios del innombrado país: Instituto Nacional de Alimentación y Engorde, donde acontece la acción, como otros que evocan a los inventados en nuestra sufrida Isla por “El Tiranosaurio”, tal definiera al hoy decrépito ex gobernante el caricaturista cubano Arístides Pumariega. En consecuencia, la otra institución es la Federación de Nodrizas, evocadora de la tristemente célebre Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Asimismo, la obra toca otros temas coincidentes con los de la Isla, como las mentiras de las instituciones oficiales (La Secretaria afirma: “El éxito del Instituto ha sido total. El problema de la desnutrición infantil está siendo erradicado definitivamente del suelo de nuestra patria”), las relaciones sexuales de dirigentes con sus oficinistas (el Director con la Secretaria), la perpetua burocracia, el desdén y rechazo hacia los obreros (en el personaje de La Dama Elegante, clara alegoría de Vilma Espín, la fallecida presidenta de la ya mencionada Federación de Mujeres Cubanas) y, por supuesto, el burócrata e hipócrita Director del Instituto Nacional de Alimentación y Engorde, quien, además de evocar al hoy casi yaciente sátrapa cubano y sus discursos triunfalistas, con promesas incumplidas, afirma categórico:

[…] lo que ha interesado al mundo no es la solución en sí […] sino la forma en que el Instituto se financia y además contribuye a los gastos fiscales […] no solo se alimenta aquí a todos los niños desnutridos, sino que, de paso, el Instituto ha terminado con el difícil déficit fiscal que azotaba a este país, y hoy el Gobierno cierra sus presupuestos todos los años con superávit. Lo que quieren estudiar los de las Naciones Unidas es eso.

Solo más adelante, se conocen los ocultos propósitos del Director, cuando la Secretaria le dice ante otra propuesta suya: “Pero, ¿no es esa una posición moral un poco arriesgada?”, a lo que este responde sin prejuicio a la Secretaria: “¡La moral, querida, es un fastidio! Se le pega a uno como una sarna y no hay manera de quitársela de encima. Creo que tienes demasiados escrúpulos.” Y corrobora su inmoralidad, cuando reitera: “La virtud es lo que hace más pesado tener que ser humano.”

Pero, casi al final de la pieza, se mostrarán las verdaderas razones de la supuestamente benévola institución, motivo que aproxima la pieza a la sátira de Swift: A Modest Proposal. Será cuando comienzan a llegar varias clientes “Ricachonas”, comprando determinadas carnes: lomo de quinceañera, dos libras de nalga para albóndiga, pierna de infante, costillar de párvulo, jarrete o faldilla de zangolotino…

Así las cosas, la obra finalizará con una llamada del Director de la Institución a la Dirección Nacional de Ingresos Fiscales: “Avísenle al Ministro que ya los ingresos del mes pasado están computados y cuantificados, y que fueron muy satisfactorios. Pasaron de los tres millones…”

Con La mejor solución, Guillermo Arango concluye su reciente entrega dramatúrgica con el talento y la agudeza mostrados a lo largo de esta tríada teatral, de acuerdo con las características antes apuntadas.

Finalmente solo me resta proponerles la adquisición de este valioso volumen, con cuya publicación se enriquece la Colección Rumbos Terencianos de Ediciones Baquiana.

 

(Palabras leídas, el jueves 28 de julio de 2016, en el Centro Cultural Español) 

 


 

Enlace a entrevista radial del 29 de Julio de 2016:

Entre Nosotros

 Orlando González Esteva entrevista a Guillermo Arango, con la participación
de Maricel Mayor Marsán y Patricio E. Palacios.

 


 

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