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MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA
Nació en La Habana, Cuba (1975). Poeta y narradora. Licenciada en Ciencias Farmacéuticas en la Universidad de La Habana. Entre sus publicaciones están el relato «Los 360 minutos de Gustavo Cabernet», Libro de los talleres, Editorial Dunken, Argentina (2008); el poema «Si no fuera de ti», Antología 1001 Poemas, Dexeo Editores, España (2009); el poema «La Mendiga», Antología The World´s Greatest Letters (2021); «Desearte en abril» KDP Amazon (2019); y «El Muriente de Lupi y otros cuentos» KDP Amazon (2020). Otras de sus creaciones poéticas se encuentran en revistas digitales como Artesanías Literarias (Israel), Gaceta Virtual (Argentina) y Letralia (Venezuela). Pertenece al Directorio Remes y es miembro de Poetas del Mundo. Algunos de los reconocimientos que ha recibido son: Tercera mención del II Certamen Internacional de Poesía Libre Artesanías Literarias 2009 (Argentina-Israel). Ha resultado finalista en varios certámenes internacionales de poesía y relato corto. Cuenta en su haber con varios libros inéditos de poesía, el libro de relatos: Código Die y las novelas: El Kébir (2020), Cielo que huye (2021), Operación Pirámide (2022) y El Círculo Drocorniano (2025).
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LA PUERTA
Desde el fondo del Tiempo alguien nos mira,
alguien custodia la ventana de tu cielo a mi cielo
y esa flor invisible que va en alas del viento
trae a mí tu perfume, hombre de tantos sueños.
En tu boca pruebo las mieles del verano
recorriendo tu cuerpo con locura serena
y tus ojos son éxtasis que se prende a una estrella
que, en el cielo de amar, trae a mí tu mirada.
Es estrecha la puerta de tu Mundo a mi Mundo
más tú vences sus goznes con sudor de batalla
y se vuelve celeste el cerrojo, y entonces,
la atraviesas de un golpe… con la luz de tu alma.
COMO UN ÁNGEL DEL VIENTO
Amo tus ojos grises en la mañana clara
y también en la noche, cuando alumbran mi alma,
tu mirada es espada en batallas del Tiempo
y en la tristeza es filo, amor, que escinde lágrimas.
Cálida tu sonrisa en mi ser centellea
y en la tierra del sol se hace un surco colmado,
yo cosecho en mis manos el mineral de tu alegría
ávida de los oros que vistes en mi ánimo.
También amo tus manos que reparten el zumo
y ese pan celestial que comparten los astros
como un ángel del viento abres tú la ventana
y me nutres del fuego sideral de tus años.
TU SILENCIO
Tu silencio perfuma como una primavera
y me calza los pies con la luz del verano
es un río que crece por los cauces del Tiempo
y al correr va arrastrando el sudor de los años.
Tu silencio, flor azul, que sahúma esta hora
detenida en un oro que fue hierro de un martes
en mi horno de herrera va forjando su arma
que es campana que suena, invisible, en la tarde.
Tu silencio es un pan de ese trigo celeste
que alimenta mi verso, sideral, palpitante,
es un beso en mi boca cuando parezco ausente
y se dice en mi pecho, con ternura de amante.
EL SIGNO
Te supe por el signo que predijo aquel astro
y desde entonces comparto tu camino
hombre y por siempre amor de hoy y mañana
tus huellas tienden un puente a mi destino.
Con ese signo abro vocablos prohibidos
que se dicen en códigos de besos y latidos,
y en mis trenzas castañas tú hilas ese mapa
que lleva a la fragancia de mi hora y mi sino.
Apenas soy en mí si estás ausente
porque tu fuego traduce el fuego de mi alma
y en tus brillos celestes mi mundo se hace cierto
estrenando los oros del sol en tu mañana.
COMO UN SOL EN LA NOCHE
Era de bosques altos, en ti, mi geografía,
y en sus ramas hilaba, los perfumes, el viento
como un sol en la noche tu savia palpitaba
en sus troncos castaños tan heridos de Tiempo.
Esa noche, de pronto, una luna de escándalo
empuñó su luz contra el mar de mi cuerpo
y tu boca de espuma coronando la ola
conquistó mis orillas, piel a piel, beso a beso.
Y cayó la espera de su rama más alta
y rodó por mis pies como un signo de fuego
y al palpar su color con el ver de mis manos
se hizo cierto el latido, de mi Tierra, en tu sueño.
A TRAVÉS DEL TIEMPO
Tú llegas a mi Tierra por los surcos del viento
y al mirarte, mi amor, te recuerdo de nuevo:
el cobre, las palomas, los felinos de Venus,
ofrendas como signos bendecidos del Tiempo.
Contigo traes los trozos de sitios ya lejanos
vale decir un valle, un bosque, una ciudad,
el polvo de un camino con oros del verano
o un perfume que entallas, a solas, en mi edad.
Ese aroma del Mundo lo dejas en mi puerta
y al besarme evoco fragmentos de tu historia.
No importa nada más, cuando te reconozco,
en ese beso azul que guardo en mi memoria.