________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
AIMÉE G. BOLAÑOS
Nació en Cienfuegos, Cuba (1943). Poeta, ensayista, profesora universitaria, crítica e historiadora literaria. Doctorada en Ciencias Filosóficas (en la especialidad de Literatura Latinoamericana) por la Universidad de Rostock en Alemania en 1982, ha sido profesora de la Universidad Central de las Villas (Cuba), de la Universidad de Ottawa (Canadá) y de la Universidad Federal de Río Grande del Sur (Brasil). En Cuba, fue presidenta del Consejo de Redacción de la revista literaria y cultural Islas, concebida originalmente por el escritor Samuel Feijóo, dedicó dos libros de estudios literarios a la obra del narrador Félix Pita Rodríguez y le fue otorgado el Premio Nacional a la Mejor Obra Científica por sus capítulos en el libro de Historia de la literatura cubana en 1995. Es miembro del Consejo Editorial de la revista Signo, del Departamento de Letras de la Universidad de Santa Cruz del Sur (Bolivia). Ha publicado numerosos artículos sobre poesía y narrativa cubana trasnacional, poesía española y latinoamericana, especialmente brasileña. En los últimos años se ha dedicado al estudio de la poesía femenina. Sus poemas aparecen en numerosas antologías, entre ellas, Catedral Sumergida (2013). También ha publicado el libro de ensayos Poesía insular de signo infinito. Una lectura de poetas cubanas de la diáspora (2008) y la entrada sobre “Diáspora” para el Dicionário das mobilidades culturais: percursos americanos (2010, edición en francés, 2013). Entre sus libros de ficción: El Libro de Maat (2002), Las Otras. (Antología mínima del Silencio) (2004), Las palabras viajeras (2010), Escribas (2013) y Visiones de mujer con alas (2016). Desde 1997 reside en Brasil.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
SELFIES
I
Sudario vacío.
Tierra profana sin aguas.
Inmensidad baldía.
Fuego en cenizas.
Tiempo detenido
de la sombra solitaria.
Cansada melancolía
del viaje interminable.
II
Ahora que sigo igual
pero ya soy otra
miro sin ver desde el fondo
de mis espejuelos oscuros.
Triste tras un Picasso
de coloridas figuras sonrío.
Y dejo constancia
del venturoso desastre
de estar aquí.
Y en otra parte
que aún no tiene nombre.
DÍPTICO
I. Las Meninas de Brossard
La lluvia es una niña
de cristal azul…
Teresita Fernández
En el reino del Derecho y el Revés
dos niñas de cristal
corren libres y descalzas.
Cristal de Lola violeta
cristal de Lili rosada.
Al iniciar la ronda
van las dos de manos dadas.
La tortuga Manuelita
peces florecidos y babosas
todos celebran la danza.
Traslúcido brilla el rocío.
Renacido de la lluvia
el sol del trópico aguarda.
La isla inmóvil que viaja
es eterna el escenario.
Las dos niñas luminosas
danzan la felicidad
del sueño aún no soñado:
Verde tierra del sin fin
Azules aguas insondables.
II. En el mercado chino
En el mercado chino
de una tarde de Brossard
los peces ondulan quietos
sin destino ni misterio.
Los paseantes van inmóviles.
Las frutas yacen calmas.
Sin metafísica ni dialéctica
veo el fin de lo concreto
en las flores y cangrejos.
La universal inconsistencia
habita unas coles frágiles.
Todo aquí está acabando
recordándonos que somos
seres de hambre constante.
Cayó el Imperio Romano.
La Atlántida ha desaparecido.
El Titanic ya se hundió.
Se acabaron los relatos.
No hay más mitología:
nos comeremos vivos.
La historia es tabla rasa
donde vegetales y carnes
se exhiben impávidos.
Recostada en sacos de arroz
me pregunto por qué estoy
y quién soy en esta hora.
TRIGRAMAS
I
Armonía perfecta.
En las notas de la fuga
el pájaro se detiene.
II
Invoco con fe
los irremediables olvidos
en la memoria vivos.
III
A camino del origen
los viajes tienen regreso.
Solo el viajero no vuelve.
IV
Mar sin fondo
anclado en la Isla.
Tentación del abismo.
V
Quién me diera la visión
desde el punto ciego
de la vida.
VI
En la desasosegada
paradoja
la verdad ideal existe.
VII
Me visitas desvalido
con un rostro
que ya no conozco.
VIII
Nunca desees mi vuelta.
Escogí
el compasivo Leteo.
IX
Aún amo
esa espada sangrienta
con que cortas mi cabeza.
X
Oquedad de los espejos:
soy todas las que no fui
en una transfigurada.
XI
Agua sobre fuego.
Ardua búsqueda
del orden sobre el caos.
XII
Si un soplo
si una llama
si todo lo que se apaga.